martes, enero 31, 2012

“El historiador cercado y otros cuentos”



"El historiador cercado y otros cuentos" es el título el libro que recoge el relato ganador, además de otros siete autores, cuyos trabajos recibieron menciones en el V Concurso Nacional de Cuento Adela Zamudio. La compilación será presentada el viernes 13, a las 19:00, en la Casona Mayorazgo, ubicada en la esquina de la avenida Simón López y Melchor Pérez de Olguín.
El novel escritor cochabambino, Camilo Albarracín Zelada, es autor del relato “El historiador cercado”, que ganó el mencionado certamen literario entre 52 postulaciones de todo el país. Otro de los ganadores es Aldo Medinacelli López, autor de “El dibujante de historietas (la pelea antes del fin)”. Los trabajos finalistas que obtuvieron menciones son de Rosario Barahona Michel, Edwin Callizaya, Gabriel Iriarte Rico, Claudia Michel Flores, Boris Paredez Gonzáles y Rodrigo Urquiola Flores.

Quinta versión
La novedad del V Concurso Nacional de Cuento Adela Zamudio radica en que la Alcaldía de Cochabamba tiene los derechos de autor sólo para la primera edición, dejando en libertad a los autores de disponer de su autoría legal en las siguientes publicaciones.

De los ganadores
El concurso Adela Zamudio ha publicado una edición de 500 libros, de los cuales 5 por ciento son para el escritor ganador; es decir, 25 libros y los demás autores obtendrán a 5 libros cada uno.

“El historiador cercado”, de Camilo Albarracín, narra la vida de un loco internado en un manicomio, quien en la distorsión propia de su estado mental cuenta las vivencias de su otro yo. El cuento ganador está ambientado en la época independentista y en la revolución agraria del país.

El texto

El libro tiene 140 páginas y contiene, además del acta de juramento y la biografía de los autores, los ocho cuentos: “El historiador cercado”, de Camilo Albarracín Zelada, cuento ganador; “El dibujante de historietas (la pelea entes del fin)”, de Aldo Medinaceli López; “Cuando tus palabras resonaban armadas”, de Rosario Barahona; “999”,de Edwin Callizaya; “Secuencias”, de Gabriel A. Iriarte Rico; “Segundo tiempo”, de Claudia A. Michel Flores; “Un moscardón llamado deseo”, de Boris Dante Paredez Gonzáles y “Conversación en el desierto”, de Rodrigo Urquiola Flores.

Fuente de la informacion : Periodico Los Tiempos/Cochabamba

lunes, enero 30, 2012

LATINOAMERICA 2025 novela de ciencia ficción de Fernando Aracena




Hispanoamericanos del futuro libran una guerra que podría convertir a la región en la nueva superpotencia hegemónica que dictará el destino del planeta.
Como primer paso, una guerrilla hispanoamericana desencadena el terrorismo cibernético. El riesgo es grande pero está justificado: Están en juego la viabilidad ecológica del planeta y la supervivencia del tercer mundo.

Se trata de un relato futurista en ambiente juvenil pero violento.
La trama (en idioma Español) incluye profundas críticas a la política, religión, economía y mentalidad de nuestros pueblos iberoamericanos contemporáneos, los cuales están perdiendo la guerra por el futuro a causa de sus complejos, su incompetencia y su ingenuidad.

Gran parte de la acción se desarrolla en Bolivia, Sudamérica, y
la obra ha sido comentada muy favorablemente por la prensa boliviana. Pero como su mensaje es internacional, se ofrece ahora en línea a todos los hispanoparlantes. Algunos han considerado este relato peligroso, porque muestra latinoamericanos que cometen la osadía de no someterse, de triunfar, y de pretender guiar a los pueblos del mundo hacia un futuro mejor.

domingo, enero 29, 2012

Jach´a Ajayu (Alma Gigante) de Omar Qamasa Guzmán Boutier




Páginas: 136

Editorial: Apoyo Gráfico Impresiones

Los trágicos hechos sucedidos en octubre del 2003 son la materia prima del argumento de esta novela de tipo social. Omar Guzmán narra, en siete apartados, la participación de los movimientos sociales como principales actores contestatarios del régimen y el surgimiento de valientes hombres quienes se lanzan a las calles en desigualdad de condiciones para pasar a la historia como héroes anónimos.

sábado, enero 28, 2012

Aires nuevos en la narrativa boliviana "El historiador cercado y otros cuentos"




Por : Cecilia Di Marchi

1. 1. Un encuentro inesperado con el pasado. Fausto es un joven investigador que quiere reescribir la historia a partir de personajes aún desconocidos de la época colonial. En sus idas y venidas, descubre un documento único y olvidado sobre un tal don Baldomero de Graz y Moncayo, conde de Revilla, y un libro negro que este personaje custodiaba. El solo hecho de portar este libro hace que todo cambie para aquel que lo posea. Y cambia también la forma en que los demás (personas o animales) lo perciben. Don Baldomero huye de España, y trata de refugiarse en la Real Audiencia de Charcas; pero los monstruos (internos y no) que lo persiguen no tardan en encontrarlo, hasta adueñarse de él.
Estos documentos, contenidos en un extraño baúl, van sumiendo a Fausto en investigaciones, interpretaciones, traducciones de lenguas desconocidas, y hacen que poco a poco se enfrente a sus propios demonios.
Camilo Albarracín en "El historiador cercado" busca, a través de un lenguaje que quiere semejarse al de las crónicas de historiadores de otros tiempos, acercarnos a la tormenta que resulta de este encuentro.
2. El encuentro con la muerte. En el cuento "El dibujante de historietas (la pelea antes del fin)", de Aldo Medinaceli, un virus desconocido está –se podría decir– desmaterializando a Trevor, dibujante de historietas y empleado de una librería. Este virus hace que pierda el apetito, que pierda la musculatura, que se desescame su piel. Huérfano de madre, y abandonado por su padre, Trevor es cuidado por su hermana Alina. Pero, con el pasar de los días, la enfermedad no hace más que progresar, sin que los médicos puedan terminar de comprender qué le sucede. Un día se descubre como puro hueso, como esqueleto caminante que emprenderá una travesía por la ciudad, viéndola de una manera nueva, para llegar a luchar por su vida en un ring muy particular. Un ring en el que todos estamos inmersos, en el que luchamos contra el miedo de descubrirnos como la muerte misma.
3. El encuentro con las revoluciones. El pasado, reciente o no tanto, están nuevamente generando cuentos y narraciones que nos proponen puntos de vista distintos. En el cuento "Cuando tus palabras resonaban armadas", Rosario Barahona nos relata el encuentro entre Genny Köller y los guerrilleros Inti Peredo y Jorge Ruiz. Ambos hombres se refugian en casa de Genny por unas horas, y a partir de las conversaciones que se desarrollan en esta jornada, la vida de la joven cambiará de rumbo. Basado en hechos reales, este cuento nos recuerda una serie de hechos de nuestra historia reciente que aún quedan por desvelarse del todo.
4. Un encuentro con el destino. ¿Qué pasa si el taxi que tomaste se detiene en la gasolinera? ¿Qué harías si encuentras a una mujer llorando, que no tiene dinero para pagar su pasaje y necesita ir a buscar a sus hijos? ¿Quién no se apiadaría de ella? En el cuento "999", de Edwin Callizaya, el escenario está dispuesto, desde el inicio, para la desgracia. Entre exclamaciones cotidianas que nos advierten del inminente peligro, haciendo referencias y guiños a cuentos y leyendas populares, nos sumergimos en un relato escalofriante, vívido, que –les aseguro– disfrutaremos con locura.
5. Desencuentros. Una mujer entra al bar, al inicio de la noche, en busca de un compañero casual y sexo de consolación. A partir de esta imagen, en "Secuencia" de Gabriel Iriarte, exploraremos cómo se conecta la vida de una serie de personajes, en tránsito entre una noche de bodas, pasando por un viaje a Europa de un tamborilero hasta dejarnos en la puerta de una casa, en las faldas de un cerro, en una vertiginosa secuencia de esperas, contactos, roces y desencuentros entre los protagonistas del relato.
6. Una segunda oportunidad. José siempre se levanta temprano, sube a su moto y acelera para llegar a su oficina, con fondo musical de heavy metal. Un día cualquiera, en una curva cualquiera, se estrella con una camioneta. Claudia Michel nos cuenta en "Segundo tiempo" la recuperación de este accidente, con una mirada hacia la cotidianidad de José con una maestría notable, logrando hacernos entrar de lleno en su vida, conocer sus miedos, sus pasiones y su deseo por los pies de Eva, mientras corre en un partido de fútbol, tratando de ganarle al tiempo mismo.
7. El encuentro del deseo. Estefany tiene 14 años. Es una de las campeonas de lectura de su liceo, y debe participar en un concurso. Tiene un chico con el que está descubriendo, "sin querer queriendo", el placer del sexo… y también descubrirá que no siempre el deseo es suficiente. Con un lenguaje muy cotidiano, muy cercano a nuestras experiencias, Boris Paredez nos presenta en "Un moscardón llamado deseo" a unos personajes entrañables, que nos harán retornar al tiempo de la escuela, de las primeras excitaciones, del deseo y del descubrimiento del primer amor.
8. Encuentro con el enemigo. En El Aleph, Borges nos cuenta la historia de dos reyes y dos laberintos. El laberinto del rey de Arabia era uno que no tenía escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni muros que cerraran el paso. Este laberinto infranqueable no era otro que el desierto. Este laberinto es el escenario en el que Paniagua, soldado boliviano, se topa con Valdez, paraguayo, que también compartía guerra, sed y desesperación. "Conversación en el desierto", de Rodrigo Urquiola Flores, nos lleva al chaco, al desierto, a la guerra. En este cuento, en el que se puede sentir el olor a muerte como acompañante, no queda más que preguntarse quién realmente es el enemigo, dejando un amargo sabor en la boca, sin agua cerca para poder olvidarlo.

