LA GLOBALIZACION DEL CUENTO EN BOLIVIA
Por César Verduguez G.
(V Foro de Escritores Bolivianos)
La lectura de esta mi intervención es parte de un proyecto mayor “El cuento en Bolivia” título provisional, que está aún en borradores esquemáticos, con la obligación de expresar la siguiente confesión: por primera vez en mi larga trayectoria de escritor me introduzco en camisa de once varas, es decir, en realizar una investigación profunda y un análisis somero de las obras de la cuentística boliviana en forma global y minuciosa a la vez. Si alguien me pregunta y cómo es que conseguí elaborar “Antología de Antologías, Los mejores cuentos de Bolivia”, debo responderle que se trata de una ocurrencia mía, la de inventar un método, un sistema que consiste en reunir el mayor número posible de antologías, estudios, páginas web sobre el tema en cuestión, habiendo conseguido hasta el 2004 la cantidad de 115 obras. Luego disponer en una especie de tablero estadístico y saber qué cuentos fueron citados en más oportunidades, “ranking” llaman los ingleses, de modo tal que los relatos fueron ocupando distintas posiciones según las veces que fueron publicados. Un método que resultó más objetivo que las antologías de muchos colegas que escogieron según las influencias de sus preferencias subjetivas. Habrá que decir con hidalguía que este sistema aprovecha el trabajo de otros que han escogido con algún esfuerzo los cuentos que les parecieron dignos de figurar en sus selecciones.
Espero que pueda concluir el ensayo ya mencionado, porque a decir verdad mis preferencias no se inclinan por la investigación, el análisis y el estudio de la literatura, me siento muy cómodo haciéndola, escribiendo cuentos, novelas y fábulas. Creo que no lo hago mal, pergeñando historias reales y ficticias me siento como cóndor en medio de las cumbres y las nubes. Sin embargo, como un desafío a mi mismo encaro esta obra y ésta es una parte de ella que atañe a un enfoque del cuento boliviano de hoy.
El cuento actual no tiene límites, no tiene hitos; tanto en estructura como en temática tiene sus fronteras abiertas. A través del historial literario de Bolivia el cuento se ha desarrollado, igual que la novela, removiendo la historia, interpretando los problemas sociales desde un ángulo ideológico y político, además enfocando con lentes amplificadores a los indios en su lucha sorda con los blancos. El puente para intermediar entre ellos, el de los cholos, produce otros enfrentamientos con sordina contra sus ascendientes de uno y otro bando; indígenas y mestizos trabajando en las minas, en el campo y los pueblos fueron protagonistas de grandes acontecimientos históricos y de la literatura anterior, pero hoy son personajes con la misma importancia los hippies, los punks, los chojchos, los desclasados, los amigos de lo ajeno, los artilleros, las excluidas birlochas, las hetahíras, los transmigrantes de fronteras adentro, con asentamientos en los extramuros de las ciudades y, fronteras afuera, con problemas migratorios, los nuevos movimientos sociales y también los habitantes de las profundidades del ser interior horadando su propio mundo, además rozando, tocando tangencialmente, las temáticas anteriores (ninguna de ellas puede decirse que haya pasado al museo de las antigüedades ) y añadiendo para mayor abundancia las modificaciones lingüísticas de cada grupo social, todos en espera y búsqueda de ser reconocidos como iguales, literariamente hablando. (Debemos informar al respetable, que los aparapitas, descritos por Jaime Sáenz, los que’piris, están en un lamentable proceso de extinción).
Los escritores de estas últimas décadas, con una producción de calidad heterogénea, no se circunscriben a las temáticas mayores que mantuvieron su hegemónica importancia por décadas en el pasado, hoy la libertad es tan extensa que no se avizora líneas de límite, con tal que aquello que se escriba sea de excelente factura para que perdure, para que permanezca en el recuerdo de los lectores.
Percibimos que los elementos referentes que más sobresalen en las letras nacionales de los últimos tiempos son el erotismo, el humor, el manejo del lenguaje y las sensaciones del mundo real y subjetivo del universo urbano, sin olvidarse de los referentes nacionales del inmediato pasado (inclusive de la colonia, precolombina y mítica) pero con una interpretación diferente, libre, y todo ello no se circunscribe a una región, sino que tomando un término socio económico se desplaza en una globalización de hechos, sentimientos, pensamientos que los personajes reales o de ficción los desarrollan aquí como en cualquier punto geográfico allende nuestra fronteras. La universalización de los temas estuvo en todo tiempo, en pequeña escala, pero es ahora que empieza a internacionalizarse con la nueva y renovada obra literaria de las décadas última y primera de cambio de siglo.
