jueves, junio 29, 2006

Pasan los dias : Una novela de Ximena Arnal Franck



Virginia Ayllón

¿Qué hace una mujer mirando desde una ventana? ¿Qué mira esta mujer? Estas preguntas son la primera sensación que me ha provocado la lectura de esta nueva novela de Ximena Arnal. La imagen de una mujer mirando desde la ventana nos puede llevar al cuadro en que Salvador Dalí plasma a su hermana Ana mirando la Bahía de Cataqués.
Y al igual que el hermoso óleo del español, la novela de Ximena plantea un juego espacial doble ya que los lectores, al igual que el
observador de aquel cuadro, somos introducidos en la escena que ella contempla de espaldas a nosotros.
Es decir, por este efecto, somos partícipes privilegiados porque esta mirada nos inserta al espacio que la mujer contempla y, además, podemos contemplarla a ella, mirar su propia contemplación.

Una cita de Blanca
Esta especie de movimiento arquitectónico de la proyección y de la perspectiva hace del lector un ser tragado, ingresado a la narración de la novela, lo que le causa sensaciones de complicidad, curiosidad, rechazo, ganas de huir —seguramente en algunos casos—, pero siempre, siempre una curiosidad extrema, un ansia también extrema.
Por lo dicho anteriormente, esta novela precisa de lectores exigentes que se animen a armar la novela a medida que la leen, a reescribirla desde su atención a los signos que muy de a poco entrega el narrador. En ese sentido, es una aventura leer esta novela y lo único que se nos entrega por anzuelo son las preguntas.
Y precisamente hablando de ventanas, Blanca Wiethüchter, en un comentario a la novela De la ventana al parque de Jesús Urzagasti, decía que la misma era “…una demarcación del espacio al abrigo del cual las relaciones pueden establecerse, los personajes hablar. El narrador es una conciencia central que no se descubre. Él maneja los hilos y el mundo se construye concéntricamente durante [un] espacio (…). A partir de esos centros se entrecruzan los hilos que pueden extenderse hasta lo infinito. (…) Los personajes colocan sobre su destino una marca, un matiz, un silencio, una coloración específica que es la señal de su contemplación del mundo…”.
Esta cita de la poeta nos puede ayudar a comprender que ésta es también una novela o más bien una narración de la mirada. Desde la escritura podemos decir que la narración de la mirada es aquélla que de manera irreflexiva transforma los sentidos desde la primera imagen con los recursos de la textura interna.
Pero todo acto de mirar instaura y reproduce el juego de espejos, ya que siempre existirá algo oculto detrás de lo mirado y desde ahí aparecen las preguntas, las situaciones de enajenación temporal y espacial, laberintos todos que tienen la virtud de la obligatoria mirada a sí mismos.
No es fácil pues, no es nada sencillo mirar porque supone mirarse y a veces el impacto es tan grande que pretendemos cerrar los ojos y dejar de mirar, evitar el laberinto. Mas esta posibilidad no existe en la lectura de la novela de Arnal porque a propósito
ella instaura otro elemento estructural que es la pregunta.
Y así como la ventana fue el primer elemento útil para armar la obra de arte, la pregunta es el segundo. La novela se inicia y concluye con preguntas intercambiadas por los protagonistas centrales de la trama.
Pero este intercambio de preguntas y breves respuestas no aclara nada; en el caso de la inicial, esta pregunta —como ya dije antes— es el anzuelo que atrevidamente nos pone como lectores seguros de la historia. En el caso del juego de preguntas y respuestas finales, ya no se trata de un anzuelo pero tampoco de un cierre porque en sus más de doscientas páginas, la novela no nos dará ninguna respuesta.
En todo caso nos planteará más preguntas, de las cuales, la última es una más. Me llama terriblemente la atención el cómo Ximena ha hecho de la ventana y las cortinas su lugar de narración. Ya en Tres mujeres en Invierno nos había puesto ante el armazón de uno de sus personajes a través de su mirada que se tornaba totalmente identitaria cuando sucedía a través unas raídas cortinas, impregnadas de grasa.
Pero, ¿qué mira esta mujer por la ventana? La ciudad, sus montañas, su pasado, su presente, sus temores, sus pretendidas certezas y sus miedos, fundamentalmente sus miedos. Como los miedos de todos los otros personajes que se hacen también mirando a través de alguna ventana o negándose a mirar a través de ella.
No siempre es luz lo que hay afuera, no siempre es tristeza lo que hay afuera y, a veces, puede encontrarse la serenidad mirando desde una ventanilla de un taxi cualquiera.

Miradas contra la narradora
Pero, Ximena lo sabe, no se narra para narrar o no se narra nada más por narrar. Todo escritor y escritora sabe que iniciar una narración es iniciar una aventura, feroz y descarnada las más de las veces.
Esto también sucede en la novela de Ximena, ya que aunque retrasado, alejado a propósito, llega el momento en que cada personaje inicia la mirada a sí mismo y, luego, muy pronto llega la terrible etapa en que todos los personajes se dan la vuelta, ya no están de espaldas y todos, en conjunto, preguntan a la narradora, la cuestionan, la interpelan.
Tú y yo sabemos, Ximena, que escribir es un acto de conciencia y porque eso está muy claro en esta novela, debo, en primer lugar, agradecerte su creación, agradecerte que me hayas dado la posibilidad de leerla; pero debo, en segundo lugar, sugerir, invitar y ojalá seducir a todos ustedes se acerquen a esta notable aventura que se inicia mirando a alguien que mira y cuando concluye, cuando cerramos el libro el libro, estamos mirándonos a nosotros mismos.