Cochabamba, enero de 2012

viernes, enero 27, 2012

Blanca Elena Paz presentó su libro Teorema : Diecisiete años después de la primera edición



Viernes, 27 de Enero, 2012 18:39

Diecisiete años después de la primera edición, la autora Blanca Elena Paz, presentó el libro de cuentos “Teorema”. En el acto agradeció a Juan Murillo Dencker por su colaboración en el prólogo, a la editorial La Hoguera por todos los años de apoyo y a todos sus amigos, colegas y familiares por el apoyo constante. Asimismo, explicó que la decisión de reeditar el libro surgió a raíz de que los cuentos siguen teniendo vigencia, “como debe ser la literatura.

La obra contiene tres relatos nuevos, los mismos que tienen un contexto que muestra hechos interesantes que, según la autora, deberían quedar registrados como parte de la memoria colectiva de la humanidad.

“Teorema” es un conjunto de veintidós cuentos narrados con maestría. El oficio de escritor, la dimensión de creador y el paradigma de artista se funden en la vibrante, apasionada y exquisita propuesta poética de Blanca Elena. La muerte, la ausencia y la soledad; lo eterno femenino, el erotismo y la sensualidad; lo cotidiano y lo trascendente alcanzan connotaciones de inquietante belleza en cada uno de los cuentos de esta obra.

El lenguaje fino, sugerente, conciso y persuasivo proyecta todo el encanto mágico de la palabra trabajada.

En “Teorema”, Blanca Elena Paz nos lleva del deleite lúdico y poético del lenguaje escrito al goce y éxtasis del discurso temático y, en ambos extremos, encontramos la calidad auténtica de su alma profunda.

Este libro está disponible en todas las librerías del país a Bs 35.

Fuente de la información : (El sistema Info/Santa Cruz de la sierra)

jueves, enero 26, 2012

Instituto Cervantes publica a Paz Soldán en antología



Agencias / Madrid, España - 26/01/2012

La novela Palacio Quemado de Edmundo Paz Soldán fue editada por Alfaguara.El Instituto Cervantes publica El sabor de la eñe. Glosario de gastronomía y literatura, un libro que contiene 59 breves “bocados literarios” de autores españoles y latinoamericanos, acompañados por las correspondientes recetas para elaborar esos alimentos. Uno de los seleccionados por el instituto es el escritor cochabambino Edmundo Paz Soldán, que ha sido incluido en la antología con su texto referido al tradicional sándwich de chola boliviano, el mismo figura en su novela Palacio quemado.

En 204 páginas, El sabor de la eñe ofrece un glosario de términos básicos de gastronomía, junto con textos alusivos a ésta de 57 escritores, así como un recetario que tiene el objetivo de acercar a los fogones y hábitos alimenticios de todos los países hispanohablantes. Además busca evidenciar el peso fundamental que tiene el elemento culinario sobre la escritura en lengua española, según www.cervantes.es

El instituto sacará inicialmente 1.500 ejemplares y se distribuirá por la red de centros del Instituto Cervantes, que celebran múltiples actividades relacionadas con la gastronomía y la cocina como elementos representativos de la cultura hispanohablante.

En la presentación del libro, Carmen Caffarel, directora del Instituto Cervantes, escribe que “es un placer invitar a los lectores a que conozcan y saboreen la literatura de nuestro idioma”, esa tarea es “sin duda” para el Instituto Cervantes una de las más tentadoras dentro de su continua labor de divulgación de la cultura de nuestros pueblos y nuestros creadores”.

Alboronía, tacacho y chiles

La obra arranca con un extracto de El general en su laberinto, en el que Gabriel García Márquez menciona la alboronía, un plato típico de Colombia, a lo que acompañan las indicaciones para cocinar esta fritada con plátanos, berenjenas, calabaza y tomates, entre otros ingredientes.

A partir de este ejemplo, desfilan textos en los que aparecen referencias literarias a un amplio abanico de comidas (divididas entre entrantes, platos principales y postres) y de bebidas, ligadas siempre a su correspondiente receta.

De Mario Vargas Llosa se destaca al tacacho (preparado de plátano y manteca) con cecina, que se elabora en la selva peruana y que aparece en Pantaleón y las visitadoras. Antonio Skármeta, al pebre chileno sobre el que escribió en El cartero de Neruda; César Aira, al bife (o bistec) argentino de los que habla en Los fantasmas; Fernando Iwasaki, al cebiche peruano que mencionaba en su Inmenso estrecho II.

Ángeles Mastretta alude a los chiles (o pimientos) en nogada (que figuran en Arráncame la vida); Elena Poniatowska, a la enchilada mexicana (en Tinísima); Laura Restrepo, al buñuelo colombiano (en Delirio); Eliseo Alberto, a la frutabomba cubana (en La fábula de José); Santiago Roncagliolo, al dulce suspiro a la limeña peruano (en Vacaciones en el Hyatt); Federico Vegas, a la hallaca (en Sumario).

De España fueron elegidos 11 autores y otras tantas recetas. Entre los postres que forman parte de este recetario están Almudena Grandes y su ensaimada (que aparece en Modelos de mujer); Manuel Longares y su bartolillo (en Romanticismo), y Juan Pedro Castañeda y su quesadilla (en La despedida).


Entre los mejores escritores
Destacado Edmundo Paz Soldán, uno de los escritores bolivianos más reconocidos, publicó su novela en 2007. La obra narra los últimos años críticos de la historia boliviana, en particular pormenores de los 14 meses del segundo Gobierno de Sánchez de Lozada. Se trata de un escritor encargado de componer los discursos del Presidente de la República. La mayoría de sus obras fueron traducidas a varios idiomas y participó en antologías de varios países.

miércoles, enero 25, 2012

Teorema de Blanca Elena Paz



Teorema es un conjunto de veintidós cuentos narrados con maestría. El oficio de escritor, la dimensión de creador y el paradigma de artista se funden en la vibrante, apasionada y exquisita propuesta poética de Blanca Elena.
La muerte, la ausencia y la soledad; lo eterno femenino, el erotismo y la sensualidad; lo cotidiano y lo trascendente alcanzan connotaciones de inquietante belleza en cada uno de los cuentos de esta obra.
Su lenguaje fino, sugerente, conciso y persuasivo proyecta todo el encanto mágico de la palabra trabajada.
En Teorema, Blanca Elena Paz nos lleva del deleite lúdico y poético del lenguaje escrito al goce y éxtasis del discurso temático y, en ambos extremos, encontramos la calidad auténtica de su alma profunda.

jueves, enero 19, 2012

Una Madurez Creativa : Nota sobre la última novela de Renato Prada Oropeza



Por Samuel Arriarán

Las máscaras de “el Otro”. Así se llama el último libro de Renato Prada Oropeza. Es un libro que contiene tres breves novelas. El tema común es el encuentro con el Otro (no el otro cualquiera, con minúscula, sino con la Otredad, es decir, aquello que representa lo opuesto a lo diverso con relación a una identidad ontológica fija). En la primera novela “El último rostro” se trata de la historia de dos hermanos Mauricio y Reinaldo. El relato aparece en voz de primera persona. Es Mauricio quien nos cuenta cómo falleció su hermano en un enfrentamiento con los narcos. Renato Prada utiliza el formato del género policial. Mauricio se encarga de vengar la muerte de su hermano infiltrándose en las filas de los narcotraficantes. Usa su profesión de químico , para hacer creer que es fabricante de droga. Sólo así puede tomar contacto y enfrentarse el asesino de su hermano.


En esta breve novela que podría haberse desarrollado en forma extensa, no interesan tanto los motivos que llevan a dedicarse a combatir a los narcos (como en las novelas del escritor mexicano Elmer Mendoza), aunque no se escatiman datos sobre la personalidad de Reynaldo que se identifica con alguna figura mesiánica que quiere traer justicia. Lo que parece tener más relevancia narrativa es el hecho de que Mauricio encuentra su identidad en el acto mismo de ajusticiar al asesino. En este sentido es un personaje que invierte la lógica del bien y el mal. Como muchos sujetos que se sienten agraviados por la impunidad, asume la ley y la ejecuta por sí mismo. En este relato no hay un contexto histórico preciso ni los personajes se sitúan en algún país en particular (aunque reconocemos la realidad de una familia de Bolivia). Quizá lo que Renato ha querido hacer es intentar ir más allá de las figuras conocidas y explorar el significado de la vida humana detrás o en medio de la guerra del narcotráfico. Por eso surge la madre como una instancia donde los hermanos crecen . Se trata de una familia pobre donde el hermano mayor trabaja para que el otro estudie. El narcotráfico parece ser entonces , más que una realidad empírica o histórica, una compleja red de códigos y símbolos abstractos que entretejen fatalmente el destino de los hermanos.