Es importante resaltar que los viejos temas siguen vigentes, que no están caducados para la narrativa boliviana, siguen en la palestra porque es nuestra realidad social que prevalece en la memoria de quienes tuvieron alguna relación humana con los hechos del pasado inmediato. La variante está en el tratamiento de esos viejos temas con nuevos expedientes formales, con renovados medios técnicos literarios. El pasado está presente, siempre, hoy y mañana y se proyecta al futuro con diferentes espectros. La búsqueda permanente de nuevas formas de narrar, algo que todo artista ya sea de la palabra o de otras manifestaciones de la creatividad, provoca nuevas y diferentes modalidades de expresión en base, en rededor del hombre y sus circunstancias pasadas, presentes y las supuestas del futuro.
Si bien los nuevos exponentes ya no tienen las preocupaciones regionales y costumbristas, sin necesidad de tocarlas, mediante el lenguaje interior de los personajes se ubica el sitio de los hechos, reconocibles y con circunstancias que ocurren aquí o en cualquier punto del orbe, por tanto universales. La diversidad, la pluralidad de los habitantes de este territorio boliviano hacen que se remonte, que se proyecte a la diversidad de las naciones del mundo, por lo que todo suceso del acontecer humano identifica al ser que habita la tierra en toda su extensión. La misma pluralidad de identidades de nuestro suelo patrio origina una diversidad de centros para la creatividad literaria que como un geiser en cada zona lanzan buenos cuentos el trópico, los valles, y las tierras chapacas.
Se habla de una ruptura entre las generaciones de ayer y hoy, y ésta se manifiesta en la “diferencia entre ambas generaciones determinada por cierta sensibilidad en lo que respecta a la percepción del futuro y una forma renovada de encarar los viejos temas, es decir, nuevos recursos formales”, nos explica Giovanna Rivero.
Los cambios acelerados en el mundo y el desvanecimiento de muchas fronteras de la actividad y el pensamiento han influido en la percepción del presente y futuro del ser social y por tanto en el modo de encarar y plasmarlos en la escritura.
El cuento actual tiene la virtud de mostrar en breves e intensos rasgos toda la intimidad de la gente de un lugar, de una región, de una nación; muestra la realidad, interioridad y los problemas del hombre con un tratamiento diferente en el planteamiento formal y del lenguaje renovado y sus medios de escritura.
En apoyo de la literatura boliviana tenemos una avalancha, un alud, un aisa de proporciones nunca imaginadas en distintos campos de acción en todas las principales ciudades. Es posible que este crecimiento se deba a la aparición de factores coadyuvantes como instituciones culturales, ejemplo en la llajta: el Circuito de Centros Culturales de Cochabamba, que ofrecen cursos temporales de cuento, concursos, conferencias, talleres; la creación de Clubes del libro para incentivar la lectura, apertura de ferias del libro internacionales y nacionales, eventos literarios como congresos, seminarios, encuentros y foros como el presente. Se ha publicado un número incalculable y sorprendente de cuentos, en libros, revistas, periódicos, que es casi imposible detectarlos a todos, de modo tal que la crítica especializada sobre el género y de la literatura en general se reduce a la mínima expresión de una hormiga con bastón paseando en la pelambrera de un oso siberiano.
Con toda una producción tsunámica y caótica, dispersa, experimental, es muy difícil establecer un criterio de selección, evaluación y análisis de todo ese conjunto. Sin embargo por diferentes razones algunas letras jóvenes son leídas más allá de nuestros horizontes geográficos, claro está, liberadas “de la obligatoriedad de mantener un sentido de permanencia territorial geopolítico, e incluso de construir una tradición literaria…” solamente con aproximarse “a lo universal a través de lo cotidiano”
LOS ASPECTOS MÁS NOTORIOS DEL CUENTO BOLIVIANO DE HOY.
La intimidad urbana o La profundidad íntima urbana.-.- Observando la obra pictórica de nuestros artistas plásticos, detectamos cómo también ellos plasman en sus lienzos realidades imaginarias. José Rodríguez, uno de ellos, con residencia en México, pinta hombres cargando enormes ciudades en sus espaldas y caminando hacia un horizonte incierto. Los escritores del mismo modo se inclinan a mostrar la compleja enormidad urbana que influye en la existencia de cada ciudadano. En los últimos tiempos se ha dado mayor énfasis a este entorno urbano, mostrándonos la vida íntima de los centros poblados.
