lunes, junio 30, 2008

Los tejedores de la noche




“La escritura suntuosa y flexible de Jesús Urzagasti, es la de alguien que goza al operarla, y que transmite ese goce a todo lector no sólo dispuesto sino capaz de percibirlo, rebasa la acaso ya arcaica barrera de los géneros y se convierte en un eficaz medio de revelación y sortilegio, de conocimiento y de ensoñación.” Rodolfo Alonso (Argentina) “Se escribe, parece indicar Urzagasti, para pasar activa y atentamente por la vida.” Luis H. Antezana (Bolivia) “Hay quienes dicen que el “boom” de la novela latinoamericana ya pasó, y que lo único que queda son imitadores. Esto no es cierto. Lo que tenemos, más bien, son continuadores y Jesús Urzagasti de Bolivia está entre los de primera fila.” Gregory Rabassa (Estados Unidos)

domingo, junio 29, 2008

Por orden del rey




“Pocos como Javier Baptista Morales, SJ, pueden relatarnos las historias de los jesuitas que leemos en su nueva novela, Por orden del rey. No sólo por la investigación histórica, minuciosa, tan cabal, que refleja su erudición en estos temas, sino, además, porque su vocación jesuita se ve reflejada en estos relatos. En este libro, una novela, encontramos las historias de ocho sacerdotes jesuitas que transcurren entre 1690 a 1824. Cada relato es una biografía de cada uno de los personajes, que se van relacionando entre sí.

El hilo conductor de los relatos es el decreto de expulsión de los jesuitas de las misiones que regentaban, en América por orden del Rey Carlos III de España, ejecutado por el Papa Clemente XIV en 1767, y cómo este hecho histórico marca la vida de cada uno de ellos. Esta etapa histórica termina con la restauración de la Orden en 1814 por el Papa Pío VII.

Para todos los que gustan de la novela histórica será, con seguridad como para mí, un verdadero placer leer este libro”. (Beba Rodríguez Estenssoro)

CONTENIDO:

Laureano Arenas (1690-1768) • Martín Hutter (1694-1771) • Antonio Huyssens (1696-1768) • Julián Villanueva (1734-1819) • Tomás Sarmiento (1734-1800) • Juan Goenaga (1734-1801) • Manuel Urigoitia (1737-1773) • Agustín Cárdenas (1744-1824)

sábado, junio 28, 2008

Los papeles de Narciso Lima-Achá




“Los papeles de Narciso Lima-Achá, viene a llenar un sentido vacío para la vida intelectual boliviana, pues la novela, completamente agotada al poco tiempo de su primera publicación, es otro de los pilares fundamentales de lo que –además de sus intrínsecos valores como obras de arte- forman lo que se podría llamar la trilogía más explícitamente autobiográfica de la obra saenziana, esto es, Felipe Delgado; La piedra imán; y la que ahora se da al lector”. (Álvaro Díez Astete)

viernes, junio 27, 2008

Ladies Night : La novela policiaca de Ramon Rocha Monroy







“Por aquellos días festejamos al Señor del Gran Poder, no en junio como se acostumbra sino después de las Fiestas de Julio debido al terremoto de Aiquile y Totora, que nos dejó con los crespos hechos por razones de luto. Un oleaje de polleras celestes y mantas rosadas descendía por la calle de la Iglesia del Gran Poder. La figurita maquillada con escayola bailaba exhibiendo sus piernas flacas entre los límites de la pollera y las botas adragonadas. El moreno mayor, luciendo su pagoda de Bordados Qhantati, se quitaba la pesada máscara para ostentar el mascarón de su propio rostro, armado de un pito cuyos sonidos le inflaban los tremendos carrillos. Era la fiesta de los metales, de las lentejuelas, de la bisutería, de la fantasía recargada en el barroco retorcido de los disfraces.

-Ha de saberse que el Fantasma de la Pérez, también conocido como El Fantasma, se sacudía esta madrugada en los últimos estertores de la vida, o los primeros de la muerte. Ello no obstante, nuestro auxilio oportuno, consistente en un enérgico trago de aguardiente, hizo retroceder el coma hepático. Horas de gracia que, al parecer, serán las últimas de este convivio y las primeras del velorio”. (De la contratapa)


OPINION LUNDICA

Esta novela policiaca de Ramon Rocha Monroy nos sumerge en la profundidad del mundo de la noche paceña, donde el personaje principal se ve rodeado de noches de bohemia utilizando los ojos para ver el cuerpo de hermosas mujeres de anatomia de amazonas griegas,cuerpos voluptuosos y llenos de actractivos para todos los hombres del planeta.
Una novela negra dentro de la tradicion noir con elementos propios de la cultura boliviana.

jueves, junio 26, 2008

Evo en el paraíso






“Dos historias contadas al unísono, dos historias que tienen vida propia, dos historias que no se mezclan pero que tienen el mismo objetivo: el de pulir el tan mentado oficio de vivir.




Juan Pablo es un muchacho intranquilo, perturbado por los acontecimientos sociales y por un amor que de por sí es confuso. Busca, mediante su propia reflexión, salir adelante en un país de comerciantes y políticos.