En el segundo relato del libro “Las huellas del nombre”, se trata de la historia de un escritor desempleado en el contexto de una sociedad altamente caótica. Un día éste es contratado por una empresa de seguro de vida para investigar sobre la muerte de un asegurado. Lo curioso es que el modo en que es reclutado por sus conocimientos literarios sobre Balzac y José Saramago. En principio se trata de ir al entierro del asegurado que se sospecha que cometió una estafa a la empresa planeando su muerte con el fin de que alguien cobre el seguro que resulta cuantioso. El escritor conoce así a las dos viudas del difunto y a otros parientes o personas posibles de recibir el seguro. Enseguida el lector entra a una serie de situaciones cómicas cuando se vincula emocional y eróticamente con una de las viudas. Con ésta se dirige luego al pueblo a investigar el origen del finado. Es entonces cuando entendemos la vinculación con José Saramago. Al igual que en su novela Todos los nombres (que trata de Don José un personaje que trabaja en el Registro Civil) el escritor detective comienza a indagar y relacionarse con la madre que no se acuerda del hijo. Esta historia que parece una serie de situaciones absurdas tiene sentido cuando advertimos que estamos ante un relato que no se basa en experiencias reales sino más bien en referencias irónicas a obras literarias (Balzac y Saramago). Se trata entonces de un relato intertextual, es decir que se mete en los relatos de otros autores. Esta técnica no es original porque muchos autores posmodernos recurren a ella para explorar nuevas direcciones. Lo novedoso en Renato Prada es que junto con estas citas intertextuales nos ofrece comentarios que acompañan el proceso mismo de la escritura del texto. Es así que mientras va construyendo el relato nos dice que ahora “se trata de seguir la regla de oro de la novela de intrigas”. En el lenguaje de G.Genette esto se conoce como metalepsis, cuando el autor dialoga con el lector sobre la metaescritura. Al aplicar estas técnicas lo que Renato Prada se propone quizá es expresar aquellos que en sus textos de teoría literaria denomina el espacio de autonomía literaria. Es decir, un mundo separado de la realidad que opera con sus propias leyes de la ficción. Ya desde sus primeros escritos teóricos, basándose en los formalistas rusos y en la escuela de Praga (no Prada), se planteaba esta manera de construir la literatura. A lo largo de los años siguió reflexionando sobre este tipo de cuestiones, por ejemplo, en Literatura y realidad, Fondo de Cultura Económica, de México. También en sus relatos experimentó diversas maneras de tratar a los personajes y las situaciones rompiendo con las normas existentes. No solo se esforzó por romper la lógica cronológica de la narración mezclando tiempos y espacios de manera muy libre, sino que profundizó en la elaboración de los personajes desligándoles de una identidad. Es así como en este relato, al final comprendemos que el narrador (un escritor- detective) se confunde con el muerto y que a su vez el muerto tiene múltiples identidades. El Otro no es pues otra identidad sino una multiplicidad de otros incluyendo al propio narrador. Esto que podría parecer kafkiano es en realidad una manera de construir los personajes en el contexto de la posmodernidad que imposibilita la historia y la identificación con algún tipo de ser o de esencia. Al no haber identidades fijas tenemos solo una infinidad de mezclas de identidades que a su vez se confunden con situaciones que se repiten. Esto se ve cuando el narrador siguiendo la huella del difunto (el Otro) en realidad descubre su propia huella porque el Otro es él mismo que repite su historia (se vuelve a su pueblo, se aventura por los caminos del vicio, huye a la ciudad y como desempleado para sobrevivir no le queda otro camino que la estafa).


Lo que podemos ver entonces es que con este relato Renato Prada alcanza su plena madurez creativa. Lo que nos ofrece es una estructura ficcional que acorde con la nueva situación histórica conocida como la posmodernidad (un mundo de ficción o predominio total de la fábula según Nietzsche) nos sugiere que no hay personajes sino uno sólo. Detrás del escritor- detective está el difunto que, al igual que los personajes de Stendhal o de José Saramago, constituye una única manera de ser (la aventura humana o el deseo del deseo, una pasión inútil). Detrás de la apariencia o de lo múltiple está siempre el mismo personaje, que es el ser humano en su transcurrir por la vida sin sentido y sin meta. Podríamos decir que la última fase de la literatura de Prada conlleva una filosofía de la tragicidad barroca (no existencialista) en la medida en que nos ofrece una visión de la vida humorística y desencantada, es decir antirealista y en cierta forma irónica, si se entiende por ello una actitud gozosa frente a la muerte.


Para concluir este comentario sobre la última obra literaria de Renato Prada Oropeza debo subrayar que su repentino fallecimiento en septiembre del año pasado ocurrió en su plena madurez creativa. Lo que queda por hacer es reunir y publicar su obra completa en Bolivia. Según parece existe interés en algunas editoriales como Plural. Sería deseable que dicha edición fuera una edición crítica, es decir, acompañada de estudios a cargo de especialistas. Renato Prada Oropeza es un clásico que no debe faltar en las bibliotecas bolivianas. El hecho de que viviera y produjera su obra en el exilio no debe ser un motivo para excluirlo o ignorarlo. Sabemos que los mejores escritores de varios países escribieron en el exilio. Tal es el caso de León Felipe, Rafael Alberti, Juan Ramón Jiménez, en España, o de Pablo Neruda y Roberto Bolaño en Chile. Igualmente la obra de Renato Prada no puede ser amputada de la historia de la literatura boliviana bajo el pretexto de que fue un escritor exiliado. Nadie sale al exilio por su propio gusto. Tuvieron que existir dictadores como Franco, Pinochet o Banzer los que obligaron a mucha gente a salir de sus países. Por esta razón es indispensable que la publicación de las obras completas de Renato Prada se incluyan estudios críticos que a través de las contribuciones de los especialistas se comprenda mejor la historia de su producción y recepción. Los textos así publicados entonces serían mejor reconocidos como aportaciones al rico patrimonio artístico y cultural de Bolivia

Copyright de la foto de Portada :
(Revista cultural boliviana Palabras Más)

miércoles, enero 18, 2012

Víctor Montoya : PERIPECIAS DE UN LIBRO ESCRITO EN LA CÁRCEL



Por Víctor Montoya

PERIPECIAS DE UN LIBRO ESCRITO EN LA CÁRCEL


Cuando llegué al aeropuerto de Arlanda, el 22 de enero de 1977, traía en el maletín de viaje los textos que escribí en un rincón de mi celda, tanto en el Panóptico Nacional de San Pedro como en la prisión de Viacha, con el mismo bolígrafo y en los mismos papeles que los carceleros me entregaron para escribir el nombre y la dirección de mis compañeros que, según ellos, seguían jodiendo al gobierno con sus huelgas y sus sindicatos clandestinos.


No cumplí con la solicitud de los torturadores, pero sí con el deseo de usar la literatura como arma de denuncia y protesta. Así empecé a escribir, con letra menuda y apretada, las primeras páginas de Huelga y represión, un libro situado a medio camino entre el testimonio personal y la historia novelada, cuyo primer manuscrito se escabulló por los barrotes de la cárcel gracias a la complicidad de mi madre, quien sacaba las páginas sueltas, bien plegadas y camufladas, cada vez que venía a verme con las esperanzas de que pronto recobraría la libertad.


Durante dos años, en un país donde no había ninguna editorial que publicara libros en español, recorrí por las calles de Estocolmo con el manuscrito bajo el brazo, hasta que, a mediados de 1979, me informé de la existencia de Författares Bokmaskin (Máquina del Escritor), ubicada en Svarvargatan 14 de Fridhemsplan, donde no sólo se aprendía el proceso de edición, sino también a publicar, en absoluta libertad y en cualquier idioma, libros autofinanciados por el autor.


En este local, que se caracterizaba por el ruido de la máquina de imprimir Offset y el olor a tinta fresca, conocí a varios escritores suecos e inmigrantes ansiosos por editar sus obras; uno de ellos fue el excéntrico Miguel Ángel Sosa Vásquez -alías Michel Smiely-, quien, con el mismo desparpajo que criticaba a los académicos de la Universidad de Estocolmo, confesó en unos de sus libros que, de acuerdo a los presagios de una bruja dominicana, él llegaría a ser uno de los maridos de Agnetha Fältskog, la integrante de pelo rubio y curvas de vértigo del legendario grupo ABBA. Asimismo, en este mismo local conformado por dos plantas y una escalerilla de estrechos peldaños, entablé amistad con el amable y combativo Mahmud Baksi, quien, además de escribir en la lengua de Strindberg y en el idioma prohibido de los Kurdos en Turquía, tenía unos mostachos de califa y un aliento a ajos como para espantar a las víboras más peligrosas.


Por ese entonces, con las ilusiones a cuestas y la impaciencia propia de la juventud, estaba dispuesto a publicar mi primer libro en la primera imprenta que me ofreciera sus servicios, sin fijarme en los precios ni en las condiciones de la edición, como cualquiera que estaba decidido a convertirse en escritor a cualquier precio y a los veintiún años de edad.


La composición del libro, realizada en los talleres de un polaco-judío, costó 7.000 coronas por 269 páginas, según el recibo que conservo entre los viejos papeles de mi archivo. El trabajo de composición, contrariamente a lo que establecen las normas legales, no contemplaba el derecho a la corrección de pruebas ni a otras enmiendas extras. Después, tras los cálculos hechos por Arne Jacobsson, fundador y editor de Författares Bokmaskin, la edición de 500 ejemplares salió por 9.120 coronas, un monto considerable que logré ahorrar corona a corona y con algunas privaciones.


El autor del dibujo de la portada era un amigo chileno que, como tantos otros latinoamericanos recién llegados a Estocolmo, asistía conmigo a unos cursos de introducción para jóvenes inmigrantes que se impartían en el Västertorps Gymnasium. El texto de la contraportada, que más parecía una consigna arrancada de un panfleto político, decía al pie de la letra: Gran parte de la presente obra fue escrita en las mazmorras de la dictadura boliviana, que constitucionalizó un régimen de violencia para torturar a obreros y masacrar a campesinos. Advertimos que nos es un libro apto para críticos burgueses, ni lectores académicos, sino para un público que lucha por la libertad y la justicia.


Lo peor de todo es que mi primera criatura del alma nació como un niño discapacitado, con una serie de erratas y errores de grueso calibre; una experiencia que me dejó reflexionando en que ser escritor no era tarea fácil, hasta que comprendí que no era el primero ni el último que afrontaba este tipo de problemas, sino uno más del montón, pues la historia de la literatura nos revela a autores cuyas obras presentaban faltas de toda índole. Por ejemplo, la primera edición de Don Quijote de la Mancha estaba llena de erratas, que Cervantes corrigió una y otra vez. Gustave Flaubert, en cada nueva edición de su obra maestra, Madame Bovary, aprovechaba para introducir nuevas modificaciones, sin considerar los cuatro años y medio que se pasó en escribirla. Jorge Luis Borges corregía sus libros ya publicados hasta el cansancio, convencido de que un autor nunca llega a escribir la obra perfecta de su vida, aparte de que las erratas de tipografía, como confesó Pablo Neruda, se agazapan cual insectos o reptiles en el bosque de consonantes y vocales, y duelen como mordiscos en el alma. Quizás por eso García Márquez, que se enfrentó a los mismos problemas en los albores de su carrera literaria, aprendió la lección de que más vale precaver que lamentar. Así es como la primera versión de Cien años de soledad circuló primero entre sus amigos y sufrió una serie de correcciones antes de ser publicada; más todavía, no es raro encontrarse con libros de autores célebres que añaden la consabida advertencia: Edición ampliada y corregida.