LOS HIJOS DEL VIENTO


La novela historica escrita por mujeres es un genero poco cultivado en Bolivia, por ese motivo esta obra de Pilar Pedraza Perez del Castillo es una gran innovacion.
El acceso a la documentación histórica en esta novela es realmente impresionante, logrando el autor transportar a sus lectores hasta inicios de la República en el periodo del gobierno de Santa Cruz (1928-1939), manteniendo la autenticidad en este relato de largo aliento a través de una narrativa que nos recuerda y rescata las costumbres, uso y lenguaje en cada uno de los personajes de la familia Del Valle Olañeta, ciudadanos de abolengo y patrimonio, poseedores de varias fincas y pioneros en el negocio de la construcción en el entonces Litoral boliviano.

martes, junio 27, 2006

Humor Vitreo : Los nuevos cuentos de Roger David Otero

El libro del joven escritor Róger David Otero reúne una selección de cuentos cortos y microrrelatos. Lleva el nombre de “Humor Vítreo”, título un tanto ambiguo, considera el mismo ganador en el género Otero. Vítreo es un término biológico con el cual se define a la sustancia que está en el ojo. La intención del autor es causar en el lector goce y satisfacción apelando al sentido clásico del humor. “Este libro es algo abierto y sutil” explica Róger David.

Escribe desde muy temprana edad. Es un legado de familia y tiene como principal referente al mayor poeta del oriente boliviano, Raúl Otero Reiche, su abuelo y a su padre Róger Otero. “Mi padre con sus charlas y consejos me inició en esto de la literatura desde pequeño”, comenta. Ya participó en dos versiones anteriores del Premio Municipal de Literatura, en ambas oportunidades logró obtener el primer lugar con las publicaciones “Al otro lado del espejo” (2001), donde priman los cuentos regulares con temas fantásticos, y “Simplemente cuentos” (2002) en el cual predomina el cuento breve. Por el momento se encuentra preparando una producción para participar en el concurso “Franz Tamayo” de La Paz.

Sobre el Municipal literario le parecen estupendas este tipo de convocatorias “porque dan oportunidad a los jóvenes escritores”.

lunes, junio 26, 2006

El viejo y la chica del cuarto amarillo :Una novela de Simoni


El escritor boliviano Juan Simoni es autor del libro ganador del Premio Nacional de Literatura género novela ´El viejo y la chica del cuarto amarillo´. El erotismo y los seres humanos son el centro en el cual gira la trama principal. El humor irónico también se presenta en esta publicación. “En general puede ser que una persona viva en el mundo y actúe en él, pero recreando mentalmente cada instante que vive. De ahí, orden y desorden, y la necesidad de crear un mundo donde estará la concepción filosófica y sus sueños”.

Juan Simoni se inició en el mundo de la literatura en el taller que dictó Jorge Súarez en 1986. En el mismo compartió con figuras, entonces nacientes como él, como Homero Carvalho, Blanca Elena Paz y Oscar Barbery. Se especializó en la narración cuentos. Participó antes en un Concurso Nacional de Novela, en 2003. Sin embargo, “El viejo y la chica del cuarto amarillo” será su primera publicada. También participó este año en el Municipal de cuentos con la saga de Cruz Durán. No ganó. “Es una lástima, me hubiera gustado que Cruz Durán camine por la letras bolivianas”, comenta el escritor esperanzado en una próxima publicación de esa obra.

“Estos concursos están echos a la medida de la gente que le gusta escribir y son importantes para incentivar a la juventud que desea cultivar el hábito”, afirma Simoni.

Apoyando a Juan Carlos Valdivia


Juan Carlos Valdivia es un director de cine que ha llamado la atencion mundial precisamente con dos trabajos espectaculares. Las adaptaciones de dos novelas clasicas de la literatura boliviana. Jonàs y la ballena rosada de Wolfango Montes que gano el premio casa de las americas en 1987 fue adaptada al cine de una forma magistral. American Visa de Juan de Recacoechea es una novela sobre el deseo de muchos bolivianos de vivir en Estados Unidos. Son pocos los directores bolivianos que se arriesgan a filmar una pelicula utilizando como punto de partida una novela o un cuento.Por esa razòn espero que Juan Carlos Valdivia siga encontrando en las novelas de los escritores que lee a la Bolivia que siempre soño filmar.

viernes, junio 23, 2006

Una novela sobre la dictadura de Banzer Suarez


La editorial La Hoguera se encargara de la publicacion de la novela del periodista y literato cruceño Hernan Cabrera. Este nuevo escritor debuto el año 2005 con la publicacion del libro de cuentos titulado !Gracias por el cuento!.
La novela titula "Desaparecidos" y esta ambientada en los dias anteriores a el golpe militar de Hugo Banzer. Político-histórica, está basada en hechos reales.
Esta novela gano una mencion de honor en el concurso municipal de literatura de Santa Cruz de la Sierra que fue ganado por el narrador Juan Simoni.
Sin lugar a dudas la narrativa boliviana comienza a parir una nueva generacion de escritores conprometidos con la historia de su pais.

viernes, junio 16, 2006

UNA NOVELA BOLIVIANA AMBIENTADA EN EL 11-S


Escribi esta novela breve motivado por el caos que se ha desatado desde el tragico ataque al World Trade Center el 11 de septiembre del 2001. Es una obra sencilla que trata de analizar las motivaciones que tuvieron los terroristas suicidas que secuestraron los aviones que producirian una de los atentados mas sangrientos de la historia del siglo 21.
La historia narra la vida de Jessica Donoso- Norris una criptografa de origen latinoamericano que trabaja para Mileena Chubasco la jefa de la NCF ,siglas de la National Criptographic Force.
La novela esta ambientada en el año 2001 y intenta explicar porque los servicios de inteligencia del gobierno norteamericano no detectaron la amenaza de un atentado que cambiaria la historia del mundo.

Inmigraciones de Arkham : Cuentos bolivianos de terror


Compilado por Emilio Martínez y Rodrigo Antezana, el libro reúne cuentos de Edmundo Paz Soldán, Keith Richards, Oscar Díaz Arnau, Miguel Esquirol, Víctor Hugo Romero, Sebastián Molina, Roger David Otero y de los propios antologadores.