Se ha creado nueva términología para identificar esta veta literaria: “Perfil-profundo Urbano”, es uno, el otro: “El imaginario urbano”. El tercero “Lo social/real”. Por lo general se escribía como tomando una fotografía en blanco y negro, o a colores, según el colorido de la descripción; era como la toma de un perfil externo de las urbes, con sus casas, calles, plazas, parques y los hombres morándolas, caminándolas, paseándolas. Pero en la narrativa actual se toma el perfil profundo, interno, íntimo, desde los ámbitos recónditos de cada recodo, esquina, parajes desdibujados con luces mortecinas, rincones innominados del alma de cada habitante, “poniendo en escena lo oculto, agregará Marcia Mogro; lo dormido y lo negado en la conciencia de los habitantes. …donde la identidad del boliviano tiene que ver también con su conexión al mundo actual. Es decir, ya no solamente el boliviano indio, cholo o mestizo sino también el boliviano indio punk, gótico y demás tribus urbanas, …Ya no solamente encerrado en su pasado, sino proyectado en una modernidad que convive con lo nativo, porque lo nativo tiene en Bolivia una presencia fuerte, constante y abarcadora”. Con una “Libertad de pensar el país y sus habitantes desde los lugares más diversos. Libertad que genera imaginarios contemporáneos que han encontrado acomodo entre lo antiguo y lo moderno. Otros temas, otros escenarios, otras relaciones. Se trata de escribir el imaginario urbano formado por los habitantes contemporáneos y proponer representaciones que puedan interpretar su realidad en las ciudades”. Marcia Mogro continúa. “Como en todo tema, las tomas que son captadas por el lente del escritor muestran todas las actividades rutinarias del morador de un espacio urbano, las más de las veces independientemente de los grandes problemas que aquejan a la ciudad, al país o al mundo. Sólo el ser y su universo personal que puede estar conectado, eso sí, con otras latitudes, con otras nebulosas”.
Uno de los mayores representantes de esta línea, además de captar el diario tráfico urbano que nos relata la vida de las clases medias-altas, es Edmundo Paz Soldán. El nos dice que dichas clases viven en otro mundo como con todas las clases medias y medias altas de Latinoamérica. Mucho más en Bolivia porque su población mayoritaria es indígena. Viven una vida como si estuvieran en el primer mundo, con dos o tres coches y ropa de última moda. Algunos críticos cuestionaron que tratándose de hechos de las clases altas no retrataban a Bolivia, cuando sabemos que toda esfera social es susceptible de auscultarla y representarla en cuentos y novelas; no porque seamos un país pobre tengamos que abstraer a las clases ricas, aunque éstas no estén a la altura económica de las de otros países. Estas capas sociales de la clase media burguesa, por mucho que sean vacías, fatuas y triviales tienen mucha tela para cortar en la narrativa. Creemos que por el contrario las hemos dejado olvidadas cuando tienen pepitas de oro para la narrativa. Y Edmundo Paz Soldán sabe cómo cernirlas y lavarlas en los ríos de su producción literaria.
Erika Bruzonic, otra protagonista de la nueva corriente, comenta: “El auge de lo urbano en la narrativa y cuentística boliviana se debe… a la necesidad de iluminar aspectos antes postergados o marginados de la experiencia y del universo nacional. Los narradores aportan, sobre todo, una perspectiva distinta, complementaria de la naturaleza humana y de las relaciones impersonales. En esta categoría, lo urbano toma forma con lirismo, fantasía y erotismo, cualidades antes obliteradas por una estética criollista, realista o neorrealista, y ha avanzado a un primer plano. …Adicionalmente, aunque en la literatura, reflejo de lo urbano, se privilegia… la intimidad sobre la colectividad, lo privado sobre lo público –tendencia generalizada en la narrativa latinoamericana—nuestro ancho mundo nacional… también está presente. Casi siempre se trata de una presencia subyacente, pero a veces pasa a ocupar un primer plano… nada tienen que envidiar estos narradores de lo urbano a sus contrapartes europeos, ya que su literatura se coloca a la par de muchos y entabla un dialogo creativo y constante”.