A treinta años de haber publicado Huelga y represión, sigo pensando en que no existe una sola obra literaria exenta de errores y desaciertos, porque la sencilla razón de que errar es humano desde que el mundo es mundo. El aceptar esta realidad me sirvió como consuelo y me permitió ser más tolerante con los errores ajenos. Y, lo que es más importante, la publicación de mi primer libro me demostró que la escritura es un poderoso instrumento de comunicación, identidad y resistencia. Es la mejor prueba de que los vejámenes que sufrí bajo la dictadura militar de Hugo Banzer Suárez, en lugar de quebrarme, me fortalecieron en mis convicciones que, de un modo consciente o inconsciente, se reflejan en casi todo lo que escribo. Me lanzaron al exilio, en un intento por aislarme del país, pero en el exilio me dediqué a escribir sobre el país del que un día salí con la esperanza de publicar mi primer libro en absoluta libertad.
La concepción y el nacimiento de Huelga y represión, que empezó en una cárcel boliviana y terminó en los talleres de Författares Bokmaskin en Estocolmo, no tuvo una travesía nada fácil, sino un recorrido lleno de imprevistos y menudas complicaciones, al margen de que la literatura es un oficio que requiere vocación, tiempo y tesón. Por eso no es casual que algunos escritores noveles, que sueñan en publicar su primera obra en una editorial comercial, caen rendidos ante el primer cañonazo de los editores que piensan más en las ganancias derivadas de la venta del producto que en la difusión de una obra literaria.


Por lo demás, lejos del glamour y a pesar de los pesares, la publicación de mi primer hijo del alma me enseñó varias lecciones: a corregir mucho, a tirar al tacho lo superfluo y, sobre todo, a no apresurarse en publicar. Aprendí también que una obra editada en Författares Bokmaskin es un producto hecho a pulso y pulmón, donde el lector advierte el trabajo artesanal del escritor que conoce el tedioso proceso de la edición, que comienza con la maquetación y termina en los escaparates del mercado, luego de pasar por la diagramación, el armado, la impresión y el empastado.

Imágenes:
1. El autor con su obra prima, Estocolmo, 1979. Foto de Bo Elfving

martes, enero 17, 2012

LA FICCIONALIDAD DE RODRIGO HASBÚN



Por Adolfo Cáceres Romero

“¿Por qué no intentar poner fin o atenuar
la ola de estupidez que recorre el mundo(…)?
Juan Carlos Onetti


A un amigo escritor le pareció desconcertante lo que escribía Rodrigo Hasbún; es más, no podía concebir que sus cuentos pudieran gustar a alguien, sobre todo a mí. No dicen nada, argumentaba. Si no dicen nada, pensé, ¿llegó a lo que Flaubert buscaba: la ficcionalidad sin tema? También recordé que Mario Vargas Llosa, al leer mi “Mansión de los elegidos”, en 1969 me desplazó al segundo lugar en el Premio Guttentag, diciendo: “El día que este lector de Cortázar encuentre un tema dará que hablar” (me había presentado con el seudónimo de Bebé Rocamadur). ¡Albricias! No estaba solo, pues también Edmundo Paz Soldán elogiaba a Hasbún. Pero aquí cabe una pregunta: ¿El tema lo es todo?

En cada obra, lo que resalta es el tratamiento del tema, pero no el tema en sí. El tema de “Ana Karenina” es la infidelidad; que se repite en miles y miles de obras. Y si la humanidad continúa leyendo esa novela de Tolstoy, no es por su tema. Tolstoy no es su tema, como tampoco lo es Flaubert en su “Madame Bovary”. Tolstoy es Tolstoy y Falubert es Flaubert por la forma cómo tratan los temas de sus obras. Y eso se advierte en todos los grandes, a partir del Quijote. A menudo, críticos y lectores confunden tema con trama. Cuando se elogia una obra, lo primero que preguntan es de qué trata. Lo importante no está en el qué, sino en el cómo; no en lo que dice la obra, sino en lo que es en sí, como creación estética.

Volviendo a la obra de Rodrigo Hasbún, acabo de leer su novela El lugar del cuerpo. Tremenda satisfacción la que me provocó. Tiene tantas virtudes, que sus defectos no cuentan. No en vano ganó el Premio Nacional de Literatura 2007, en Santa Cruz de la Sierra. Nos conduce a una singular experiencia para hacernos entender que el lugar del cuerpo está en la tierra. Siempre lo ha estado. Y es el lugar donde su heroína es vejada de niña, de joven y anciana, a pesar de los homenajes que recibe al final de su vida. Tal vez su peor verdugo no es el hombre. Hasbún nos muestra mucho más. Si bien sabemos que el tiempo no perdona, nos conmueve su evidencia en el retorno, frente al espejo y a sus familiares. Ahí sufre y también goza, su cuerpo. Como todo cuerpo, en su lugar. Si al cabo de todas esas vicisitudes algo la redime a Elena es la palabra. Su diario y la novela que escribe; aunque también reniega de ella y la lanza a las aguas de un río, pero ¡oh, fortuna!, vuelve con una nueva obra, porque sólo así podrá sellar su soledad y lanzarse más allá del vacío; sólo así podrá reconciliarse consigo misma.

En esta obra, Rodrigo nos plantea la insuficiencia de las abstracciones para alcanzar el absoluto dominio del ser razón de algo, teniendo en cuenta que la realidad viviente se halla enterrada bajo una gran masa de experiencias y conceptos. El engaño y el deseo son la constante de una búsqueda sin fin. Y es ahí donde Elena tropieza con todo, inclusive con lo perdurable que para ella es poco. En su diario, nos habla de “una mesa redonda estúpida con gente estúpida”. Es muy frecuente confundir espacios. El cuerpo se deteriora y muere porque es finito, pero el espíritu no; por lo tanto siempre está, sin lugar ni tiempo, gracias a la palabra. Es lo que finalmente retiene a Elena, en su lugar de origen. Esta novela es más que una revelación. Su autor da un paso que significa mucho más. Esperemos sus nuevos frutos.

lunes, enero 16, 2012

LA INSPIRACIÓN DE IRINA



Por Adolfo Cáceres Romero

Prodigioso comienzo el del presente siglo XXI. No ocurrió así con el anterior. El XX fue de los poetas. Franz Tamayo y Ricardo Jaimes Freyre habían marcado su presencia, sellando el XIX, con dos valiosas obras: Odas (1898), de Tamayo, y Castalia Bárbara (1899), de Jaimes Freyre. Tiempo de lucha para la mujer que apenas figuraba los primeros años del XX. Adela Zamudio era su paladín, poeta y narradora. El papel intelectual de esas mujeres ha pasado casi inadvertido. “El Álbum”, era una revista femenina publicada a fines del XIX, en Sucre; dirigida por Carolina Freyre de Jaimes, madre del autor de Castalia Bárbara; revista donde escribían varias mujeres; entre ellas Hercilia Fernández de Mujía. En Cochabamba, también a fines del XIX, apareció la revista “La Rosa”, publicada y dirigida por mujeres. Hacia 1923 se fundó en Oruro “Feminiflor”, revista de mujeres donde Betshabé Salmón –madre del periodista Luis Ramiro Beltrán Salmón— aparece como Jefe de Redacción. Aparte de Adela Zamudio, advertimos la presencia de muy pocas narradoras, como: Adela Quintanilla de Terán y María Virginia Estenssoro, pero no encontramos a ninguna mujer dedicada a la crítica literaria.


En contraste, al comenzar el siglo XXI, tenemos innumerables narradoras de buen nivel y varias estudiosas de las letras nacionales; entre ellas Irina Soto-Mejía que, en su artículo “La inspiración de la joven literatura boliviana” (Fondo Negro, 1-I-12), nos habla de los novísimos narradores que comenzaron a producir en lo que va del presente siglo XXI, concretamente se refiere a los nacidos entre 1975 y 1985. Prodigiosa década, para iniciar una nueva época. Pero es necesario aclarar lo que ella afirma: “Todas esas referencias surgen como intentos de caracterizar a las narrativas bolivianas que se desarrollan actualmente y que tienen una suerte de espíritu vanguardista, pues varían las temáticas y estrategias que se solían manejar en los géneros de novela y cuento”. Referencias que también están en entrevistas y publicaciones de índole literaria. Tal vez hubiera sido bueno que nos especificara algunas de las más significativas, teniendo en cuenta que se dice de todo de un movimiento que recién se perfila y no siempre con “espíritu vanguardista”. Desde luego que no vamos a esperar que concluya su proceso. El talento de esos narradores es indiscutible y alentador, especialmente en los dos que Irina toma de modelo: Liliana Colanzi y Rodrigo Hasbún, ambos nacidos en 1981.


Si tienen una “suerte de espíritu vanguardista”, no lo encuentro perceptible; no, al menos, como el que nos expone, por ejemplo, María Virginia Estenssoro (1902-1970) con El Occiso, en 1937. En ese libro está el hasta ahora inadvertido germen de lo nuevo, que recién se cristaliza, con la presencia de narradores como Claudio Ferrufino y Edmundo Paz Soldán; este último se desprende de Juan Carlos Onetti y Roberto Bolaño, para calar en Charles Bukowski.
Asimismo, es necesario aclarar la interpretación de mis palabras, cuando Irina aboga por los dos autores, diciendo que “aún se les cuestiona la carencia de compromiso social en su discurso, entendiendo por compromiso social lo que Adolfo Cáceres Romero (2011) refiere como el desinterés de los nuevos autores por explorar la mitología andina”. Lamentable error que me muestra lejos de lo que realmente pienso y digo. Jamás cuestioné a esos autores su falta de compromiso social. Cuando digo: “No sólo es desconocida (la mitología andina), sino que nuestros narradores o poetas no creen que valga la pena estudiarla o tomarla en cuenta”, no me refiero a una falta de compromiso, menos todavía a una suerte de costumbrismo que aún perdura. Al señalar el desconocimiento de la mitología andina --como también puede ser la mojeña o tupiguaní--, hago notar que estamos lejos de nuestro ser sustancial. Esto no implica leer a Alcides Arguedas o Jesús Lara. Al contrario, me parece espléndido que lean a Kafka, como lo hizo Paz Soldán. Yo también lo hice y el resultado está en mi novela La mansión de los elegidos (1973). Pero hay algo más; algo indispensable y sustancial.