Inmigraciones de Arkham es un libro que se puede catologar dentro de la narrativa del terror como un humilde y sencillo homenaje a H.P.Lovecraft, cuya obra de terror ha inspirado los relatos de este libro, que adaptan la peculiar mitología creada por el escritor norteamericano al contexto boliviano.
Esta antologia de cuentos ha logrado atrapar la atmosfera oscura y gotica de los mundos arcanos inventados por el autor del Necronomicon. El cuento titulado "Entropia" escrito por Edmundo Paz Soldàn es una exquisita narraciòn que explora el terror psicologico que esta poblado por monstruos que no tienen ningun defecto estetico , seres de espanto que solo han nacido con un defecto genetico.
El cuento de Rodrigo Antezana Patton nos ayuda a explorar los terrenos del miedo transportandonos hacia el espacio, donde todos sabemos que el miedo habita en el acto impredecible de la fatal sorpresa.
Esta antologia ingresara dentro de la historia de la literatura boliviana como una vision descarnada de el miedo que todos tenemos oculto.

jueves, junio 15, 2006

DESNÙDESE EL DESNUDO : NOVELA DE WOLFANGO MONTES


—¿Cómo define Desnúdese el desnudo?
—Es la historia de dos amigos, dos incrédulos, que un día se hacen la promesa de seguir comunicándose aun cuando uno de ellos muera. Cuando fallece Wulfram se manifiesta de extrañas maneras a Illán, quien ha comenzado otra vida y otras búsquedas. Es también una historia de amor entre un hombre y una mujer.

—¿Los nombres y las profesiones de sus personajes son referentes autobiográficos?
—No, no tienen nada que ver con la psiquiatría. Uno es salubrista y el otro un científico muy criollo. Ellos se unen y se separan a través de una mujer: Andriana, que, aunque es linda, quiere ser diferente.
Los nombres son para evitar que alguien se reconozca y me procese (ríe). No, los personajes son bautizados de acuerdo con su personalidades: Illán lleva el nombre de un caballero medieval porque es en cierto modo un caballero moderno. Wulfram es un científico y la chica new age se llama Andriana.

—¿Pretende con esta novela retratar a la actual sociedad cruceña?
—No, sólo quiero retratar a personajes de la época del internet, porque me interesan mucho los cambios que vienen ocurriendo.
El hombre moderno es escéptico por naturaleza; duda del amor, duda de la fe, duda de todo. El problema es cuando sigue sus instintos y la duda se diluye; por eso los modernos no creen en el amor pero se enamoran, no creen en Dios pero realizan cultos, siguen religiones.

—¿No cree que el hombre ha dudado siempre a lo largo de la historia?
—Hubo épocas en las que el hombre tuvo convicciones. En Grecia creían que la filosofía contenía la verdad, durante la Edad Media la fe era la respuesta. En cambio, ahora, los que creen en una verdad sólo pueden ser calificados como fanáticos.

—¿Cómo sitúa esta novela en relación a sus últimas obras (Sagrada arrogancia, Daimón)?
—No la sitúo todavía, tiene que madurar. Lo cierto es que me dio mucha satisfacción escribirla y ese es un buen síntoma.

—Con Desnúdese el desnudo cambió de editorial, de Santillana a La Hoguera, ¿por qué?
—Santillana tuvo algunos problemas con escritores nacionales, pero pese a eso fue una buena experiencia trabajar con esa empresa. Como el escritor puede cambiar de editorial, quise publicar con La Hoguera porque su proyecto me parece excepcional y también la calidad de sus libros. La Hoguera está creciendo porque tiene el coraje de apostar por los escritores bolivianos y sólo los valientes hacen los cambios. En esta empresa me siento como en casa.

—¿Cúal es su próximo proyecto literario?
—Estoy comenzado a escribir una novela que trate sobre el momento actual en Bolivia. El país vive en permanentes choques de movimientos sociales, cívicos y étnicos. Aquí no se trata de choque de nacionalidades sino de choque de culturas, que en otros países han ocasionado guerras. Entonces me pregunto en la novela: ¿qué va hacer el país para entender a cambas, quechuas, aymaras?

—¿No le parece que viviendo en el exterior le va a resultar más difícil aprehender esos choques y las posibles soluciones para el país?
—Desde afuera me convenzo más de que en Bolivia somos ricos, precisamente por todas nuestras culturas. Ahora, aunque me preocupo con las noticias que llegan, tengo esperanza. Ahora mismo no encontré al país ardiendo

La nueva novela de Centa Reck

En el marco de la VII Feria Internacional del Libro (FIL), la escritora y psicóloga destaca de nuestro medio, Centa Reck, presentó su novela "Zona Rosa".
La presentación, realizada en el salón Hernando Sanabria, fue anunciada por Claudia Bowles, filóloga y la representante de Garabata, Paula Benedict, quienes destacaron el contenido de la novela.
"La obra trata de desentrañar, un poco los entretelones del mundo de las mujeres, lo oculto, lo que nadie sabe de la vida femenina", señaló la escritora.
Ambientada en Santa Cruz, Zona Rosa, narra la historia de diferentes mujeres, sus sueños, temores en la cotidianeidad de sus vidas, tratando de encontrar el dónde radica la estructura que define la posición de la mujer en el mundo.
En el lanzamiento de la obra la escritora estuvo acompañada de sus hijos y amistades, quienes apoyan el trabajo de Centa Reck y se mostraron felices de sus logros en el campo literario.