No vayamos a confundir como resaltantes de la nueva narrativa algunos ejemplos de relatos que tratan aspectos de los estratos sociales bajos dentro un espacio urbano, con costumbres y habla diferente, que sólo muestran los rebordes de la marginalidad
Los cuentos eróticos. .Según manifiesta en una entrevista Néstor Terán él sería el pionero del erotismo porque empezó a escribir literatura erótica en 1950, con sus cuentos La hija de familia y más tarde Sweet and sexy.
EN 1994 Roxana Selum y Marcela Gutiérrez presentan sendos libros titulados “D-Efectos especiales” y “Diario de campaña”. Cuentos eróticos contados por mujeres. Dos escritoras valientes que abren por primera vez en Bolivia, la senda del erotismo que todavía estaba perdida en las brumas de una sociedad pacata. Selum nos muestra en sus cuentos una serie de cuadros amorosos y sexuales que nunca antes fueron pintados por escritoras bolivianas. “El valor de los cuentos de Selum radica en su afán de romper las cadenas que oprimen la dimensión erótica del cuerpo de la mujer.” dice Willy Muñoz.
Y agrega: Marcela Gutiérrez escribe “sobre temas antes ignorados por las escritoras bolivianas, como la masturbación, la homosexualidad, el abuso sexual y la violación, además de la dimensión erótica del personaje femenino”.
Tres años después, en 1997, luego en el 2001, aparecen dos antologías que han procurado reunir un buen número de cuentos eróticos, el Nº 5 de la Revista Correveidile dirigida por Manuel Vargas y la “Antología del Cuento Erótico boliviano” de Jaime Iturri Salmón. Muchos autores y autoras, algunos por una sola y única vez, han incursionado con un cuento. A partir de estas datas nos movemos con fruición en este espacio. Desde entonces hasta hoy este sector de la literatura nacional tiene un avance espectacular y se advierte que la producción femenina es más osada para presentar temas que la masculina ha tratado con guantes y pinzas. Quienes han conseguido elevar a un sitial de expectativa este tema quisquilloso con naturalidad y excelente factura son algunas nuevas autoras, más mujeres que hombres, como Giovanna Rivera, Claudia Peña, Gaby Vallejo, Victor Montoya y René Rivera..
En este panorama, aunque parezca fuera del tiesto, podemos incluir a Claudio Lechín, cuya obra, La gula del picaflor, ganadora de un premio nacional en novela, está compuesta por varios cuentos con un hilo conductor que los une, y que podrían publicarse cada uno de modo independiente sin menoscabar su integridad narrativa particular.
Giovanna Rivera. Quienes han leído las obras de Giovanna Rivero coincidirán en que ella es una escritora completa que abarca con entera libertad una diversidad temática muy amplia, y que escribe lo que le viene en gana, y lo hace muy bien. Giovanna Rivero, se destaca dentro su narrativa por el desenfado espontáneo de su lenguaje en los cuentos eróticos entre los que sobresale Sangre Dulce.
Claudia Peña, hace gala de un lenguaje aterciopelado dentro del cual como sortilegio de la palabra hace aparecer historias bastante fuertes y realistas. En el campo que nos ocupa sobresale “Lamiendo una lagartija”. Estupendo cuento de una mujer que transmite, a su amiga, en un monólogo, sus experiencias con un joven, hijo de otra amiga común.
Gaby Vallejo; tiene en su cuento “Luis Darío y yo” un buen ejemplo de cuento erótico.
Victor Montoya figura en la antología de relatos eróticos El sabor de tu piel, como ganador del Concurso Internacional de Relatos Eróticos en el programa Sexto Continente de Radio Exterior de España.
René Rivera, tiene un libro de cuentos, “La profundidad del deseo”, con un fino y delicado tratamiento del erotismo en relaciones que se sumergen en el deleite de sus placeres sensuales.
Escritura femenina.- Ya se ha desvanecido la brecha que se quiso cavar diferenciando la literatura producida por las mujeres. Aquí la tomamos en cuenta con fines estadísticos. En este fenómeno de producción se advierte algo que es resultado de los cambios sociales de los últimos tiempos: los guarismos de los cómputos en concursos, en las listas de las editoriales y en los datos generales, existe una producción mayoritaria de cuentos escritos por mujeres. No sólo la diferencia es cuantitativa, sino que es también cualitativa. Este boom se manifiesta a todo nivel, desde los colegios y liceos de secundaria, las universitarias y gente profesional que se inclina por la literatura. Damos fe de esta aseveración por los diversos concursos como jurados.