No creo en absoluto que nuestra literatura resulte más auténtica y boliviana, simplemente por sacar temas de la realidad minera o campesina del país. Repito, lo evidente, admirable y estimulante es el talento de nuestros jóvenes narradores; sólo que, de algún modo, están repitiendo el afán universalista de Ricardo Jaimes Feyre y Franz Tamayo; quienes, al comenzar el siglo XX, creyeron ser más creativos al inspirarse en la mitología escandinava, el primero, y en la griega, el segundo. Únicamente vamos a lograr una literatura digna de mostrarse al mundo cuando ésta salga de lo que somos en esencia. Si nos fijamos en las grandes realizaciones de la literatura universal, encontramos, por ejemplo, que Homero es lo que es, porque bebió de los mitos helénicos; lo mismo que los grandes trágicos; y también Virgilio, en la cultura romana; Boccacio, para el Decameron (1348-53), se valió de los cuentos orales y las tradiciones de su medio y época; al igual que Chaucer en sus Cuentos de Canterbury (1387-1400), en Inglaterra; Rabelais, en su Gargantúa y Pantagruel (1532-1562), se inspira en una serie de mitos populares, para hacer que su obra se constituya en un modelo del Renacimiento; tras de Cervantes y El Quijote no sólo están las novelas de caballería, sino las tradiciones que subsistían luego de que fueron recogidas por el Infante Juan Manuel, en la Edad Media de la vieja Castilla, en su libro de cuentos El Conde Lucanor (1332-35). Shakespeare, también toma, para sus dramas y comedias, la tradición popular; concretamente, La Fierecilla Domada, sale del XXXV Exemplo del Conde Lucanor. Goethe, con su Fausto (1808-1833), trabajó 60 años, en base a antiguos mitos germanos.


Entre los autores modernos: Joyce, concibe su Ulises (1922), en base a su añorada y aborrecida Dublín, sus calles y, también, La Odisea de Homero; Thomas Mann escribe su novela El doctor Fausto (1947), calcando los mitos germanos en la vida de un viejo músico; en fin, tenemos muchos ejemplos más, tal vez uno de los más actualizados es Hermann Broch, novelista austriaco que, con su La muerte de Virgilio (1945), nos entrega una de las obras fundamentales de los últimos tiempos; Tolkien, para El Señor de los anillos (1954) se vale de una serie de mitos anglosajones; los cuentos de terror de Lovecraft, como Los mitos de Cthulhu, beben de la misma fuente.

En nuestra América, las leyendas de Guatemala, recogidas por Miguel Ángel Asturias --Premio Nobel de Literatura, en 1967-- en su Espejo de Lida Sal, fueron esenciales para consolidar su prestigio y el de su país. En el Perú, los Mitos de Huarochiri, recogidos por José María Arguedas, relievaron la literatura quechua, del mismo modo que el Apu Ollantay, traducido por Jesús Lara. De la Colonia nos llega el canto quechua El Manchaypuito, que en 1877 lo tradujo Ricardo Palma, para sus Tradiciones Peruanas y, al año siguiente, lo hizo Juana Manuela Gorriti, en Buenos Aires; en Bolivia, Jesús Lara lo tradujo en su antología Mitos, Leyendas y Cuentos de los Quechuas, en 1973; Néstor Taboada Terán se consagró con su novela Manchay Puyto el amor que quiso ocultar Dios (1977). Ninguna de esas obras sirve de cimiento para el costumbrismo descriptivo.
Finalmente, mis cuentos de La hora de los ángeles (1987), inspirados en la mitología tiwanakota, concretamente en los ángeles de la Puerta del Sol, se hallan modernizados, tal como lo hiciera Lovecraft con sus relatos de terror. Alguno de esos cuentos fueron recogidos en antologías y revistas del país y del exterior. “Los ángeles del espejo”, salió entre los finalistas del concurso auspiciado por la Editorial Atlántida de Buenos Aires, en 1981, siendo traducido al alemán e inglés; al año siguiente, mi libro de cuentos Entre ángeles y golpes se adjudicó el Premio “Franz Tamayo”, de la Alcaldía de La Paz; mi cuento “Wiraqocha, el ángel supremo”, fue publicado por Mempo Giardinelli en su revista “Puro Cuento” (Bs. As. N° 8. Ene-Feb, 1988); mi cuento “Los ángeles de las tinieblas” se halla en la antología de Fernando Burgos Cuentos de Hispanoamérica en el siglo XX, publicado por la Editorial Castalia de Madrid, en 1998. Actualmente estoy trabajando con otros mitos relacionados con dioses, como: Siripaka, Nayjama, Tunupa, Sajama, Sariri; también con leyendas que nos hablan de un planeta negro, del arco iris negro y la lluvia negra; asimismo, por encargo de Colihue, una casa editora de Buenos Aires, traduje El Ollantay, que saldrá este año, en versión moderna, ilustrada. El 2010 gané el Premio Nacional de Cuento “Adela Zamudio”, con “El último khipukamayu”, considerado como uno de mis mejores cuentos.


Los narradores que cita Irina, algún día tendrán que dejar su entorno familiar, para fabular con mayor amplitud. No hay nada imposible para la imaginación. Albert Einstein dice: “La imaginación es más importante que el conocimiento”. ¿Qué sería del arte sin la imaginación? Todo hubiera sido diferente para nosotros si en nuestro sistema educativo nos hubiera inmerso en la rica mitología que tenemos. Recientemente, Homero Carvalho Oliva acaba de publicar su Seres sobrenaturales y mágicos de Bolivia (Kipus, 2011). La India cobra identidad frente al mundo con el Ramayana y el Mahabharata, lo mismo que la cultura árabe con los cuentos de Las mil y una noches. Aprendamos de ese esfuerzo, para valorar lo que somos.


Para terminar, el hecho de haber nacido en Bolivia es una bendición. Si algo nos afecta no es la falta de tradición literaria. La tenemos, rica y auténtica; aun desconocida e ignorada. A medida que Liliana vaya madurando se dará cuenta de ello. Si la infraestructura cultural le parece precaria, es que no se da cuenta de que ella es parte de la misma y depende de su esfuerzo enriquecerla. Talento no le falta, lo que le falta es tomar conciencia de lo que es, sin complejos.

domingo, enero 15, 2012

Los personajes en el mundo de Paz Soldán




Por Elizabeth Arrázola/Los Tiempos

El escritor cochabambino Edmundo Paz Soldán, a quien su última novela, titulada “Norte, le está dando grandes satisfacciones en muy poco tiempo, reveló que está trabajando arduamente en una producción literaria de ciencia ficción en la que sus personajes principales son unos soldados “algo extraños” y que prevé tenerla lista para el próximo año.

Paz Soldán, quien radica en Estados Unidos hace 23 años, explicó que “Iris”, su nuevo trabajo, es una pieza de aventura, guerras, de todo lo que pasó en ese país en este último tiempo. La obra, dijo, será escrita aprovechando que este periodo, que no dará clases en la universidad, tendrá un semestre sabático y avanzará en la escritura de su nueva novela.



“Norte” será publicada entre enero y febrero de 2013 en francés por la editorial Gallimad, en portugués por Campanha das letras y en español en Estados Unidos por Vintage.

Escribir y crear



Consultado sobre su rutina a la hora de escribir y si es riguroso con los horarios, Paz Soldán comentó que escribe cuando tiene tiempo y algunas veces un par de horas al día. “La primera versión que escribo es delirante. Lo hago sin mirar atrás, lo que va saliendo. Después recién viene un proceso de autoedición, que sirve para verificar si lo que quería contar es como conté. Este ejercicio también es para detectar aquellas pulsiones que se revelaron y que no estaban contempladas en la obra”.



A la pregunta de si cuando escribe tiene un esquema mental de lo que quiere hacer, reveló que tiene una idea de lo que quiere hacer y por ello es muy importante para él saber hacia dónde va y siempre lleva una brújula. “Si divido el trabajo en cinco partes, intento que todas sean similares, entre 60 a 70 páginas. Luego releo”, agregó.

La vida de los personajes



En cuanto al manejo de los personajes principales y secundarios en sus novelas, Paz Soldán dijo que en su primer borrador son esqueléticos y después recién se hace una especie de barnizado sobre ellos, se hace más énfasis en la atmósfera que los rodea y recién adquieren vida.



Paz Soldán comentó que de “Norte”, su última novela, tuvo entre seis a siete versiones que fueron escritas en alrededor de tres años. “Tuve que leer y hablar con psiquiatras. Indagué sobre el retardo mental, sobre cómo es el mundo de estas personas. Después recién escribí sobre mi personaje”.



Construir personajes y hacerlos creíbles es el desafío de todos los escritores, pero hay algunos que son más difíciles de trabajar. El reto en “Norte” para Paz Soldán fue construir a su personaje “Martín”, un inmigrante mexicano que fue ingresado a una clínica en la que se le diagnosticó que tenía un tipo de autismo. “El desafío fue hacer comprensible su mundo, pesar sobre su problema mental, y no hacer una caricatura de él. El trabajo fue duro. No fue fácil describir a un hombre que no hablaba y para el que no pasaban los años. Para él, el tiempo se había detenido. ...Lo hice por ensayo y error”.



Dijo que otra cosa fue trabajar sobre “Jesús”, un chico taciturno al que le gustaban los luchadores, quien tras un desengaño abandona el colegio y se une a una pandilla de chicos perdidos como él. Éste, una noche de juerga apuñala a una prostituta para impresionarlos y se convierte en uno de los asesinos en serie más buscados de Norteamérica. “Me estimulaba más narrar sobre el psicópata. El desafío era hacer un personaje convincente, despreciable, pero respetando su condición humana. Ha sido un reto trabajar personajes que se encontraban en los extremos. Pero, el juicio final la tiene el lector”, dijo.