INFORMACIÒN EXTRAIDA DE UN BOLIVIAN NEWSPAPER

miércoles, junio 14, 2006

Paz Soldàn publica cuentos ambientados en USA




Maximiliano Barrientos

- Cuentos ambientados en Estados Unidos....
- Tengo alrededor de 160 cuentos escritos, entre relatos breves y cuentos tradicionales. Lo raro para mí es que ya son 20 años los que llevo viviendo en Estados Unidos y que solamente tenía 16 cuentos ambientados en ese país. Mi imaginario, mi obsesión sigue siendo Bolivia, las diferentes versiones de Bolivia. Me pareció interesante armar algo que tuviera que ver con mi relación con Estados Unidos en estos 20 años, que no es un territorio que haya explorado literariamente. Lo hice de una forma esporádica e intermitente. Me pareció que era una buena oportunidad para juntar estos cuentos.
- ¿Qué periodos abarcan los cuentos del libro?
- Hay historias de Las máscaras de la nada, que es de 1990. Yo llegué en el 88 a Estados Unidos. También hay relatos de Desapariciones, que es de 1994. En los últimos años hay más cuentos; sin embargo no es una exploración significativa. No intenté buscar continuidades, no sé si en el libro se puede dar una imagen coherente de Estados Unidos.
- Faulkner es uno de los cuentos más interesantes del volumen.
- Cambié el nombre de ese trabajo. Originalmente, en Desapariciones, se llamaba Viaje a Oxford. Yo vivía a cuatro horas de esa ciudad y tenía el sueño de conocer el lugar de Faulkner. Incluso como tema pensé en escribir un cuento sobre mi visita a la ciudad de Faulkner. Estuve un fin de semana, me impactó y cuando me puse a escribir el cuento, lo más curioso que me pasó es que cuando los personajes llegan a Oxford, me di cuenta de que ya no necesitaba la ciudad, el cuento era el viaje. Yo tomé nota, me conseguí mapas, porque hay todo un viaje turístico para visitar los escenarios que inspiraron a Faulkner. Era una cosa como para sacarle mucho provecho, incluso para hacer una crónica más que un cuento.
- El cuento es un viaje a la ciudad de Faulker pero antes que nada es un cuento sobre la relación entre padre e hijo, sobre las incomunicaciones que cruzan esa relación.
- Yo no pensaba en ninguna cosa simbólica, pero ese cuento fue leído en España de esa forma. Becerra, un crítico, lo veía como un símbolo de nuestra generación y de la forma de relacionarnos con los escritores de generaciones anteriores. La relación padre e hijo, ya que Faulkner fue un escritor muy importante para el boom, está presente en Vargas Llosa, en García Márquez y en otros autores. El cuento ellos lo veían como la relación que tenemos nosotros con los escritores del boom, con nuestros padres literarios. Cuando lo escribía no pensaba en eso, pensaba más en la cosa familiar, en la relación que tuve con mi padre. Es un cuento muy íntimo y personal.
- Ese cuento -y muchos otros que conforman el volumen- están muy cerca de lo que denominan realismo sucio. Ahí se siente a Ford, a Tobias Wolf...
- Es curioso, porque es un cuento de hace más de diez años. Yo acababa de llegar a Estados Unidos y mis influencias eran más latinoamericanas que norteamericanas. Fue la época en que empecé a leer escritores norteamericanos de manera más asidua. Los cuentos que ahora estoy escribiendo van más por la línea de ese relato que por la de los latinoamericanos como Borges o Cortázar. En este momento no hay una influencia procesada. Cuando lees a un escritor, en vez de escribir notas en tus diarios, escribes un cuento. Eso me pasó en ese cuento. Después de vivir diez años en Estados Unidos empecé a entender a escritores como Carver y a toda la tradición norteamericana. Yo creo que si hoy lo publicaría en el próximo libro de cuentos que saldrá el año que viene, llamado La inquietud de las criaturas, es un cuento que no desentonaría con el resto, pero en Desapariciones era un cuento raro, porque en ese entonces estaba más interesado en el final sorpresivo y en todas las cosas que vienen de Borges. Pesaba más la trama que la cuestión psicológica.
- Se suele decir que las dos grandes tendencias del cuento contemporáneo las marcaron Poe y Chéjov. El primero es el predecesor del cuento cerrado, de trama perfecta, que desemboca en gente como Cortázar y Borges. El segundo, que influyó en casi toda la tradición norteamericana, es el precursor del relato de situación, con tramas abiertas, donde el peso radica en otra cosa y no en la trama perfecta. En la literatura boliviana pesó más esta primera tradición y en Norte confluyen las dos corrientes, ¿cómo analizás este fenómeno?
- Primero esta esa cosa del cuento cerrado. Antes, cuando escribía un cuento, pensaba en el final. Si no tenía el final cerrado, el golpe de efecto que no debía ser artificial, no escribía el cuento. Recuerdo la primera vez que leí a Hemingway, que es muy Chéjov; lo leí a los 19 años, no me gustó porque sentí que el cuento terminaba dos páginas antes, sentí que le faltaban páginas al cuento. No había resolución, ni epifanía. La epifanía me sucedía a mí dos días después, porque tenía la impresión de que algo había pasado pero de una forma muy subterránea. No era esa cosa de los juegos de artificio de Cortázar o Borges, esa cosa del impacto que cualquiera nota. Diez años después, viviendo en Estados Unidos, empecé a apreciar ese tipo de literatura, la que viene de Chéjov. Hoy, por ejemplo, me cuesta mucho escribir los cuentos cerrados que escribía hace 15 años. Los últimos cuentos que hice son más abiertos y tienen que ver con vivir en Estados Unidos; poco a poco vas formando parte de esa tradición y la vas respetando y vas aprendiendo de ella.
-¿El apreciar ese otro tipo de literatura no se relaciona con cierta educación sentimental? Por ahí a medida que vas envejeciendo, Chéjov se vuelve un escritor más querido que Poe.
- Yo creo que lo ideal sería tener una diversidad de registros y pensar que ciertos cuentos se pueden resolver mejor a partir de Borges y pensar que otros se los resuelven mejor a partir de Carver. No hay crítico más devastador que el crítico joven, porque es muy desdeñoso y suele pensar: 'ya que Borges es bueno, Chéjov y Hemingway no entran'. Con los años, descubres que hay espacio para Chéjov y Borges, que pueden convivir.

ARTÍCULO DE MAXIMILIANO BARRIENTOS SOBRE !BOLIVIA, ADIÓS!