Por otro lado, va contando la vida de Evo, un hombre que se hizo solo y que, más allá de ser un indígena perteneciente a las mayorías, busca servir a ellas mediante el sindicalismo y la política, para conformar así su propio paraíso, un paraíso perdido en este extraño lugar que decimos nuestro”. (De la contratapa)


Juan Carlos Flores Escobar escribio esta original novela ambientada en el mundo de Evo Morales.

miércoles, junio 25, 2008

La sangre de todos







"La Sangre de todos: la ambición, el arma de la victoria"

Artculo literario por María Belén Mendivil Saucedo


Titulo del libro: La sangre de todos

Autor: Ramiro Velasco RomeroLugar de publicación: La PazEditorial: PluralAño: 2003 La sangre de todos es una novela escrita por Ramiro Velasco Romero (1937-2006). Este intelectual ha compuesto varios ensayos políticos e historiográficos. En la obra examinada, el autor se inclina por darle fuerza a la historia novelada, característica que asoma por primera vez en su producción. Representante diplomático boliviano en Cuba, falleció el 20 de marzo del año 2006, un día después de haber presentado sus cartas credenciales ante las autoridades de La Habana.
El volumen trata de la Guerra Federal, conflicto que se desató al final del siglo XIX (1898-1899) en Bolivia, entre La Paz y Chuquisaca (Oruro es mencionado en esta lidia, pero fue sólo un punto estratégico para la confrontación). El motivo de la discordia entre estos Departamentos fue la pelea por la capitalidad del país. El gran crecimiento económico, el ansia de hegemonía y la sed de poder fueron las razones primordiales que llevaron a los representantes paceños a arrebatar la sede de gobierno a Sucre.


Hay dos grandes personas que son dadas a conocer en este libro, empleándose para ello un estilo que ha sido construido entre lo biográfico y lo novelesco: Severo Fernández Alonso Caballero (1849-1925), millonario aristócrata, conservador chuquisaqueño y Presidente de la República durante la mencionada guerra; y José Manuel Pando Solares (1848-1917), coronel paceño, senador por Chuquisaca, jefe del Partido Liberal y Primer Mandatario del país desde 1899 hasta 1904. Aunque Pando fue el líder victorioso de la Guerra Federal, más que militar guerrero, expedicionario y geógrafo, tenía reservado un destino de glorias y tragedias.

Lo que generó la convulsión en La Paz fue el fraude perpetrado por el Partido Conservador en las elecciones de 1897. El voto había favorecido mayoritariamente a los liberales en todo el país; no obstante, en La Paz, de manera ilegal, el partido oficial proclamó la victoria de sus seis candidatos. Los liberales impugnaron la decisión; el jurado electoral departamental revisó el escrutinio y comprobó el fraude. Multitudes de paceños tomaron las calles en apoyo a los cuatro concejales liberales e impusieron su decisión. El oficialismo quedó con sólo dos concejales. Debido a esto, el presidente Fernández Alonso perdió el control de la ya efervescente La Paz. En 1898, la bancada parlamentaria sucrense presentó el Proyecto de Ley de Radicatoria del Poder Ejecutivo, en el cual se disponía que el Poder Ejecutivo debía radicar en Sucre. Este proyecto agudizó la situación, enfureciendo a La Paz; como respuesta, la bancada paceña presentó el Proyecto de Ley Federal. El 26 de septiembre de 1898, el diputado paceño Isaac S. Campero leyó un proyecto de ley de necesidad de la reforma constitucional para declarar a Bolivia una República Federal Representativa.
El 29 de Noviembre, la Ley de Radicatoria fue promulgada. El 12 de diciembre se había constituido la Junta de Gobierno Federal, encabezada por el prefecto Serapio Reyes Ortiz, el coronel José Manuel Pando y Macario Pinilla. Tras esto, la guerra se desencadenó. En estas circunstancias, el coronel Pando contactó al jefe indio Zárate Willca para pedir su apoyo, quien le aseguró su respaldo con la condición de que aquél le proporcionara armas. El coronel Pando no se negó a esta petición, pero le pidió paciencia, ya que las armas estaban por llegar desde Lima, Perú. Benedicto Goytia llegó el 6 de enero de 1989; los cajones lo hicieron en número tal que cualquiera podría preguntarse por qué este paradójico país no se había armado con el mismo esmero en la triste contienda del Pacífico.

Mientras tanto, el presidente Fernández Alonso, consciente de lo que la posteridad le deparaba al país, movilizó a su ejército. Muchos jóvenes sucrenses de la alta sociedad se alistaron en las tropas constitucionales, ellos estaban totalmente convencidos de que conseguirían la victoria. El destino cambiaría pronto su triunfalismo por descorazonamiento.El escuadrón Sucre sufrió, por parte de la indiada, el primer ataque y la primera derrota el 22 de enero en Corocoro, de donde sus integrantes tuvieron que salir huyendo, dejando a los compañeros heridos. Así fue toda la trayectoria de los defensores de Chuquisaca: fracaso tras fracaso, no pudieron corroborar en los hechos la superioridad militar que poseían; derrocharon sus mejores ocasiones, les faltó inteligencia y coraje; no supieron tomar decisiones a tiempo y, cuando las tomaron, fueron desastrosas. Esta vez fueron los revolucionarios quienes tuvieron suerte, puesto que se fue organizando un ejército casi de la nada, forjado con una moral más alta y, gracias a los rifles Mannlicher, estaban en una posición envidiable.
Del 1 al 2 de marzo de 1899, en Ayo Ayo se consumó una masacre atroz por parte de los indios, quienes descuartizaron a sus víctimas sin piedad, causando el temor de sus propios aliados, los del Partido Liberal.