“Norte”, de Edmundo Paz Soldán

Jesús es un chico taciturno al que le apasionan los luchadores enmascarados de la lucha libre mexicana. Vive en Allende (México) con su madre y su hermana. Tras un desengaño, abandona el colegio y se une a una pandilla de chicos perdidos como él. Una noche de juerga apuñala a una prostituta para impresionarlos. Se convertirá en uno de los asesinos en serie más buscados de Norteamérica. Martín es un inmigrante de origen mexicano que sobrevive en California ayudando en la construcción de las vías del tren. Después de quedarse sin trabajo, es arrestado e ingresado en una clínica donde se le diagnostica un tipo de autismo. Se convertirá en uno de los mayores representantes del art brut del siglo xx. Michelle trabaja de camarera en Taco Hut y dedica el resto de su tiempo a desarrollar historias que puedan convertirse en una novela gráfica. Fabián, con quien tuvo una aventura, sueña con escribir la obra definitiva. Un día Michelle y Fabián se reencuentran en la facultad y retoman su relación apasionada, pero condenada al fracaso.

martes, enero 10, 2012

Willy Camacho gran escritor, un “cuentista del tío” fallido




Nacido en La Paz, responde a los títulos de narrador, guionista y gestor cultural. Su obra tiene base en la ironía motivo por el cual el lector que se acerque a sus textos deberá estar pendiente de lo que no se dice, va implícito. Como él mismo se denomina es un ser urbandino que refleja en sus escritos lo cotidiano de los seres urbanos en el momento mismo del desajuste, del quiebre y del desequilibrio, sin pretender para ellos una salida piadosa o un final feliz. Trabajador nocturno (en casa) con interminables jornadas de escritura lo han convertido en uno de los grandes representantes de la literatura boliviana.

Defínete en no más de 5 palabras

Paceño, stronguista, metepata, lenguafloja, solitario.

¿Con la obra de qué autor nació tu interés por la literatura?

No hay uno específico, por lo menos uno que yo recuerde. Pero la obra de Walt Disney fue una de las primeras que leí íntegramente, pues tengo una gran colección de historietas que devoré durante mi niñez. Luego, ya más grandecito, leí todas las Selecciones del Reader’s Digest, desde las publicadas en 1938. Finalmente, creo que García Márquez junto con Günter Grass, José Saramago y Bioy Casares terminaron por convertirme al lado oscuro.

¿En qué momento de tu vida decides dedicarte a pleno a la literatura?

Recuerdo que fue durante los primeros días de 2002. En 2001 había vencido el primer año de la Carrera de Literatura, más como pasatiempo, mientras hallaba trabajo como economista, pero cuando llegó el momento de inscribirme al segundo año, me di cuenta de que eso era lo que quería hacer por el resto de mi vida. Así que me olvidé de la Economía y nunca más intenté ejercerla, ni siquiera en los momentos de hambre.

¿Cuántos y qué libros has publicado hasta el momento?

En 2003 publiqué un libro a tres manos con Daniela Renjel y Sebastián Antezana, titulado Réquiem para once. En 2008 salió El misterio del Estido” en 2010 Cuentos escogidos y el año pasado el minilibro Poco bla bla…, de la serie Cuentos de Alasita. Además publiqué en antologías, revistas y otros medios.

Escribes cuentos hace algún tiempo ya ¿Aparte de cuentista fantástico te consideras “cuentista del tío”?

Traté de serlo alguna vez, pero la risa me gana cuando tengo a la víctima entre mis manos. Sin embargo, creo que todo cuentista tiene que ser un mentiroso experto, pues debe lograr que los lectores se crean sus mentiras.

¿Qué es lo más y menos satisfactorio que has pasado en tu experiencia como escritor en una ciudad como la nuestra?

Lo más satisfactorio fue haber visitado, gracias a una invitación de la Alcaldía, algunas unidades educativas, donde compartí con niños y adolescentes algo de mi experiencia. Lo menos satisfactorio, aunque en realidad debería decir, lo más extraño, fue la reacción de algunas personas cuando declaramos desierto el Premio Nacional de Cuento Franz Tamayo 2008. Se trató de un waykaso virtual, porque todo fue a través de blogs.

Hace tiempo, cuando ganaste un premio en efectivo vi la entrevista en la Tv en la que aseverabas que con el premio comprarías algunos libros y lo demás lo gastarías en ron ¿Fue así?

Bueno, por lo menos la mayor parte del dinero la gaste en eso, aunque ya no me acuerdo si fueron más libros o más botellas. En todo caso, disfruté bien el dinero de ese premio.

En tus términos ¿Qué tipo de literatura haces y por qué la catalogas así?

Aunque el género no existe, podría decir que hago literatura urbana, pues ambiento mis textos en ciudades (casi siempre es La Paz aunque no la menciono o la camuflo), ya que me siguen pareciendo interesantes los procesos culturales, de relaciones humanas y de otros tipos que se generan en las urbes.

Sé que cuentas con algunos premios ¿Cuáles de tus obras han sido premiadas?

En realidad, sólo tengo dos premios, y uno es compartido. El primero es el Premio Nacional de Cuento Franz Tamayo de 2006, y el otro es el Premio Amalia Gallardo del bicentenario, que lo ganamos con Daniel Moya (él como director, yo como guionista), aunque el mérito fue de toda la productora Tres Tribus.

¿Cuál es tu mejor momento a la hora de escribir? ¿Tienes fuentes o momentos de mayor inspiración?

Me gusta escribir de noche, de día solo lo hago por obligación o trabajo. Empiezo a eso de las siete y termino a las cinco de la mañana. Más que inspiración, creo que hay pequeñas ideas que surgen a partir de algo circunstancial (una película, un gesto, un accidente, una noticia, etc.) y que pueden ser desarrolladas.

¿Tienes algún material nuevo listo a ser editado este 2012?

Estoy escribiendo una novela hace algunos años, no lo he podido hacer al ritmo que quisiera, porque he tenido compromisos laborales que me lo han impedido, pero espero terminarla este año. Asimismo, junto con Daniel Averanga pensamos presentar la segunda entrega de la antología de cuentos de terror bolivianos Gritos Demenciales.

Fuente de la noticia : Periodico El Diario/La Paz

lunes, enero 09, 2012

Autor al cubo : Giovanna Rivero



Tu primer texto:
Nombrando el eco
Género:
Cuento
Año:
1993
Procedimiento creativo/Contexto:
Cuentos cortos de corte fantástico con gestos surrealistas, escritos durante una crisis existencial de la temprana veintena.
¿Tuvo lectores?/¿Críticas favorables?/¿Produjo conflictos familiares?:
Fue una tirada brevísima, 300 ejemplares, que se agotó en un año, produjo buenos comentarios, pero en un medio en que la crítica, en ese momento, era prácticamente inexistente. Lo publiqué porque se me acercó un insistente editor joven, peruano, Enrique Tamay, y así me animé a dar ese paso a los 21 años. Los conflictos familiares precisamente fueron el germen del libro, de modo que el librito resultó ser solo un gato mordiéndose la cola.
¿Se ha puesto viejo?/¿Lo has vuelto a corregir?/¿Lo quemaste?
Nunca más lo toqué. A veces pienso que es un libro/archivo clínico, una huella de un estado de ánimo, un documento freudiano de la infancia de mi escritura.
Fragmento:
No tengo ninguno. El libro nunca se reeditó y en el 93 no tenía una computadora. Es mi prehistoria. Pero había un cuento, por ejemplo, sobre una señora que enviudaba compulsivamente y otro sobre una partera que cruzaba kilómetros y kilómetros de pampa para atender los partos, un día atiende el parto de una muchachita, que es casi una niña. Es decir, las historias no tenían mucho que ver con el “afuera” de ese momento. Fue el acto mismo de escribir, la decisión de escoger la literatura como un camino, lo que produjo algunos sismos en mi casa.


Presente

Género
Cuento, novela.
Qué se ha modificado en tu modo de abordar un texto.
La ansiedad. Antes me parecía que escribir en estado nervioso, psicodélico, era la perfecta circunstancia para que el texto se acercara a lo que yo esperaba de él. Era una idea de “autenticidad” demasiado emocional. Ahora tolero la imperfección, la distancia entre la idea, la imagen mental y los rumbos que va tomando, por su velocidad, por su propio devenir, el texto. En algún momento también encontré en la corrección obsesiva una suerte de paliativo a ese ‘cable pelado’ al que me enchufaba para escribir. Ahora, si bien me gusta la lujuria de la fase de corrección que sigue a un texto después del reposo, valoro mucho la espontaneidad inicial de la escritura. El texto salvaje o primario no debe perderlo todo.
Cuál es tu punto de partida.
En el caso del cuento mi punto de partida es una situación. Pongamos que me entran ganas de contar una historia en medio de un terremoto o sobre fobias, a partir de ahí comienzo a pensar en posibles personajes, en temporalidades. En el caso de la novela la gestación es más compleja. Pienso en cosas ocurriendo en distintos espacios y que involucran subjetividades y desencadenan acciones y sentimientos. Para que ese caos se ordene, obvio, necesitamos algún tipo de colisión, y entonces intuyo que mi trabajo es anudar eso que ocurre y que en apariencia no está vinculado. Crear la simultaneidad, pues. Ahora que me lo preguntás, creo que eso es lo que me gusta de la novela, ese tejido enloquecido entre sujetos y vidas que en primera instancia estaban desconectados. Cuando comencé a escribir Tukzon imaginaba la “verdadera” historia emergiendo como la neblina de un río en el invierno. Los episodios construirían el río, pero el vapor, la neblina, era algo que el lector tendría que ir percibiendo a partir de los vínculos, de la composición invisible, como cuando mirás una de esas imágenes en 3D y al principio solo ves formas planas y luego el ojo recrea la dichosa tercera dimensión.
¿Tus lectores son fieles o te abandonan en el camino?
No lo sé.
Qué sabés de tu propia literatura.
Que gran parte de ella parece autobiográfica pero no lo es. El solipsismo es una apariencia y mis mejores lectores son los que han franqueado ese umbral.
Qué perdiste/Qué ganaste
Perdí horas de sueño, perdí ingenuidad, perdí un tiempo importante con mis hijos. Gané placer, el placer de escribir una historia con un sentido de libertad que no había experimentado antes. Gané la capacidad de reinventar mis propias búsquedas.