Maximiliano Barrientos

La última novela de Wolfango Montes tiene distintos recursos y búsquedas, a tal punto que coquetea tanto con la ficción política como con la ciencia ficción, todo esto, desde un marco de corte apocalíptico donde se señala el fin de la civilización occidental.
¡Bolivia, adiós! comienza como un thriller en el que uno de los personajes busca desentrañar la verdad sobre el asesinato de su hermano, obsesión que comparte la novia de éste último, sin embargo, a medida que se desarrolla la trama, se convierte en una cosa distinta, convergen otras voces y elementos, de forma tal que la novela llega a incluir elementos sectarios fundamentalistas, contrapuestos a la idea de artistas. Es también una reflexión en torno a la función del escritor.
- ¿Cómo se fue haciendo la novela?
- Esta novela tiene una historia larga. Fue escrita para ser publicada el año 2000. Era una especie de novela milenarista, por decirlo de alguna manera, una idea hegeliana donde se mira la historia desde su final. Era un proyecto tan ambicioso que imaginé el fin de la civilización occidental. Una frase de Harold Bloom creó esta novela. Él dice: "El siglo XXI no será ni marxista ni capitalista, sino teocrático". Basado en eso, escribí una novela inmensa, de aproximadamente 900 páginas. Era un proyecto tan grande que era imposible publicarla. Durante todos estos años la fui reduciendo y no funcionaba, hasta que hace sólo un año quedaron dos novelas en una. Saqué una parte y de ahí quedó ¡Bolivia, adiós!. Es una historia de ficción política. Tomo un grupo de personajes y los persigo a lo largo de 20 años, los últimos años de las democracias liberales, que abarcan todo el mundo occidental.
- En la novela confluyen discursos no sólo políticos, sino también religiosos, como el protagonizado por el de la secta de los Nazarenos, que son los causantes de que la civilización sucumba...
- Sería la idea inicial de Bloom. Él observó que en el mundo occidental existen sectas que con el tiempo se pueden tornar tan fanáticas como los musulmanes, con una fuerte ambición política, con líderes que llevarán a una confrontación.
- Uno de los recursos que utilizás en esta novela es la ficción dentro de la ficción, porque hay personajes que escriben una novela y esos extractos aparecen en el texto.
- Son dos personajes escritores que van contando sus propias vidas y al mismo tiempo van haciendo un comentario sobre el arte. Uno de ellos es el artista ideal, obsesionado con la función artística, es decir con una ética artística que es el centro de su vida. El otro es un escritor que se dedica a la política y deja la literatura. Es una novela de personajes, por eso quise mostrar los distintos aspectos que adquieren estos escritores, claro que esa faceta es la de un escritor ideal, hasta el punto de que al final no se sabe si existió o no.
- La novela no está ambientada en una época específica, sin embargo tiene un tono apocalíptico, es la historia del fin de la civilización por una secta -los Nazarenos- de fanáticos religiosos.
- Fue intencional el no basarla en un contexto específico, porque no quería hacer ciencia ficción. Preferí dejarlo indefinido. También existe otra razón: la otra parte de la novela, la que dejé afuera, explica otros aspectos, pero no sé si vale la pena publicarlo.
- En la novela sentí ciertos guiños a Nabokov, especialmente en esa novela dentro de la novela, donde uno de los escritores le habla a un jurado y le cuenta sus obsesiones con esa adolescente de sexualidad ambigua.
- No pensé en Nabokov. Al usar ese recurso, pensé en Andrés de Capellán, más concretamente la obra que escribió en la Edad Media. El tribunal del amor surgió de dos lecturas: la de Leonor de Aquitania y de la obra de Andrés de Capellán, que intentó legislar el amor en el siglo XII. Por ser una novela apocalíptica, la figura del andrógino, de sexo indefinido, aparece en este tipo de época, ya que es un momento de transformación. Incluso en toda esa parte que corté, hay personajes que son ángeles.
- Hablame de esa secta, los nazarenos, y de esa idea de acabar con la especie humana negándose a reproducirse y a que ésta se extinga gradualmente.
- Sectas como ésa siempre aparecieron en los cambios de milenio. No hubo un modelo para los Nazarenos, pero surgió como una idea de la religión más nihilista posible. Para escribir esta novela, leí mucho sobre los primeros años del cristianismo, sectas como los arraenos y distintos santos y santas con sus respectivas alucinaciones. Me fui imbuyendo de ese material histórico y de ahí salieron. Yo preferí dejar la parte más realista de la novela aquí y la que saqué fue la parte más 'non sense'. En la novela existían otras novelas, como El hospital de almas, en la que profundizaba más sobre las características de los nazarenos, pero no en un tono realista.
- ¿Estarías dispuesto a definirla como una novela de ideas?
- A mí me gusta pensar, pero no coloco las ideas para desarrollarlas, sino para expresarlas. Cuando trabajo en un personaje me gusta saber qué piensa . A veces pongo una lucha de ideas, sin la intención de hacer nada filosófico. En otra novela intenté colocar ensayos dentro del texto, eso iba a suceder en Desnúdese al desnudo, pero lo retiré porque pensé que le iba a quitar velocidad narrativa, ése suele ser uno de los problemas cuando se trabaja con muchas ideas.

Maximiliano Barrientos comienza su debut narrativo

A Maximiliano Barrientos, periodista de EL DEBER y permanente colaborador del Suplemento Brújula, esta vez le tocó estar del otro lado de la grabadora para explicar el contenido de Los Daños, el libro con el que debuta oficialmente como escritor. La presentó el jueves en la Feria del Libro de Santa Cruz