El 10 de abril de 1899 fue el día elegido casualmente tanto por el coronel Pando como por el presidente Fernández Alonso para poner fin a la disputa. El Ejército Federal abandonó Caracollo; sus miembros tenían previsto llegar a Oruro antes que terminara el día y entrar sorpresivamente en la ciudad. José Manuel Pando había movilizado a los indios para establecer un cerco invisible en Oruro. Por su parte, Severo Fernández Alonso y su tropa habían abandonado esa mañana Oruro, ya que tenían planeado llegar a Paria y pernoctar allí para atacar de sorpresa, presuponiendo que encontrarían al enemigo durmiendo en Caracollo.
Ambos bandos ignoraban que se encontraban en camino en sentido contrario, pero en una misma dirección. De repente, los soldados constitucionales comenzaron a disparar contra un grupo de indios que estaban en las proximidades de Paria. A medida que éstos se acercaban, pudieron divisar una gran masa de soldados mezclados con indios que se movilizaban en las leves alturas de dicha localidad orureña. Se pudo llegar y cruzar el pueblo, se anduvo una legua cuando se encontraron frente a frente con los federales. Fue así que, en “La batalla del Segundo Crucero”*, entre los caminos de La Paz y Cochabamba, ambos bandos encarnizados y sin cuartel pelearon por la victoria.

Los hombres del Presidente se encontraban desorganizados. Éstos carecían de disciplina. Los espacios que dejaban de soldado a soldado se notaban y se sentían; esta falta de andar compactos y moverse correctamente fue lo que debilitó a este ejército, aunque, al principio, lograron neutralizar y causarle bastantes daños al enemigo. Hubo un momento crucial en que el Ejército Federal empezó a retroceder debido a la superioridad absoluta de la artillería enemiga. Inexplicablemente, el batallón Sucre no entraba en combate, tardaba en contestar el fuego y retrocedía en vez de avanzar; los soldados empezaron a desparramarse en lugar de compactarse, lo mismo sucedió con los demás escuadrones. El escuadrón Alonso avanzó imprudentemente, llegando a tener un contacto cuerpo a cuerpo con el adversario, anulando de este modo la acción de las ametralladoras.
Esto dio la oportunidad a los federales de tomar la iniciativa. Comenzaron a avanzar, matando sin piedad al enemigo, adueñándose de las ametralladoras y cañones, de fusiles y municiones, de mulas y caballos que corrían despavoridos. Al notar que su batallón estaba siendo masacrado, Fernández Alonso bajó de la colina y se incorporó a la primera fila, esforzándose en señalar con el ejemplo e instando a continuar con el combate. El Presidente se negaba a aceptar la derrota que se hacía cada vez más evidente.

Paulatinamente, los gritos de victoria se confundían con las suplicas de rendición de los vencidos. El triunfador, sabedor de su victoria, ardiente de fe y sediento de sangre, seguía disparando a mansalva, y grupos armados perseguían a enemigos que habían tirado las armas al suelo y pensaban sólo en salvarse. Fernández Alonso estuvo hasta el último momento en una de las primeras líneas. Como éste se negaba a parar el fuego, el general Herrera se le acercó y le dijo: “Señor, vamos a ver si en Paria o siquiera en Oruro podemos rehacernos”. Destruido, aquél respondió: “¡Ése es nuestro deber!”. Incapaz de contener su sentir, un torrente de lágrimas se vació sobre su rostro. Seguidamente, todos empezaron la retirada, encabezada por el último presidente conservador.
Ya en Oruro, Severo Fernández Alonso quiso reorganizar su batallón, mas le hicieron notar que ya todo estaba perdido. No tuvo otra opción que mandar una orden a su banquero para que se pagara los gastos que había demandado la atención a los heridos y familiares, y proporcionar un estipendio a los soldados para que retornasen a sus hogares. Firmó su último decreto traspasando el mando y el cargo de Presidente de la República al Vicepresidente en ejercicio, don Rafael Peña.

El 11 de abril de 1899, el ex presidente Severo Fernández Alonso Caballero partió rumbo a Chile con su mujer, doña Filomena. El mismo día, el consejo Municipal aprobaba una ordenanza proponiendo el rango de General de División para el coronel Pando, con cargo de aprobación de la futura Asamblea Constituyente; asimismo, se voceaba una felicitación para la Junta de Gobierno y el Ejército Federal, vencedores en la causa del federalismo. Otra ordenanza proponía que la Junta de Gobierno declare la capital de la República a la ciudad de La Paz y citaba a todo el pueblo para los comicios del día siguiente, 12 de abril. El 14 de abril de 1899, la Junta de Gobierno decretó: “Artículo Primero, la ciudad de La Paz es la capital de la República de Bolivia. Artículo Segundo, el 6 de agosto próximo se reinstalarán en esta ciudad las altas corporaciones judicial y administrativa, con el mismo personal que actualmente funcionan”. Pando no estaba de acuerdo con este decreto, pues creía que el cambio de la capital de la República implicaría decretar una nueva guerra civil y ceder a los caprichos de un Departamento que deseaba saciar sus ambiciones hegemónicas de clase y de región. Amenazó con renunciar a la Junta de Gobierno Federal si esto se realizaba. Al final, se hizo la voluntad del general Pando, pues él había ganado la Guerra Federal, y no La Paz. Consolidado el poder, integrado nacionalmente el régimen liberal, liquidado el sistema conservador, y sus representantes humillados y vencidos, Pando renunció a la Junta de Gobierno, pidió la convocatoria a la convención constituyente y se alejó de las funciones administrativas, a la espera de su consagración constitucional. En rigor, el jefe de los liberales no quería federalismo en un país tan desigual en sus rentas, recursos y culturas. Pensaba que el federalismo sería suicida para las regiones pobres del país. Sin embargo, mantenía su hipótesis de aplicarse un centralismo bien entendido con un ejecutivo fuerte. En la Convención Nacional de 1899, en Oruro, José Manuel Pando fue elegido Presidente de la República por 55 votos sobre un total de 57. Fue aquí que, con el voto de desempate de quien ejercía la presidencia, se decidió postergar el asunto de la forma federal del Estado para una futura legislatura. *El Segundo Crucero era una pampa uniforme en la que la cebada crecida y la cebada cosechada formaban cuadros simétricos de contrastes oscuros y claros. Se encontraba en la intersección de los caminos de La Paz y Cochabamba.
Por: María Belén Mendivil Saucedo

martes, junio 24, 2008

Crónicas anilladas




“En las quince Crónicas anilladas existe como una constante, sin altibajos, el respeto por la palabra. La magia centrífuga y otras esdrújulas persisten en estas crónicas llanas, donde el centro viene a representar tan solo, un punto de referencia en una ciudad que se expande como un pedazo de mar sobre una página de arena. Barbery Suárez se trazó un reto y lo superó con mucho oficio, en estos cuentos de antología”. Gustavo Cárdenas