Fragmento:
Quizás han escuchado un millón y medio de veces decir: “mi vida cambió después de las torres”, “nada es lo mismo después de la torres”. Lo entiendo a la perfección. La mía se jodió olímpicamente después de las torres. Volé en mil pedazos. Todavía a veces, en el sueño de mi sueño eterno, es decir, en la pesadilla de mi infinita pesadilla, veo mis dedos separarse como una medusa en celo en el fondo del mar, solo que este mar es gaseoso, gris, cien por ciento polución. También veo separarse, irse por su cuenta, mis pies, y por un instante me pregunto cómo iré a caminar después, cuando todo haya pasado, pero a la velocidad de un rayo sumo y resto que no habrá un después, no en términos humanos, para ponérselos fácil.


Futuro

Proyectos:
Estoy corrigiendo una novela titulada provisionalmente “Ovni”, contextualizada en los años 80, en Bolivia. Ojalá pueda publicarla en algún momento de este 2012. Este año también quiero continuar con una novela juvenil que tengo comenzada y en la que indefectiblemente pienso cuando estoy en la ducha. Creo que a estas alturas se va a llamar “Girl Interrupted” J.
Cómo te gustaría ser reseñado/a.
Sin prejuicios.
Quién te leerá
Nunca falta un lector raro.
Qué podemos esperar de vos.
Que radicalice mi vocación por la ciencia ficción.
Cómo te gustaría que te recuerden.
Con amor. Y como a una escritora arriesgada, si consigo ganarme ese aura.
Tu última frase:
Se hizo todo lo que se pudo, ni un milímetro menos.



Giovanna Rivero nació en Santa Cruz, Bolivia, en 1972. Ha publicado los libros de cuentos: La dueña de nuestros sueños (2002), Contraluna (2005), Sangre Dulce (2006), y Niñas y detectives (Bartleby 2009), y las novelas Las camaleonas (2001), Tukzon, historias colaterales (2008) recientemente adaptada al cómic, y la nouvelle Alkalá Thriller, incluida en Crónicas de oreja de vaca (Bartleby 2011). Participó en el Iowa Writing Program (2004), fue seleccionada como uno de Los 25 Secretos Literarios Mejor Guardados de Latinoamérica por la FIL Guadalajara 2011. Desarrolla un doctorado en literatura hispanoamericana en University of Florida.

Imagen: Jan Saudek

Fuente de la informacion :"http://autoralcubo.blogspot.com/2012/01/pasado-tu-primer-texto-nombrando-el-eco.html"

domingo, enero 08, 2012

Conversando con un escritor boliviano: Adolfo Cardenas : "Yo sólo abrí los ojos y oídos para ver y decir nuestra realidad"




Viernes, 13 de Marzo de 2009 16:37/Educabolivia

educabolivia conversó con este escritor boliviano que sigue escribiendo y publicando con un tono honesto con la sociedad boliviana-marginal; sus primeros cuentos, que ya tienen una existencia de 20 años, hoy cobran más vigencia que nunca por tocar y mostrar la riqueza y variedad de las jergas boliviano-urbanas y continúan además divirtiendo.

¿Escribir es el oficio de tu vida? ¿Cómo defines ese oficio y cómo entra en tu vida?Bueno, yo he devenido escritor por mi pasión por ser cineasta o comiquero. Me sentí atraído por la imagen desde niño; fui criado en una tradición donde el comic era el referente infantil por excelencia. Me acuerdo que mis clases en la escuela eran aburridas; me ponía a dibujar historietas al final de mis cuadernos y estos dibujos precisaban una historia, de ahí que surge la narrativa unida a la imagen; ésta última es casi una obsesión para mí.

¿Cómo escribes? ¿De improviso, planificando? ¿Tienes horas preferidas para escribir?Escribo de forma indisciplinada. No vivimos en un medio muy lector; como no hay tradición de lectura, la escritura es una afición y tenemos que dedicarnos a otras actividades para subsistir no? En mi caso son la docencia y la edición, actividades vinculadas a la producción textual.

Escribes cuentos y novelas ¿Escarbaste en el teatro o en la poesía? ¿Por qué?
Poesía sí, en mi adolescencia; por la música como factor de influencia. Escribí textos musicalizables. Considero que el discurso poético es otra forma de narrar.

¿Cuál es tu mayor vicio?
Tomar café y fumar; esos serían mis vicios fisiológicos ¿no? Ahora, un vicio espiritual: el cine.

¿Cuáles son tus directores favoritos?
Woddy Allen, Kubrick y Kurosawa.

En tus cuentos (Fastos Marginales, El Chojcho …, etc.) y en tu novela periférica Bvl. los personajes hacen y dicen desde las periferias (lingüística, cultural, etc.); hoy, con el tema de lo plurilingüe y lo multicultural tan vigente, ¿no te sientes como un "adelantado" por haber tocado el tema décadas atrás desde tu narrativa?
No, yo sólo abrí los ojos y oídos para ver y decir nuestra realidad. Esto ya lo hicieron en Europa varios autores como James Joyce. Este tipo de narrativa intenta llegar a grupos más amplios de lectores. La literatura deja de ser así, sólo para "clases ilustradas" y así se mueve en ámbitos masivos.

Dijiste en alguna otra entrevista que para ti la ciudad de La Paz era "el centro neurálgico del país" Viendo esta Bolivia como cuerpo, ¿el país tendría un dolor de cabeza?
En el aspecto académico-cultural sí; muchos bolivianos se niegan a aceptar que La Paz presenta mayor producción y oferta que cualquier otra ciudad de Bolivia (academias, eventos, encuentros, etc.) Esta es propiedad exclusiva de la ciudad.

¿Qué disfrutas más como docente?
La difusión de sistemas creativos; la creatividad o creación es escasa, hay muchas causas que justifican esto. Uno de nuestros defectos como bolivianos es la copia. La copia implica una actitud de deseo de dominación; el copión piensa que nadie más se va a dar cuenta.

El boliviano promedio siente que en su medio no es reconocido; al trasladarse al extranjero, se siente recuperado por esas sociedades foráneas y a manera de agradecimiento difunde lo que ha aprendido en esos territorios. Pero lo que ha aprendido se transforma en copia cuando vuelve a Bolivia y trata de imponer modas y decadencias occidentales; cuando en Bolivia aún estamos en procesos de construcción. Por ejemplo el Hip Hop alteño-marginal o los "hiphoperos" provinciales. Se dice que éstos se apropiaron de estas formas para manifestar o denunciar necesidades o formas de ser nacional. Yo veo en esa "apropiación" sólo copia, plagio. Su raíz está en un complejo de inferioridad con respecto al otro (sociedad, cultura, etc.) Existe entonces una urgencia literaria en Bolivia.

¿Qué es lo que más disfrutas de la vida, como ser humano?
Como ser humano: el cine.

¿Qué te parece el cine boliviano?
Tengo mis prejuicios con el cine boliviano; por ejemplo vi: "El día que murió el silencio" y me pareció una copia "garciamarquesa". Yo prefiero directores como Allen, Kubrick y Kurosawa; debe ser parte de mi "choledad". Uno de mis orgullos tercermundistas es que Kurosawa les enseñó fotografía a los cineastas gringos.

Después de la novela Periférica Boulevard, ¿qué has escrito y publicado?
Doce monedas para el barquero (2007) son doce cuentos donde toco el tema de las fiestas de noviembre; me interesa la fiesta de muertos. Este libro tiene varios cuentos que tienen historias truculentas. Uno en especial lo escribí a partir de una leyenda urbana paceña sobre una casa que queda entre la Av. Saavedra y la Yungas…. Es famosa aquí en La Paz porque nadie la habita y todos dicen que está embrujada. Según nuestra tradición, cuando llegan nuestros muertos cada 1 de noviembre hay que esperarlos con tantawawa’s (panes), comida y bebida que les gusta o gustaba en vida; ellos se quedan hasta el día siguiente. Pues en este cuento, nuestro muerto se da tal atracón que ya no puede volver al más allá; se queda entre sus familiares contaminando la casa y luego todo el barrio.

Luego escribí Tres biografías para el olvido (2008); son tres historias diferentes. Una es sobre un soldado desertor de la guerra del Chaco que prefiere quedarse en el pueblo de Sepulturas a vivir con una chola llamada Claudina (igual que en la Chaskañawi de Medinacelli) pero que es obligado por su madre a volver al frente de batalla acompañado por su padre para que no se vuelva a escapar; porque éste tiene una larga historia de escapes (del colegio, de su casa, etc.)

¿Qué les dirías a todos los jóvenes bolivianos(as) que escriben o quieren escribir?
Que no se avergüencen de manifestar su realidad porque es la forma más honesta de escribir. La representación (entiendo eso como tratar de ser alguien que no se es, a partir de la alienación cultural) es una endemia en Bolivia. Falta un re_conocimiento desde un virlochaje, desde un cholaje en Bolivia.

Sus obras publicadas:
Fastos Marginales (1989) Cuentos sobre mitos andinos.
El Chojcho con audio de rock p'ssado (1991) Cuento en texto y graffitis.
El octavo sello (1997)
Periférica Boulevard (2003) Novela.
Doce monedas para el barquero (2007) Cuentos sobre las fiestas de noviembre.
Tres biografías para el olvido (2008) Cuentos.

sábado, enero 07, 2012

Biografia de Adolfo Cárdenas Franco



CÁRDENAS FRANCO, Adolfo (La Paz, Bolivia, 1950).- Novelista y cuentista. Estudió literatura en la UMSA (1983). Técnico superior en Administración de Empresas. Docente de literatura de la UMSA. Su producción literaria se ha caracterizado por el uso de un lenguaje o terminología popular (vulgar para algunos), a lo que argumenta el autor: "…simplemente es un esfuerzo /.../ por cotidianizar la literatura, es decir que la literatura no sea un referente que esté ahí en la estratósfera, sino que por el contrario sea una propuesta más o menos cotidiana, y para que la literatura sea una propuesta cotidiana, entonces se tiene que utilizar un lenguaje que utilizan todos".

Una muestra de sus escritos es el siguiente: "-Puuucha Antenitas... miabía torrado hermano, vas'disculpar... quiá dicho el canillita? A ves encendé tu cantora... a la mieeeeeéchicaa... golpe militar dice... entonces... siempre pensaba largarnos... claaaro, necesitan la canela vacía pa' enjaular políticos o no che? que? feca? Ya Antenitas, gras, que? nuimporta así purito nomás que vamos' hacer... mas bien hay que salir a buscar lana pa'l morfis no?"