Marcelo Suárez

- ¿Cómo nace la idea de crear este compendio de relatos llamado Los Daños?
- Forma parte de un proyecto silencioso que viene desde hace cinco o seis años. Todo lo que hacía en un principio lo guardaba, no lo quería mostrar porque todavía estaba en un proceso de búsqueda.
Luego, con la recopilación de un mayor número de cuentos, sentí que tenía un trabajo más sólido; así fue como decidí que los relatos que forman este volumen ya podían ser publicados. Seis de los cuentos que están en el libro son de 2005, y dos son de 2004. De todas formas, varios personajes que aparecen en los cuentos están en manuscritos anteriores que elaboré, algo similar a lo que hacía Onetti con Santamaría.
- ¿Las características de los personajes y la estructura narrativa de las historias se desarrollaron paralelamente desde el principio o fueron tomando forma a medida que ordenabas tus ideas?
- Desde un comienzo quería crear un pequeño universo de personajes, de forma tal que quienes aparecen en algunos cuentos como protagonistas en otros lo hacen de forma pasajera. Es el caso del personaje Esteban Olivares, que está en todo lo que hice antes y que saldrá en lo que haré después, en algunos casos como protagonista y en otros de forma muy secundaria.
En este volumen de cuentos también juego con lo que se conoce como metaficción, que es una ficción dentro de otra ficción, y en este caso el personaje de Sebastián, que aparece tanto en Los Adioses como en Un día perfecto, en realidad es un personaje de Esteban Olivares, que es un escritor joven que lo utiliza como una suerte de expiación.
- ¿Pensás publicar tus trabajos anteriores?
- No, eran ejercicios de aprendizaje, pero de ahora en adelante creo que ya existe un suelo un poco más firme. Por ejemplo, en la novela que estoy corrigiendo se muestra a Esteban pero muy 'de pasada' y es lo que quiero, no me interesa que aparezca en primer plano, quiero jugar un poco con eso. En algún trabajo posterior tal vez adquiera un mayor protagonismo.
- El retorno a la infancia es una situación recurrente en el pensamiento de los protagonistas de Los Daños…
- La infancia es un invento. Todos la recrean después y utilizan ese espacio para convencerse de que existió algo grandioso que acabó. Es una forma de justificar sus vidas. La idealización de la infancia, en algunos casos, es una reescritura secular del paraíso perdido.
En estas pequeñas historias lo que importa es la vida interior de los personajes y las situaciones a las que se enfrentan; así se explica cómo hacen para lidiar con las pérdidas, tanto de personas que estuvieron, fueron importantes y después se fueron, como de determinadas etapas de la vida que acabaron, como la niñez. Son historias de personas a las que les cuesta encontrar su lugar en el mundo y que son muy conscientes de un lugar que ya no está más. Por ahí el exilio explique esa condición.
- En tu obra mencionas a músicos de distintas épocas como Lou Reed, Elliot Smith o Ryan Adams, ¿qué conexión tiene esto con los autores de la literatura norteamericana que frecuentas, como J.D. Salinger o Raymond Carver?
- Me interesan mucho ciertos cantautores como Neil Young, Lou Reed, Morrisey o gente más actual como Elliott Smith o Ben Harper, porque la música tiene la habilidad de aproximarse con simpleza y de una forma muy directa a cierta temática, algo que la literatura no puede hacer, ya que el lenguaje es más torpe.
Esa simpleza que tiene Neil Young para hablar de una mujer que se ha ido, la literatura nunca la va a lograr. Es por eso que me interesa y me cautiva esa capacidad que tienen estos cantautores para hablar de las pérdidas sin recurrir a artificios, que es lo que hace la literatura. Cuando Lou Reed dice en una canción “I remember you”, sólo dice eso, es el recuerdo de una persona que se ha ido y punto. En literatura algo tan simple y directo como eso resulta difícil y se suele caer en el patetismo.
- ¿Existe algún escritor que busque esa simpleza?
- Claro, por ejemplo Haruki Murakami, el mismo Carver, Charles Baxter o Nicholson Baker son algunos ejemplos. Pero volviendo a la pregunta anterior, el hecho de que nombre a ciertos músicos se debe a que yo hago todo mi trabajo con música, no me imagino mi vida sin ella. Al momento de escribir algo no puedo hacerlo si no tengo música de fondo, por lo tanto es natural que en el libro haya referencias a estos cantautores.
- ¿Consideras imprescindible que la gente conozca a estos músicos para entender tu obra?
- No me parece indispensable que para entender el libro debas tener conocimiento de quiénes son Young, Bob Dylan o Ray Davies. No es un libro erudito, aunque quizás sí enriquecería mucho que se sepa quién es Davies para conectarte con cuentos como Fotos tuyas cuando empiezas a envejecer. Se trata de un guiño a una canción de The Kinks que me gusta mucho, Pictures Book.
- ¿Creés que tu edad es la ideal para publicar un libro?
- Cada escritor madura de distinta forma. Tengo 26 años y sin embargo este volumen de cuentos no es lo primero que he hecho; detrás de esto hay como cinco manuscritos descartados. Hubo un camino previo de aprendizaje.
- ¿A cuántos autores de tu generación conocés?
- Si hablamos de Bolivia, conozco a muy pocos de mi generación, y menos, a gente que realmente quiera trabajar en serio, porque hay muchos que escriben pero no existe el rigor necesario. No ven la literatura como algo que les pueda dar de comer.
La literatura boliviana necesita de una renovación constante y de disciplina y de ambición y de nuevas lecturas y de un montón de cosas más.

martes, junio 13, 2006

LA NARRATIVA EROTICA DE CARLOS VALVERDE BRAVO

‘En la literatura busco provocar sensaciones, excitar’*

Siempre será la primera vez, novela erótica

En sus programas de televisión y radio Carlos Valverde es cuestionador e irreverente. ¿Cómo es en la literatura?

Soy igual que en cualquier cosa de mi vida, es decir pasionista, irreverente y sin medias tintas. A eso agréguele: buscador de sensaciones. En los medios no se busca generar sensaciones en las personas, pero en la literatura sí, busco excitar. Escribo literatura erótica, no se olvide. Escribo para que la gente que me lee disfrute de lo que escribo; lo pruebo primero en mí, si al escribirlo me genera alguna cosa... bueno, creo que va a generarlo en otros. ¿Porqué soy mi medida? porque soy un tipo común, como cualquiera que se conmueve o que disfruta o sufre con lo cotidiano y que no espera un hecho excepcional para sentirse tocado por algo.

A su novela le anteceden dos libros y una intervención en la serie “Medusa de fuego” de cuentos eróticos. ¿Por qué eligió el rumbo de la narrativa erótica?

Porque es divertido hacerla, porque no conflictúa. He oído que los escritores (yo no vivo de esto, así que no me considero escritor, sólo escribo alguna vez) se “trancan” y conflictúan con sus trabajos. No me pasa eso seguramente por el género. Es como cuando en la escuela decían dibujo libre y uno podía hacer lo que sea. Así me pasa con el género que escogí, va saliendo y si gusta, queda. Si no, se borra.

Denos el perfil del personaje central, ¿Quién es Andrés?