El libro de cuentos llamado Cronicas anilladas es la ultima produccion literaria de el dramaturgo y dibujante de historietas Oscar Barbery Suarez,el libro cuenta historias ambientadas en la ciudad de Santa Cruz de la sierra, y esta muy bien escrito,una invitacion al placer de leer historias ambientadas en tierras cruceñas.

lunes, junio 23, 2008

Matías, el apóstol suplente







Los cinco sentidos: La expresión de la teología de la liberación en Matías, el apóstol suplente


por Jane Okpala (5/2004)



Introducción

Matías, el apóstol suplente oscila entre el diario oral del apóstol Matías y el diario escrito del guerrillero Inti Peredo. La historia de los dos desarrolla en una manera paralela, tocando temas comunes (e.g., lo que significa la libertad, el rol de la violencia para alcanzar sus metas*) y dirigiéndose a preocupaciones compartidas (e.g., el haber abandonado a su familia, el rol del azar en llegar a su posición, el sentir haber fracasado en su encargo). A lo largo de la novela, las dos historias van entremezclándose cada vez más hasta que, al fin, se funden para formar una sola voz enloquecida y desesperada.

La unión entre estos dos personajes crece a partir de una cuestión fundamental: la suplencia. Matías ha reemplazado al discípulo traidor Judas; Peredo asume el puesto dejado vacío por la muerte del revolucionario Che Guevara. El hecho de que han suplido a otras personas hace que sientan un tipo de complejo de inferioridad. Para compensar este sentimiento, los dos se dedican aún más fuertemente a la liberación de los oprimidos de su sociedad.

Luchando por este fin, Matías y Peredo enfrentan muchas consideraciones que tienen que ver con el pensamiento de la liberación. La expresión de éstas se puede analizar dentro del marco de los cinco sentidos del cuerpo humano. Se posibilita porque la novela comunica las historias, no sólo con palabras, sino también mediante referencias sensoriales. Usando estas referencias—a la vista, al oído, al olfato, al gusto, y al tacto—es posible señalar y profundizar varios temas del pensamiento de la liberación.

La vista

Quizás el sentido más importante—por lo menos desde el pensamiento teológico de la liberación—es la vista. La teología se basa en el mantener fe en algo que no se puede ver. Matías, como apóstol, tiene su fe como preocupación primaria. Al principio de la novela, cree fuertemente en su vocación, aún antes de convertirse en apóstol suplente. Cuando gana este puesto por un solo lanzamiento del dado, Matías no lo atribuye al simple azar sino a la voluntad del “Maestro”: “Hoy, no puedo decir que lo he visto colocando mi dado de triunfo, mostrador de la fulgurante pared designadora de victoria, pero sí puedo afirmar que he sentido Su presencia diciendo el motivo del acto convocado” (de la Vega 38).

Sin embargo, lo que dice inmediatamente después muestra unas semillas de la duda: “Me queda la esperanza de que en lo sucesivo se me presentará en forma más categórica, para ratificar mi nombramiento de suplente del número XII [...]” (38). Se ve aquí que, aunque tiene fe en el Maestro, Matías todavía necesita una muestra más visible—específicamente, el poder de hacer milagros—para asegurarse a sí mismo que haya sido escogido a propósito. Además, espera que, con esta habilidad, los otros apóstoles lleguen a aceptarlo y que sus feligreses tengan fe, tanto en él como en Cristo. Cuando, a pesar de sus esfuerzos, no recibe este don, su fe disminuye. Empieza a cuestionarse como apóstol y desesperarse: “De nuevo te imploro, Maestro: Haz el milagro de que yo pueda hacer milagros, que haga espectáculo, que es lo que más les gusta [a los apóstoles y a la gente]...” (100). Matías nunca llega a hacer milagros, y por eso siente como un fracaso. No se da cuenta de que sus obras en la comunidad (véase las secciones sobre el gusto y el tacto) han tenido un impacto muy profundo. Más importante, se ha olvidado de que la fe verdadera no necesita probarse ante nadie—ni ante Matías, ni ante los otros apóstoles, ni ante los feligreses. La fe religiosa es algo que, por definición, debe existir sin pruebas.

El vínculo entre la vista y la fe también se puede ver en la situación de Peredo. Al principio, saca fotos propias de su alrededor. Además, permita que unos reporteros los acompañen a él y a los otros rebeldes para sacar fotos y publicar sus actividades con el fin de que la gente común sintiera la fuerza de la lucha. Después de un rato, al darse cuenta del peligro que los rebeldes corren con difundir estas fotos, Peredo decide prohibir que se sacaran las fotos: “La fotografía es un frenazo al tiempo, una pausa que impone la historia, un hito que dejamos como referencia en el camino, pero hoy quisiera no haber plantado tal señal” (83). Luego, se arrepienta de esta decisión porque la gente ya no siente ningún lazo con los rebeldes: El espectáculo es lo que más les gusta. Por eso debimos de haber seguido con las fotos. Ah, si pudiera arreglar mi Kodak [...]. Cuánto conmoverían cuatro barbudos desarrapados, deshechos, huyendo de la joda y jurando volver a joderse si el caso lo requiere. Pero antes salir de aquí, apretar el paso. ¡Qué fondo pictórico para una bella foto en cuatro columnas en todos los diarios! (100-101)

Como en el discurso de Matías justo anterior, se menciona la idea del espectáculo, pero a diferencia del caso de Matías, para Peredo, ver es creer. O sea, para que la gente común tenga fe en los rebeldes, se necesita alguna prueba para saber que la lucha todavía está viva. En este caso, la fe ciega de la religión no basta—hay que ver las acciones.

