viernes, junio 02, 2006

Rodrigo Hasbún por si mismo

La literatura íntima, confesional de Rodrigo Hasbún*


Andrés Laguna

Rodrigo Hasbún es, según la opinión de muchos, uno de los jóvenes narradores bolivianos más interesantes. Pronto se presentará su primer libro, ***Cinco***. Publicada en Gente Común, la obra está compuesta de cinco relatos contundentes (de ahí el nombre), en los que Hasbún explora con cuidado el ser de sus personajes. En sus historias no pasa nada extraordinario, eso le permite construir mundos en los que en el plano estrictamente humano pasa todo. Los personajes de "Cinco" tienen alma y el lector tiene el placer de de darse un paseo por ella.
Con escritura impecable, Rodrigo Hasbún nos propone una literatura sincera, trabajada, reflexiva y, sumamente, disfrutable. Este es un libro que dará mucho que hablar.

1. Me da la impresión que los territorios de tu literatura son, ante todo, interiores. En tus relatos los personajes hacen constantes viajes introspectivos ¿Cómo construyes a tus personajes?

Lo que los personajes anhelan y de lo que se arrepienten, lo que detestan, lo que temen y desean, sus terrores y necesidad, sus faltas, sus remordimientos, sus esperas y esperanzas: todo eso me parece más importante que lo que hacen o dicen. Los lugares en los que quisieran estar suelen ser más significativos, hablan más de ellos, que los lugares desde donde imaginan o recuerdan. No hay por qué temer a un personaje quieto, siempre y cuando podamos despojarlo de sus mentiras, eludir los muros que lo rodean.

2. En tu obra haces referencia a la literatura y a otras artes ¿El arte debe ser culto y/o erudito?

El arte, por sobre todo -en los términos en que lo planteas tú- debe ser muy humano. Decirnos cosas sobre nosotros mismos, ayudarnos a ver la vida desde lugares distintos a los que ya conocemos, luchar contra esa niebla que nos envuelve y no nos deja ver. Voy a añadir algo que me espeluzna por su sencillez: también debe aspirar a algún tipo de belleza, aunque sea una belleza difícil o destructiva.

3. El personaje principal de dos de tus cuentos se llama Rodrigo (es el mismo, si no me equivoco), en casi todos tus relatos hay gente que hace o está interesada por la literatura, ¿en qué medida Rodrigo Hasbún se refleja en sus personajes?

Me interesa la literatura íntima, confesional. Esa en la que parecería que el escritor te está hablando al oído, sólo a ti. O que está tumbado en el suelo, desangrándose, y oyes sus lamentos o su risa y entiendes perfectamente el gesto y lo agradeces, porque te sientes igual y resulta reconfortante. Esa literatura en la que se muestran las heridas y hay miedo y no todo está tan bien. Podría haber llamado de cualquier modo al personaje que se parece a mí y que vive cosas parecidas a las que viví o creí vivir o imaginé vivir y de todas maneras el lector hubiera sospechado el lazo e inevitablemente concluido: este tipo no se anima a decirlo, se oculta detrás de un nombre. Me voy a propósito al otro extremo y ahora me gustaría que ese mismo lector se pregunte lo contrario: ¿hasta qué punto es cierto lo que me está contando?, ¿cómo sucedió realmente? Mientras los cuentos -como ficción y no como testimonio- logren sostenerse en pie, esas preguntas son irrelevantes.

4. En tus cuentos el erotismo y la sexualidad cumplen un rol protagónico ¿Por qué?

Porque es ahí donde quizá somos de forma más contundente lo que somos, donde resulta más difícil ocultarse o mentir. Todo el desamparo y toda la ternura y toda la suciedad y todas las distancias pueden hacerse visibles en el momento en que dos personas comparten la intimidad. Lo que sucede en los dormitorios y baños siempre me pareció más revelador que lo que sucede en la sala o en la cocina, y mucho más que lo que sucede en la puerta de calle. En realidad los lugares no importan. Importa hasta dónde llega la mirada, hasta dónde se anima a llegar.


5. ¿Cuál es la importancia de hacer literatura en nuestro país?

Es una pregunta sintomática -y sospecho que la planteas a propósito. A un escritor norteamericano o alemán no se la harían jamás. A un escritor argentino o chileno posiblemente tampoco. Son países que han asimilado mejor la existencia de esa cosa aparentemente inútil y cada vez menos frecuentada que llamamos literatura. En países pobres como el nuestro, aquejados por problemas sin solución, todavía nos rompemos la cabeza intentando encontrarle alguna función. ¿Hacer literatura tendría que tener una importancia distinta en nuestro país? ¿Por qué la pregunta no es simplemente: cuál es la importancia de hacer literatura? ¿A este lado del mundo está obligada a contener un valor añadido -digamos el de explicar la realidad y ofrecer respuestas? Que la mayoría de los escritores nacionales hayan creído que sí, confundiéndolo todo y haciéndose cargo de tareas ajenas, es uno de los grandes lastres y padecimientos de la literatura boliviana. Hay varios más.

6. ¿Cuáles son las influencias que reconoces en tu obra?

Supongo que alguien que se aproxima al libro desde fuera, tú mismo, por ejemplo, está en mejores condiciones de responder. A mí me resulta difícil saberlo, reconocer rastros, admitirlos sin ruborizarme o sentirme tentado a mentir. De lo que sí puedo hablarte es de la gente a la que admiro -que lastimosamente no siempre es la que más te influencia-, y la lista es larga y enrevesada. Te lanzo algunos nombres: Coetzee y Bolaño, Cheever y Moody, Beckett, Onetti, Roth. Distintos entre sí, comparten algo -que también hace tanta falta aquí: una integridad, la obsesión de llevarse a sí mismos al límite y jugarse la vida en cada frase.
*ENTREVISTA EXCLUSIVA PUBLICADA EN EL SUPLEMENTO CULTURAL "RAMONA" DE EL PERIODICO OPINIÓN

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

plop!

5:14 a.m.  

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