Andrés es el producto de dos tiempos diferentes en una misma realidad. Está conflictuado porque está solo (si no estuviera solo, no hubiera sido posible hacer esto) y se acerca a la etapa más difícil de su vida, es decir, se va haciendo viejo, el tiempo en el que ya no podrá acompañarse de nadie porque nadie va a querer acompañarlo. Y eso lo jode, lo martilla, tiene deudas pendientes con él mismo y esas son las peores porque a esas alturas de su vida ya no las va a poder pagar (no se puede pagar a sí mismo).
* INFORMACION EXTRAIDA DE UN PERIODICO BOLIVIANO

viernes, junio 02, 2006

Sangre Dulce : los nuevos cuentos de Giovanna Rivero



Maximiliano Barrientos

- Mencionaste que con el libro inicias un proceso de ruptura con tu obra anterior. ¿Hay una nueva escritora en Sangre dulce?
- Pues, yo creo que sí, me siento mucho más clara con respecto a lo que quiero de mi obra, hacia dónde quiero llevar mi narrativa.
- ¿Hay una escritora que busca salir de ciertas categorías? El erotismo, por ejemplo.
- Sí, exacto. El erotismo como categoría no me interesa, pero siempre será un tema o una temperatura en la que ocurren otras cosas.
- Aquí abordas cuestiones como la infancia. Algo que iniciaste con el cuento con el que ganaste el premio Franz Tamayo.
- Claro, me parece que la infancia es un gran momento, es el gran momento, cuando tienen lugar todos los fetichismos de la vida adulta y cuando no hace falta estar en ninguna parte más, con ninguna otra persona. Se da una suerte de autenticidad. Además, tengo la sospecha de que en los ciclos personales de los escritores, aparece la necesidad de escribir en un tono casi autobiográfico sobre la infancia.
- Eso se ve mucho en ciertos escritores que hacen de ese periodo una suerte de espacio de autenticidad que se pierde después. Pienso en Gombrowicz, por ejemplo. ¿Por qué ahora abordás eso, antes la escritora no estaba lista para hacerlo?
- Me interesa el tema por dos motivos: la propia vida como un relato, un relato con el que hay que ejercitar el desapego y también, por otra parte, la contradicción insalvable entre la infancia y la adultez. No sé si contradicción, precisamente, quizás sólo una mutación.
- En el libro también tocás cuestiones políticas, como por ejemplo la dictadura de García Meza y lo hacés a través de la mirada de una niña....
- Ése es un cuento muy personal porque he respetado los nombres reales (aunque qué importa eso de la realidad), pero en el momento de tomar la historia sí era importante, era una especie de fetichismo: los nombres propios. No es un cuento político en sentido estricto, es un cuento de cómo se va dejando la niñez y de cómo ese poder desmesurado te hace dejarla más rápido.
- En todo caso, la política se vuelve un contexto para hablar de otra cosa. Pasa lo mismo con el cuento que ganó el Franz Tamayo. En ambos, noto una proximidad con Carver.
- Pues, qué bien. Carver ha sido y es una lectura imprescindible si escribís cuentos; si escribís cuentos sobre la vida, por eso creo también que yo llegué a Carver antes de abrir por primera vez uno de sus libros, y fue a través de Lorrie Moore.
- ¿En qué sentido Carver y Moore contribuyeron a ese nuevo enfoque que tenés de la literatura? ¿Te mostraron que otras cosas podían ser narradas?
-Exactamente, me ayudaron a descubrir los temas que estuve buscando siempre, de manera obsesiva. Generalmente, las cosas que nos provocan obsesión están en nuestras narices y leer a estos dos escritores te rasga esos cortinajes pesadísimos que uno usaba para dar inicio a la escena. No hay una puesta en escena ni un montaje, lo que ocurre mientras vives es lo que vale.
- El cuento como reproducción o laboratorio de la vida. No hay finales desestabilizadores ni argumentos extraños, el peso radica en otra cosa, en la mirada.....
- Y me parece que la importancia de este libro, para mí, está en eso: en superar la necesidad casi patológica de que los cuentos tengan estructuras 'perfectas' y trabajar con mucha más profundidad, con más hondura los personajes. De todos modos, en este libro hay cuentos ya publicados y he querido mantenerlos para rastrearme.
- Hablame del trabajo con Kathy Leonard.
- Kathy Leonard es profesora de Traducción y Lingüística Hispánica en la universidad de Iowa State. La conocí en 1997 cuando ella estaba armando una antología de literatura escrita por mujeres y estuvo viajando por toda la cordillera andina. Entonces trabajamos en Sentir lo oscuro, y luego en este libro. Para ella, Sangre Dulce es una muestra de su talento como traductora y como fotógrafa.
- ¿Cómo se relacionan los cuentos con las fotos?
- Ella tomó de cada historia lo que consideraba que los personajes eran o deseaban ser de un modo y no lo conseguían. Sobre todo esto último. Fotografió esos fetiches privados de los personajes.
- ¿Qué aspectos comparten los cuentos nuevos con los viejos?
- El intimismo. Son cuentos sobre la vida privada, todo ese universo e infierno que significa la vida privada.
-¿Por qué la necesidad de utilizar la ficción para hablar de uno mismo? ¿Por qué no publicarlo como un diario?
- Porque la obsesión es la literatura y su antítesis sería un diario que luego, si tenés suerte, podría ser leído como documento, reportaje o por morbo. Y como somos pretenciosos, nos atrevemos a decir que esta verdad es mentira, lo que me parece mucho más rompedor que decir "esta mentira es verdad".
- ¿No es un mecanismo para protegerse a sí mismo? Biografías como las de Stuart Mill o los Pensamientos de Pascal se estudian en las universidades como clásicos de la literatura. Ellos hicieron literatura, hablaron de sí mismos y no necesitaron esconderse en la ficción.
- Sí, también es un mecanismo. Pero no hay que perder de vista que si escribís tu biografía, esa obra nunca más podrá separarse de vos, si escribís literatura, estás apostando por ir más allá de vos mismo, por la distancia necesaria. Elegir la ficción como forma de vida es medio descabellado, pero no queda otra. Fresán decía que a él le parece asqueroso que alguien diga que escribe con ‘dolor’.
- Es interesante ese concepto: ficción como distancia.
- Distancia no como escape, sino la perspectiva que el escritor necesita para distinguir y también para no confundirse con esa literatura que estás pretendiendo hacer. Si hay la distancia necesaria podés corregirte y nada ofende.
- ¿Esa distancia que da la ficción, permite que cuando el libro salga lo podás ver como un producto, como algo no tuyo? ¿Si publicaras un diario o unas memorias, no podrías sentirlas como un producto, la ligación seguiría?
- Así es, pero además esto no quita su naturaleza personal, claro que esta vez para el lector. A nivel de arte, que ojalá el libro lo tenga, será una versión más de mi contemporaneidad. Con esto me refiero a las obsesiones del tiempo que me toca vivir, es desde este ángulo temporal desde donde narro, supongo que es así.