Lenguaje.- Respecto a este punto Claudia Bowles nos adelanta: “El lenguaje, como gesto revitalizado para referirse a la realidad o al acto mismo de la escritura, ha sido ya mencionado como una marca de las nuevas propuestas de la literatura boliviana” “…encontramos significativos cambios en el manejo y la visión del lenguaje, en los ejes temáticos en las perspectivas sobre el mundo y la realidad, pero sobre todo la actitud frente a la escritura … es otra.”
El nuevo lenguaje planteado en el cuento boliviano procura una mirada distinta y más profunda al abarcar nuestro mundo tanto de la realidad externa como de la profundidad del yo interno.
Luisa Fernanda Siles escribe: “El lenguaje literario que se emplea en una obra literaria no difiere esencialmente del convencional. De todas maneras, cuando hablamos, empleamos un coloquio llano y descuidado... Y la evolución de éste, como factor necesario para la coordinación de las personas y para la expresión de diversas formas de literatura, entre ellas la narrativa, implica también las modificaciones en el estilo de las narraciones. El estilo o género literario es pues dinámico, y no se limita a usar las antiguas técnicas y reflejos de la vieja realidad, sino que adopta otros procedimientos, a veces más refinados, para expresar la nueva realidad.”
La escritura que es la proyección del lenguaje, que da lugar a la presencia y permanencia de todas las emociones, sensaciones que manifiestan el autor y sus protagonistas ha sufrido una evolución con el uso de diferentes técnicas y texturas plasmadas en el texto, cuya lectura nos enfrenta a realidades físicas e intimistas.
Por razones de tiempo y espacio no podemos abarcar más puntos que coadyuven a comprender la situación, presencia y otros aspectos del cuento boliviano de hoy, razón por la que dejamos para otra circunstancia hablar sobre el humor y los nuevos temas que están surgiendo con bastante fuerza como la narrativa policial y de misterio, los cuentos de terror, la narrativa fantástica y de ciencia ficción y, la narrativa del submundo o del lumpenproletariado cuyo representante mayúsculo ha fallecido, sin embargo están apareciendo seguidores. Otra temática que va imponiéndose es la de la emigración como nueva situación social boliviana que crea situaciones de enormes conflictos y que afectan a los hogares, a los hijos y también a las parejas, creando nuevos quistes en las capas epidérmicas sociales. Y finalmente entre otras la clasificación o la etiqueta de literatura ligth aplicada a algunos autores nacionales.
Editoriales.-Mercado gráfico y blogs- Miguel Vitagliano escribió: “Creo no equivocarme si digo que la mayoría de los escritores de un país latinoamericano, y me incluyo en ese conjunto, les costaría nombrar a cinco escritores contemporáneos de cada uno de de los demás países. En gran medida las obras de nuestros autores nacionales circulan dentro de sus propios territorios…” Diríamos que aún en nuestro perímetro patrio se repite este desconocimiento de la producción de otros departamentos. Sin embargo, las editoriales están haciendo hoy esfuerzos para llevar sus productos a las ferias nacionales y locales, y del mismo modo hacia el exterior.
Veremos de modo rasante el surgimiento, en estos últimos tiempos de casas que están cooperando a los cambios operados en nuestra literatura. Es muy notorio que en Santa Cruz, la editorial La Hoguera haya dado un impulso enorme a la producción literaria no sólo de esa ciudad. Muchos autores de estos valles y del altiplano, han sido publicados por esta firma. Es aceptable señalar que detrás del surgimiento de nuevas corrientes o manifestaciones literarias tiene que estar una buena editorial. En nuestro país con excepción de la Editorial Los Amigos del Libro, dirigido por un inolvidable propulsor de las letras bolivianas, ninguna antes llevó las obras bolivianas a ferias gigantescas del exterior, por ejemplo a Frankfurt, Alemania. Hoy, las nuevas editoriales están saliendo de a poco llevando afuera los libros bolivianos. En Santa Cruz están surgiendo editoriales que quieren seguir los pasos de La Hoguera, ej. El País. En Cochabamba tenemos la editorial Kipus, que también está dando una difusión de gran magnitud a la obra de los bolivianos de toda región. Nuevo Milenio tiene su parte importante. En La Paz, sobresalen Alfaguara, Plural, Gente Común y Correveidile. Necesariamente debemos hablar de las pequeñas grandes editoriales llamadas cartoneras que realizan un trabajo menudo pero con el afán de mantener viva la llama de la literatura editan a bajo precio libros de cuentos, con material reciclado. Conocemos de la Cartonera Mandrágora de la ciudad de El Alto, y Yerba Mala de Cochabamba. Decía Alfonso Gumucio: “Un editor en Bolivia es un artista, un político comprometido, un promotor de la cultura y un temerario con impulsos suicidas. Publicar en nuestro país ha sido, es y será una tarea titánica”. Debemos mencionar la labor editorial que realiza la agrupación denominada “Escritores Unidos” que, en un proceso de autogestión, publica obras tanto de autores consagrados como de noveles que se lanzan por primera vez a búsqueda de un espacio en las letras bolivianas.