LIBROS

Novela: Periférica Blvd (Mención de honor, Premio Nacional de Novela, 2003, ed. 2004).

Cuento: Alajpacha (Premio Mención Atlantida, Argentina, 1983); Fastos marginales (1989); Chojcho con audio de rock p'esaaado (1992); El octavo sello (1997).


Ref.- N. Gutiérrez, "Fastos Marginales", Presencia/Puerta, 17.04.91, 8; Entrevista con el autor (mayo 2009)



Copyright: Elías Blanco Mamani

viernes, enero 06, 2012

EL AMANTE NOCTURNO DE LA DONCELLA DIURNA



Esta es una antologia personal que reune cinco cuentos ambientados en la mitologia milenaria de los vampiros,cada cuento intenta ofrecer una imagen distinta y ironica de este mito nacido en la vieja imaginacion de los primeros europeos.

jueves, enero 05, 2012

"La portada mágica" traducida al alemán


NOVELA."La portada mágica" traducida al alemán. Ambientada en el siglo XVIII, el artesano Luis Niño y su ayudante Jahuira recorren la zona andina y amazónica en busca de las decoraciones más originales para la portada de San Lorenzo de Potosí.

miércoles, enero 04, 2012

Norte, de Edmundo Paz Soldán, será traducida a 3 idiomas



Rey González / La Paz - 04/01/2012
Archivo Página Siete

El autor cochabambino muestra su última novela.La novela Norte, de Edmundo Paz Soldán, será traducida al inglés, francés y portugués para ser editada en EEUU, Francia y Brasil en el transcurso de este año. Según contó el destacado autor boliviano a Página Siete, se espera que la versión en inglés esté disponible en junio y posteriormente la editorial Galimar -“la más importante de Francia”- y Compania das letras (Brasil) las pondrán a la venta antes de fin de año.

Además de su edición boliviana a cargo de la editorial Nuevo Milenio, la obra del cochabambino ya cuenta con una edición española y otra mexicana -distribuida en Centroamérica, Chile y Perú- y este mes será presentada en un festival literario en Cartagena, Colombia.

Recientemente Norte fue calificada como “la mejor novela en castellano” por el diario El economista, de México.

La nota, firmada por Alejandro Flores, señala: “Una antigua promesa, un infierno invertido (...) resurge tras la mirada de uno de los últimos latinoamericanos que han adoptado el modo de vida estadounidense sin abandonar, quizá por nostalgia o por comodidad, la lengua materna: el español. Norte es una historia de salvación y de muerte, una novela transgeneracional para hablar de la situación (moral y vital) de extravío que padecen los hombres de nuestros países”.

Sobre esta distinción, Paz Soldán señaló que “lo que más me estimula es que buena parte de la novela está ambientada en el norte de México y sus tres personajes principales son mexicanos” .

“Tenía un poco de miedo a la reacción que podían tener en México frente a la obra y me alegra mucho que haya sido una respuesta positiva porque como escritor es un gran desafío crear personajes convincentes” añadió el autor que pasa sus vacaciones en su Cochabamba natal.

Sin embargo, recuerda que este tipo de selecciones dependen de criterios “muy subjetivos” por lo que debe reaccionarse con mesura. “Lo importante es escribir y estar satisfecho con el resultado obtenido, luego el libro inicia su camino propio”.

Paz Soldán, que se encuentra trabajando en su próxima novela Iris, que espera ver publicada el próximo año, resalta, asimismo, que la literatura boliviana se está consolidando fuera de Bolivia a través de autores que en 2011 publicaron en el exterior, como Giovanna Rivero, Maximiliano Barrientos, Rodrigo Hasbún y Liliana Colanzi .

“Que cinco bolivianos -sostiene, sumándose a la lista- hayan publicado en el exterior no es algo que ocurre todos los años. A veces tenemos una autoestima muy baja y hay que aprender a valorar cuando nos va bien. La literatura boliviana siempre ha sido de calidad, lo que nos falta es continuidad y la estamos consiguiendo

martes, enero 03, 2012

“Norte” de Paz Soldán es elegida como la novela de 2011 en México



El diario mexicano El Economista eligió a “Norte”, del escritor cochabambino, Edmundo Paz Soldán, como la novela en lengua española del 2011.

“Norte es una historia de salvación y de muerte, una novela transgeneracional para hablar de la situación (moral y vital) de extravío que padecen los hombres de nuestros países”, define en la justificación el periodista Alejandro Flores.

En el artículo titulado “Literatura que dejó huella en el año” de El Economista, Flores elabora un raking de libros “estrictamente literarios” publicados el 2011.

“Conscientes de que existen un sinfín de propuestas editoriales año con año, y que es imposible leer todas estas alternativas, proponemos una lista de aquello que en cuestión estrictamente literaria nos ha parecido lo más sobresaliente del año que recién termina”, argumentó Flores.

En su lista, que abarca novela, ensayo, cuento y poesía, Flores designa a “Norte”, de Edmundo Paz Soldán como la novela en lengua española del año. Y así argumenta su posición: “Una composición narrativa de enfoque múltiple: Norte traza una dirección y un espacio ya para siempre imaginario y elusivo: el norte. Una antigua promesa, un infierno invertido. Los detectives salvajes, del chileno Roberto Bolaño y, sobre todo, la mirada desencantada del autor, resurgen tras la mirada de uno de los últimos latinoamericanos que han adoptado el modo de vida estadounidense sin abandonar, quizá por nostalgia o por comodidad, la lengua materna: el español”.

“La obra de Paz Soldán me pareció la más interesante en cuanto a narrativa en lengua española publicada en México”, finalizó.

Fuente : Opinión/Cochabamba

lunes, enero 02, 2012

Ausencia presente :Novela de Pedro Von Vacano



Resumen

La historia habla de los integrantes de una familia boliviana que pasan por problemas económicos y personales. Todo ello inmerso en una atmósfeta bastante convulsionada por asuntos políticos. María, la madre sobreprotectora de Antonio, su hijo menor, configura a toda una familia. Figura férrea, choca con su nueva (esposa de Antonio) y obliga al resto de los integrantes de la familia a vivir en un difícil equilibrio entre las dos partes. El personaje de la abuela determina, por su manera, posesiva, toda la existencia de la familia, quienes llegan a percibirla casi como una maldición. Pero el texto ofrece también una clave que explica el por qué de la manera de ser de Maria.- La novela se estructura en un prefacio (que ofrece la clave) y trece capítulos desarrollados en forma lineal..

domingo, enero 01, 2012

Rocha Monroy, Paz Soldán y Cárdenas anuncian nuevas novelas para 2012




Por Rey González / La Paz - 01/01/2012: Pagina Siete

Nuevas novelas de Ramón Rocha Monroy, Edmundo Paz Soldán y Adolfo Cárdenas, tres de los más reconocidos autores bolivianos de los últimos años, destacan entre los proyectos literarios y editoriales confirmados para 2012.

A mediados de año, la editorial El País publicará La sombra del tambor, de Rocha Monroy. Se trata, según adelanta el reconocido “Ojo de Vidrio”, de una novela histórica sobre la guerrilla de la independencia en Ayopaya, basada en el Diario del Tambor Vargas.

Otra esperada obra para este año es Iris, que tratará, según su autor Edmundo Paz Soldán, “sobre un país imaginario del mismo nombre”. Aunque no quiso adelantar más detalles, el escritor radicado en EEUU confió a Página Siete que también piensa mandar a imprenta un libro de cuentos.

Con el título- aún tentativo- de Domi Perales el paceño Adolfo Cárdenas también pretende terciar en el ámbito editorial nacional, en el segundo semestre del año pues, actualmente la novela, según comentó, “se encuentra en etapa de corrección”.

Otro trabajo sin fecha confirmada ni título definido -“pero que saldrá sí o sí en 2012”- corresponde a Juan Pablo Piñeiro. Según el joven escritor que sorprendió a la crítica y los lectores con sus dos primeras novelas: Cuando Sara Chura despierte e Illimani Púrpura, “será una obra distinta a las otras ya que todo ocurre en la selva boliviana y tendrá como protagonista a un maestro albañil”.

Más

También en narrativa, la editorial El Cuervo tiene en carpeta la publicación de una segunda compilación de crónicas bolivianas, al estilo de Bolivia a toda costa -que acaba de lanzar- además de una obra recopilatoria del trabajo en este género del periodista Álex Ayala.

El 2012 también será el año de publicación de dos novelas de Pedro von Vacano y Hebe Montellano, por parte de la editorial Gente Común.

Mientras tanto, la editorial La Hoguera confirmó la edición de la novela juvenil Bullyng, de Roger Otero y Billy Castillo y el libro de cuentos Agitar antes de usar, de Marcela Aguilar.

Dentro de las reediciones anunciadas, las más llamativas resultan El amor según, de Sebastián Antezana (El Cuervo), la cuarta edición de Cuando Sara Chura despierte, de Piñeiro (Gente Común), las clásicas Raza de bronce, de Alcides Arguedas -con un prólogo de Edmundo Paz Soldán- (Plural), Imágenes paceñas de Jaime Saenz (Plural) y una versión en inglés de Entierro sin muerte, de Verónica Ormachea (Gente Común).

En ensayo, destacan el segundo volumen de la Obra completa, de René Zavaleta Mercado; La revolución antes de la revolución, de Laura Gotkowitz; Hablemos de los que mueren, de Marcelo Quiroga Santa Cruz e Introducción al lenguaje afroboliviano, de Sandro Sessarego, todas de la editorial Plural.

En otros géneros, Gente Común publicará el esperado cómic de Periférica Blvd., ilustrado por Álvaro Ruilova; un libro-objeto de fotografía de Luca Citarella y una crónica de reportajes latinoamericanos.

Para los primeros meses de 2012, El País anunció la publicación de la obra ganadora del Concurso Nacional de Investigación en Historia y un libro sobre “lo que no se dijo” del caso Rózsa del periodista Carlos Valverde.
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