Rodrigo Hasbún por si mismo

La literatura íntima, confesional de Rodrigo Hasbún*


Andrés Laguna

Rodrigo Hasbún es, según la opinión de muchos, uno de los jóvenes narradores bolivianos más interesantes. Pronto se presentará su primer libro, ***Cinco***. Publicada en Gente Común, la obra está compuesta de cinco relatos contundentes (de ahí el nombre), en los que Hasbún explora con cuidado el ser de sus personajes. En sus historias no pasa nada extraordinario, eso le permite construir mundos en los que en el plano estrictamente humano pasa todo. Los personajes de "Cinco" tienen alma y el lector tiene el placer de de darse un paseo por ella.
Con escritura impecable, Rodrigo Hasbún nos propone una literatura sincera, trabajada, reflexiva y, sumamente, disfrutable. Este es un libro que dará mucho que hablar.

1. Me da la impresión que los territorios de tu literatura son, ante todo, interiores. En tus relatos los personajes hacen constantes viajes introspectivos ¿Cómo construyes a tus personajes?

Lo que los personajes anhelan y de lo que se arrepienten, lo que detestan, lo que temen y desean, sus terrores y necesidad, sus faltas, sus remordimientos, sus esperas y esperanzas: todo eso me parece más importante que lo que hacen o dicen. Los lugares en los que quisieran estar suelen ser más significativos, hablan más de ellos, que los lugares desde donde imaginan o recuerdan. No hay por qué temer a un personaje quieto, siempre y cuando podamos despojarlo de sus mentiras, eludir los muros que lo rodean.

2. En tu obra haces referencia a la literatura y a otras artes ¿El arte debe ser culto y/o erudito?

El arte, por sobre todo -en los términos en que lo planteas tú- debe ser muy humano. Decirnos cosas sobre nosotros mismos, ayudarnos a ver la vida desde lugares distintos a los que ya conocemos, luchar contra esa niebla que nos envuelve y no nos deja ver. Voy a añadir algo que me espeluzna por su sencillez: también debe aspirar a algún tipo de belleza, aunque sea una belleza difícil o destructiva.

3. El personaje principal de dos de tus cuentos se llama Rodrigo (es el mismo, si no me equivoco), en casi todos tus relatos hay gente que hace o está interesada por la literatura, ¿en qué medida Rodrigo Hasbún se refleja en sus personajes?

Me interesa la literatura íntima, confesional. Esa en la que parecería que el escritor te está hablando al oído, sólo a ti. O que está tumbado en el suelo, desangrándose, y oyes sus lamentos o su risa y entiendes perfectamente el gesto y lo agradeces, porque te sientes igual y resulta reconfortante. Esa literatura en la que se muestran las heridas y hay miedo y no todo está tan bien. Podría haber llamado de cualquier modo al personaje que se parece a mí y que vive cosas parecidas a las que viví o creí vivir o imaginé vivir y de todas maneras el lector hubiera sospechado el lazo e inevitablemente concluido: este tipo no se anima a decirlo, se oculta detrás de un nombre. Me voy a propósito al otro extremo y ahora me gustaría que ese mismo lector se pregunte lo contrario: ¿hasta qué punto es cierto lo que me está contando?, ¿cómo sucedió realmente? Mientras los cuentos -como ficción y no como testimonio- logren sostenerse en pie, esas preguntas son irrelevantes.

4. En tus cuentos el erotismo y la sexualidad cumplen un rol protagónico ¿Por qué?

Porque es ahí donde quizá somos de forma más contundente lo que somos, donde resulta más difícil ocultarse o mentir. Todo el desamparo y toda la ternura y toda la suciedad y todas las distancias pueden hacerse visibles en el momento en que dos personas comparten la intimidad. Lo que sucede en los dormitorios y baños siempre me pareció más revelador que lo que sucede en la sala o en la cocina, y mucho más que lo que sucede en la puerta de calle. En realidad los lugares no importan. Importa hasta dónde llega la mirada, hasta dónde se anima a llegar.


5. ¿Cuál es la importancia de hacer literatura en nuestro país?

Es una pregunta sintomática -y sospecho que la planteas a propósito. A un escritor norteamericano o alemán no se la harían jamás. A un escritor argentino o chileno posiblemente tampoco. Son países que han asimilado mejor la existencia de esa cosa aparentemente inútil y cada vez menos frecuentada que llamamos literatura. En países pobres como el nuestro, aquejados por problemas sin solución, todavía nos rompemos la cabeza intentando encontrarle alguna función. ¿Hacer literatura tendría que tener una importancia distinta en nuestro país? ¿Por qué la pregunta no es simplemente: cuál es la importancia de hacer literatura? ¿A este lado del mundo está obligada a contener un valor añadido -digamos el de explicar la realidad y ofrecer respuestas? Que la mayoría de los escritores nacionales hayan creído que sí, confundiéndolo todo y haciéndose cargo de tareas ajenas, es uno de los grandes lastres y padecimientos de la literatura boliviana. Hay varios más.

6. ¿Cuáles son las influencias que reconoces en tu obra?

Supongo que alguien que se aproxima al libro desde fuera, tú mismo, por ejemplo, está en mejores condiciones de responder. A mí me resulta difícil saberlo, reconocer rastros, admitirlos sin ruborizarme o sentirme tentado a mentir. De lo que sí puedo hablarte es de la gente a la que admiro -que lastimosamente no siempre es la que más te influencia-, y la lista es larga y enrevesada. Te lanzo algunos nombres: Coetzee y Bolaño, Cheever y Moody, Beckett, Onetti, Roth. Distintos entre sí, comparten algo -que también hace tanta falta aquí: una integridad, la obsesión de llevarse a sí mismos al límite y jugarse la vida en cada frase.
*ENTREVISTA EXCLUSIVA PUBLICADA EN EL SUPLEMENTO CULTURAL "RAMONA" DE EL PERIODICO OPINIÓN
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