El oído

El oído es el sentido que más se menciona a lo largo de la novela. Esto no es de sorprenderse porque, más que nada, Matías y Peredo quieren que se oigan. Matías mantiene su diario en forma oral, no sólo porque no sabe escribir sino porque también quiere que “estos ecos fueran realmente profundos y prolongados, para que futuras generaciones puedan escuchar en sus tiempos y en sus horas lo que digo ahora, y que sea por los siglos de los siglos” (11). La meta de Matías se cumple con Peredo: muchos siglos más tarde, Peredo oye los ecos, tanto como para incluir, sin querer, las palabras de Matías en su diario escrito.

Aún en el diario de Peredo, aunque sea escrito, hay muchísimas referencias a sonidos: las transmisiones radiales, el sonido de las armas, y la música. Se trata de la música, específicamente, en manera variada—en forma concreta y abstracta—, algo que se puede ver entre todas las entradas y aún dentro de una sola entrada:
Después de tres meses [el disco] estaba intacto [...] ¡qué bien sonaba una melodía anodina en un claro de la selva! Calma y paisaje, suavidad de una música sin calidad. [...] Los otros discos eran ya ondulantes redondeces que me hacían pensar que el sol había hecho en los discos operación pareja al modelar los cuerpos de las mujeres de por acá. (60)

Sin embargo, lo que más preocupa a Peredo es el sonido del mensaje de la liberación, y quiere que todos lo oigan, cueste lo que cueste: He ahí la única consigna: hablar, hablar, en las calles, en las esquinas de la plaza, en el avión, en el tren, aunque el auditorio sea muy pequeño. Pero no hablar de fútbol sino de la política que es lo que más nos interesa. Porque concierne al hombre para conocer el estado actual de sus derechos y obligaciones, para el escogimiento de su doctrina, para su modo justo y honorable de vida. Haced hagan catequesis en todo instante y reforzad refuercen con un resonante tat tat tat cuando no se os den se les den los medios para poder haceros escuchar por los oídos sordos. (24)

Hay que hablar hasta que todos escuchen, y no le importa a Peredo usar la violencia* para lograrlo.

El tema de oír y, más importante, escuchar es imprescindible al pensamiento de la liberación. Sin que esto ocurra, no puede haber ninguna toma de conciencia, ningún reconocimiento de que el estatus quo no se debe aceptar sin cuestionar. Por otro lado, al tomar conciencia de su situación, los oprimidos y los opresores ya pueden actuar para cambiar lo injusto en la sociedad. Matías y Peredo no se consideran exitosos porque, desde su perspectiva, no han podido llevar a cabo esta toma de conciencia de parte de la gente a quienes están tratando de liberar.

El olfato

Comparado con los otros sentidos, el olfato es el que tiene el rol menos destacado en el libro. Sin embargo, donde se menciona el olfato, un tema muy importante sale a la luz—la pobreza: Así nos será más fácil [para Matías y los otros apóstoles... c]rear, en el que nunca consigue un empleo, una conciencia de que no importa haber pasado la vida hambreando en las afueras de las ciudades [...] o haber conocido los más apetitosos manjares sólo por la vista y el olfato y no por el gusto, si se aprende a que es preferible la sobra despreciada por el último perro a perder la dignidad de ser pobre. (81)

Los pobres, quien forman parte de la población oprimida, necesitan tomar conciencia de “la verdad de que la miseria moral y material no puede ser eterna” (81). (Véase la sección sobre el oído para más sobre la toma de conciencia.) Para hacerlo, necesitan que alguien les ayude. Esto es el trabajo del apóstol y el guerrillero, aunque los dos parezcan muy distintos. Para ayudar a los pobres, tanto el apóstol como el guerrillero tienen que asegurar que no se pierda “la dignidad de ser pobre.” Mejor dicho, hay que investirles de poder y de orgullo. Una manera de hacer esto es compartir la pobreza con los pobres. Matías y Peredo lo han hecho—se han desprendido de todo, aún su familia, para dedicarse a su lucha para la libertad de los pobres. En el caso de Matías, los otros discípulos sienten que la pobreza material no sea necesaria para predicar la palabra de Cristo; de hecho, piensan que pueda dañar su credibilidad ante la gente. Debido a esto, la determinación de Matías de dedicarse a la pobreza sirve para alejarle aún más de ellos: “Matías sigue un humilde camino cuando ya todos sus compañeros están llenos del orgullo del Espíritu” (94).

Peredo tiene una perspectiva un poco distinta de la de Matías (presentada arriba). Según él, “No puede haber dignidad en ser pobre cuando hay ricos. Lo digno es dejar de ser pobre para no ser rico. Más que dejar de ser pobre uno, hacer que dejen de ser pobres las mayorías” (81). Dentro de este marco, Matías y Peredo han cumplido con el primer deber: han dejado de ser pobre para no ser rico. No obstante, todavía les hace falta sacar a los pobres de su pobreza—otra razón para que se sientan que han fracasado en su vocación.