El crecimiento editorial del que hablamos ha sido también un factor para que surjan nuevos valores y se reafirmen los ya conocidos con sus novelas, cuentos, poesía, ensayos, etc. en los mayores centros de lectura del país. Que falta todavía bastante, sí, pero ya se han dado los primeros pasos. O sea que con el correr de los días, la preocupación de Paz Soldán que decía” el principal problema de la literatura boliviana es su infraestructura, tan precaria a la hora de apoyar la carrera de un escritor” se pierde poco a poco en el pasado. Llegará el momento en el que alguna de nuestras editoriales, con una distribución gigantesca, haga llegar el libro boliviano a todos los países de habla hispana y también a aquellos de habla diferente. Entonces sí nuestra literatura será reconocida en todo su verdadera magnitud. Muchas veces hemos tenido reclamos de escritores de otras naciones en sentido que deseaban realizar un estudio de la literatura boliviana pero no encontraban los libros que la representaran en las librerías, en puestos del rubro, en las ciudades ni en las capitales, en las universidades ni en las bibliotecas, por ello sus proyectos de estudios, ensayos de letras hispanoamericanas y en particular del cuento quedaban incompletos. Si muchos bolivianos figuran en diversas antologías de cuentos internacionales es, sencillamente, por pura suerte o, usando la muletilla religiosa, por que Dios es grande.
Hoy en día, menos mal, nos ayuda la tecnología del internet. Los cuentos, principalmente, se difunden por ese medio con más facilidad que los otros géneros. Hay varios sitios que gracias a los blogs llegan a rincones inimaginables del mundo, por ejemplo Veneno Lúndico, impulsado por el joven escritor Miguel Lundin que al mismo tiempo está descollando en la narrativa fantástica, comenta desde Estocolmo en esa página blog, casi todos los libros que se editan en Bolivia. Algo producido en Cochabamba, el sitio blog “Ciencia Ficción y Fantasía en Bolivia, dirigido por el escritor Ivan Prado, donde se comprueba que la ciencia ficción en nuestro país tiene una vasta producción.
Internacionalización.—Las letras bolivianas van invadiendo las diferentes latitudes del orbe en dos caminos, en los que nuestros autores no sólo interpretan la realidad social nacional y del hombre boliviano en su interioridad sino también otras realidades de ciudades, pueblos y gentes que pululan en la urbes de uno u otro continente. De ahí que podemos leer los sucesos de otros espacios y distintas neblinas en los cuentos de Erika Bruzonic, Blanca Elena Paz, Edmundo Paz Soldan, Giovanna Rivero y otros…
Al mismo tiempo algunos de nuestros autores se destacan y ganan espacios a nivel internacional a través de concursos y antologías. Así Edmundo Paz Soldán, ganador del Concurso Juan Rulfo, en Francia, está presente en numerosísimas antologías internacionales. Giovanna Rivera, una de las más connotadas escritoras bolivianas de las nuevas generaciones, figura resaltante en algo más de siete antologías a nivel internacional. Victor Montoya aparte de haber ganado un concurso arriba mencionado, figura en antologías de Europa. Joaquin Rolón Carreras ha ganado un concurso en Chile con su cuento Asfixia. A Edmundo Torrejón le publicaron su libro de cuentos “Historias sin tiempo” en París, traducido al francés.
Bolivia tiene hoy una literatura a la par de las naciones que antes nos daban las pautas de nuevos estilos y sólo está faltando un mayor crecimiento de sus editoriales para llegar con volúmenes impresos a todas las capitales de la lectura mundial.