El gusto

Las referencias al gusto en la novela también tienen un enlace con la pobreza. Según la teología de la liberación, no es justo culparles sus pecados a los pobres si han pecado por culpa de su miseria. Para cuidar el estado religioso de la gente, primero hay que cuidar el estado material. Matías se da cuenta de esto, y antes de predicarles, les da de comer a los pobres. Esto, entre muchas otras cosas, les repugna a los otros apóstoles, y ellos se quejan de Matías en una carta a Pedro: “Antes que nada, ánsares para los pobres, dice: ¡les da cada banquete los domingos! Barriga llena y corazón contento abren el entendimiento, agrega, y, a manera de postre, les hace engullir discursos con frases adobadas que nadie, ni él mismo, entiende” (103). Los otros apóstoles no comprenden que no se puede alimentar al espíritu sin que el cuerpo sea alimentado.

Esta lucha entre lo físico y lo espiritual es algo que experimentan diariamente Matías y Peredo. Hay muchísimas referencias a la comida y la bebida. En el diario de Matías, hay varias imágenes que refieren al pan y al vino que representan el cuerpo de Cristo. En el diario de Peredo; habla mucho del sufrir del hambre y de la sed. Los dos mencionan el hambre y el sed que tienen en su alma para lograr sus metas.

El tacto

A través del uso del tacto, muchas temas del pensamiento de la liberación surgen. Primero, hay el tema de la fe. (Para leer más de la fe, véase la sección sobre la vista.) Parte del discurso de Matías trata de la duda de Tomás ante la aparición de del Cristo después de su muerto. Tomás explica su reacción diciendo: “Si no toco y meto los dedos no creo... Yo soy un hombre de mano: ¡toco luego existo!” (51). Matías no acepta las razones de Tomás. Como respuesta, dice que “quisiera hacerle una pregunta a este Tomás: los mancos, ¿pueden creer?” (52). Para Matías, “La Fe, más que creer, es querer creer (27). Otra vez, una prueba—táctil y de otro tipo—no se necesita para la fe verdadera.

El tacto también evoca la idea de inclusión. Aunque Cristo predicaba una religión que incluyera a todos, los apóstoles se sienten privilegiados y por eso tratan de excluir a las personas que no sean “dignas” de Cristo. Actúan como barrera entre Cristo y la gente, tanto como para que Matías pregunte, “Si la fraternidad del Maestro alcanzaba para muchos, para millones de seres que lo tocaran, ¿por qué únicamente los Doce querían tocarlo?” (22). En su ministerio, Matías trabaja para incluir a todos, para el disgusto de los otros apóstoles:
[Matías está] perdonando a diestra y siniestra, expresando amor a quienes nos han vendido al imperialismo, pactando con los fariseos, dando la mano a las meretrices (lo peor: nada más que la mano), dejando expedito el ingreso a nuestro partido cristiano a los que hasta ayer fueron gentiles sin ninguna gentileza, adoradores de bestias, colaboracionistas, culpables de nuestro atraso [...]. (102-103) (el énfasis es mío)

Claramente, los apóstoles quieren que el cristianismo se mantenga como una organización exclusiva. No obstante, Matías no acepta quedarse indiferente. Realmente toca a la gente, pero los apóstoles sólo pueden ver lo negativo en las acciones de Matías. Se quejan de que Matías “prosigue besando a los leprosos para darnos ejemplos (ya no tan plásticos) de humildad y solidaridad, buscando la imitación de Cristo” (107). En vez de alabarle por extenderse a las personas más marginales de la sociedad, los apóstoles le culpan a Matías por exponerles a posible contaminación. No se dan cuenta de que el uso del tacto es una manera de dar esperanza a la gente.

Conclusión

El pensamiento de la liberación es evidente en los diarios de Matías y Peredo a lo largo de Matías, el apóstol suplente. Una manera de analizarlo es referirse a las imágenes sensoriales y los temas que evocan. Con la vista, se puede profundizar el tema de la fe. Con el oído, se puede tocar la idea de la toma de conciencia. La imagen que tiene que ver con el olfato sugiere los problemas de la pobreza. El gusto hace referencia al vínculo entre el bienestar físico y el bienestar espiritual. Finalmente, el tacto tiene que ver con la fe, la inclusión, y la lucha contra la indiferencia. Por profundizar estos temas, el lector puede llegar a una comprensión más plena del pensamiento de la liberación.

*Entre las obras que tocan el tema del pensamiento de la liberación, hay mucho debate sobre el rol de la violencia en realizar cambios sociales. Aquí se puede leer un artículo que, aunque habla de Los condenados de la tierra por Frantz Fanon en términos generales, también incluye una presentación del razonamiento de Fanon en abogar por el uso de la violencia.



Obra citada

De la Vega, Julio. Matías el apóstol suplente. La Paz: Santillana, S.A., 1998.

domingo, junio 22, 2008

LA HUMANIDAD,EL MUNDO Y EL DESTINO (Poema)







Por: Miguel Lundin Peredo


Que se puede hacer con el destino
si no crees en el no sabes lo
que creen los demas


Si crees en el destino entonces
piensas que el mundo esta a tu favor


Cuando comienzas a envejecer
y miras el pasado con los ojos
tristes,sabes que lo unico
seguro en la vida es que
el unico destino que se tiene
es vivir en el mundo

Y morir sabiendo que nada es tan superficial
como la idea de aceptar que el mundo
pertenece a la humanidad
cuando en realidad este mundo
es un apartamento prestado al universo.

sábado, junio 21, 2008

Rodrigo Hasbún y el mundo de la familia




Rodrigo Hasbún es un joven escritor cochabambino que parece que sera dentro de algunos años más el heredero de la antorcha que ha encendido Edmundo Paz Soldán con su trayectoria literaria internacional,Hasbún ha comenzado a internacionalizar su literatura de una excelente manera, es miembro de la llamada Generación Bogota 39,su nonbre es un referente de una vida literaria que ha ganado ya varios premios y se esta convirtiendo en la nueva estrella literaria de Bolivia,el ultimo premio que ha ganado es el de el concurso Union Latina donde su cuento titulado "Familia",lo convirtio en ganador de este premio literario. La convocatoria, realizada a mediados de 2007 a jóvenes de hasta 26 años por la Unión Latina y Random House Mondadori, atrajo casi 200 relatos provenientes de la diversidad hispanohablante. Además de la entrega del premio,Unión Latina publicará un volumen titulado Antología de la Novísima Narrativa Breve Hispanoamericana 2008, que recogerá diecisiete sorprendentes relatos, tendrá difusión panhispánica y será publicado por Random House Mondadori.
Rodrigo Hasbún se convierte en un escritor premiado, esperemos que ahora demuestre la responsabilidad que tiene sobre sus hombros,difundir la literatura boliviana con obras de gran calidad.

viernes, junio 20, 2008

LA NIEVE DE TUS LABIOS ( POEMA SENCILLO)






Por Miguel Lundin Peredo

En el invierno veo la nieve
de tus labios cubrir
las puertas de mi vida


En el verano siento el calor
de tu cuerpo ingresar por
las murallas de mi cuerpo


Y en la lluvia veo las lagrimas
de tus ojos mojar lentamente
el desierto donde habita mi alma.

jueves, junio 19, 2008

Cantango por dentro







"Cantango por dentro: leve autopsia"


Por Daniela Renjel

El viaje, punto de inicio y generador de un “a partir de…”, es el suceso que pone en movimiento la experiencia de Cantango por dentro. Un viaje que revierte la idea de viaje, ya que no hay ningún tipo de aterrizaje. Se trata de un viaje al revés, como tantas cosas en la novela, donde lo importante es deambular en torno a centros y colapsarlos, a tiempo de mostrar lo que había estado tanto tiempo pobremente explorado en la narrativa contemporánea boliviana. Julio de la Vega actúa, desde un imaginario común, pero no tanto; un narrador (¿acaso?) inteligible, pero no tanto, y una escritura que relatando sucesitos detrás de una aparente inocencia, desfonda la normalidad de la vida de un adolescente enamorado y mal correspondido – el tipejo- y una mujer infiel: Blackie Clair.

Cantango por dentro se constituye en el punto culminante de la ruptura que De la Vega ya había iniciado con Matías, el apóstol suplente con la narrativa excesivamente referencial que todavía se venía haciendo en Bolivia. A partir del viaje al revés que ofrece Cantango por dentro desfilan ante nosotros dos aspectos básicos: la polifonía humorística y crítica con que el autor trabaja la narración, la historia, la literatura, los valores y los problemas que hacen hombres a los hombres y, por otro lado, la creación de un momento histórico que tiene la facultad de insertarse como tal, pero escaparse, al mismo tiempo, de la propia historia. El mayor logro de la novela es el de establecer un diálogo paródico con el texto universal desde lo eminentemente boliviano. Lo mismo ocurre con los personajes: todos se dan la mano –cuando no más (ya que ¡de portarse mal se trata!, como señala Marcelo Villena en Las Tentaciones de San Ricardo)- con mayor oxígeno, al establecer relaciones en espacios distintos al costumbrista o reivindicacionista. Las cosas son como son y no pretenden ser cambiadas, sino recorridas. El motor de esta propuesta es el adolescente que a partir del viaje –lo que representa el desgarro con su lugar y pasado- se inicia en amores buscando ser correspondido, pero también sufrido, para poder cantar mejor por dentro sus desdichas bajo la influencia sincrónica de Gardel, el cine y las tonadas criollas. Pareciera así que todo se reduce a una búsqueda poética, pero hay más. Si “el tipejo” es el sujeto de evolución que cuestiona a todos los lectores, es debido a su peculiar educación sentimental llevada a cabo por la vecina –la nunca bien ponderada Blackie Clair, símbolo de la sexualidad inteligente, del humor en la cama y la reflexión a partir de la infidelidad-, lo que termina por ilustrarlo en el discurso de la cantidad, la variedad, la alteridad y el lado amable de lo que significa tener muchas caras, muchos cuerpos y muchos discursos para, lejos de hacernos simplemente ambiguos, consolidar una proyección universal desde todos los códigos nacionales que nos constituyen

martes, junio 17, 2008

Las calles del tiempo: la vida un cuento, un cuento que da vida






Por María Belén Mendívil Saucedo


Enrique Kempff Mercado nació en Santa Cruz, Bolivia, el año 1920. Este narrador y poeta es el miembro más antiguo de la Academia Boliviana de la Lengua, institución que trabaja para fomentar las actividades literarias y difundir las capacidades intelectuales de sus miembros; además, cuida, cultiva e intenta perfeccionar el idioma español. Kempff Mercado ha sido el primer Decano Académico en ser homenajeado por su larga membresía. El trabajo que lo hizo ingresar en la Corporación fue un estudio sobre Gabriel René Moreno del Rivero.

Respecto a su obra, desarrolló la narrativa, género que, según Kempff, le permitió ‘expresarse’. Él ha recalcado que, aunque sus temáticas siempre han sido universales, han estado encarnadas en su natal Santa Cruz de la Sierra. Sus textos, en cierto modo, son testigos de los cambios y las añoranzas de la Santa Cruz de antaño.


Las calles del tiempo es una creación narrativa impregnada de imaginación, anhelos, amores, frustraciones, sueños e ilusiones de todo un pueblo, develando las transformaciones en los procesos de crecimiento y expansión de Santa Cruz. A los personajes se les da un profundo realismo en el desarrollo de sus argumentos, caracterizándose por la brevedad y claridad; es inadmisible no resaltar la calidad excepcional en el manejo del lenguaje. Como resultado, tenemos un volumen carente de cualidades monótonas; al contrario, satisface, complace y divierte -debido la virtud humorística que posee y emplea el autor en sus relatos- al lector.


En resumen, el propósito de la obra es mantener viva la identidad e historia de un pueblo que pierde su esencia con el transcurrir de los tiempos. No pretende negar ni satanizar la modernización y cambios producidos en determinados lugares (hoy, grandes ciudades), sino ilustrar a las nuevas generaciones sobre las hazañas, mitos, aventuras y emprendimientos que en algún momento del pasado se realizaron. Con ese fin, el narrador inventa una serie de personajes que no fastidian nunca al lector.


Miguel Solares -protagonista, hombre medianamente adinerado–, frustrado, ideaba formas de asesinar a su esposa, Marta, quien tenía ciertas sospechas de lo que se tramaba en su contra. La pareja tiene un hijo, Javier, quien llega a cumplir el anhelado sueño americano: se casa con una ciudadana estadounidense y tienen hijos; trabajan día y noche con el objetivo de satisfacer las ambiciones materiales, propio de los países consumistas; poseen autos último modelo; sacian el deseo de comer comidas precalentadas; finalmente, en los momentos libres, la televisión se convierte en su compañero fiel y leal.


Ernesto Osorio - abogado astuto, experto en artimañas legales, trampas y matufias – es el asesor y conocido (ya que el calificativo de amigo no sería el más atribuible a este individuo) de Miguel Solares. A pesar de las preferencias amorosas con jóvenes del sexo masculino, estaba casado y tenía dos descendientes. El hijo varón, Mario, un badulaque sin compostura, fue obligado a trabajar en un cargo público obtenido gracias a las influencias del padre. A su vez, María, la hija -gorda y poco agraciada- sorprendió al no ser encontrada en su habitación después de una fiesta carnavalera celebrada en su casa. La susodicha había huido en compañía de un muchacho con identidad desconocida y rumbo a tierras ignotas.


Martín Solares -hermano menor de Miguel, aunque físicamente aparentaba ser el mayor- era un hombre solitario, se burlaba de su soledad, siendo él quien la buscaba; buen lector; había pasado el mayor tiempo de su vida solo. El tedio de vida que llevaba cambia repentinamente cuando Rosa Pérez –dueña de una tienda de abarrotes (pulpería)- le dirige la palabra al verlo pasar por su tienda.
Juana Ayala, muchacha de origen chiquitano y eminentes virtudes estéticas, es conquistada por un transportista que andaba de paso por la legendaria Chiquitania, quien se la lleva a vivir a la ciudad; luego de hacerlo, éste abandona a la muchacha al recibir la noticia de que sería padre. Juana, después de quedar sola y desamparada en la enorme ciudad, logra conseguir trabajo en las inmediaciones de la familia Solares, quienes le brindan cariño y apoyo.


El padre Simón -cura carente de vocación sacerdotal- ejerce obligatoriamente el oficio. Su madre, durante una grave enfermedad, hizo la promesa de que su hijo se consagraría al sacerdocio si ella sanaba, y sanó. Al padre le encantaba andar en amoríos con féminas atractivas; más aún, con sus devotas, quienes no se negaban a las insinuaciones, debido a las virtudes físicas que poseía el párroco. En una oportunidad, trató de seducir a Marta, quien, bastante ofendida y asombrada por la acción realizada, respondió con una bofetada. El mismo día, el padre Simón fue acosado por Ernesto Osorio, quien fue rechazado, insultado y golpeado por el cura. Ernesto, al sentirse humillado y encontrándose en una posición bastante peligrosa -ya que estaba en riesgo su hombría-, utiliza sus influencias para denigrar y conseguir que el religioso sea expulsado del país.
El hombre parte de un proceso evolutivo constante, se adapta a las épocas y nuevas tendencias que impactan en la cultura. Es parte de la vida variar; de lo contrario, viviríamos enmarcados en una monotonía total. Pero esto no quiere decir que debamos olvidar a quienes pasaron por estos caminos antes que nosotros. Debemos sentir orgullo de tener un pueblo con un pasado tan significativo y único como el de Santa Cruz. Se debe valorar a aquellos que, llenos de constancia y optimismo, han impedido que se olvide lo que fue nuestra ciudad y han permitido el arribo de la verdad, nuestra verdad y realidad.

lunes, junio 16, 2008

Zapata, una novela escrita por Oscar Barbery Justiniano






Por: María Belén Mendívil Saucedo



Zapata es una novela escrita por Oscar Barbery Justiniano (1929-1998), abogado, político, periodista y escritor nacido en Santa Cruz, Bolivia. Este autor desempeñó las funciones de alcalde municipal de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Al margen de los aciertos administrativos con que signó su gestión, Barbery Justiniano apoyó la cultura sin cortapisas de ningún tipo. Y es que, pese a las serias restricciones del presupuesto edilicio, convocó a certámenes literarios, permitiendo así que se mostrasen nuestros escritores.


La fantasía de los autores nacionales no deja de encantarnos en ningún momento, tal es el caso de esta novela. La obra analizada refleja el contexto de la lucha política amparada por ideales e, indiscutiblemente, por intereses personales (siendo esto último lo más predominante).


Las últimas tres horas de vida de Andrés Zapata - adelantado y pionero en la exploración de la inmensa e intransitada selva amazónica, belicoso e intérprete de ideales largamente madurados en el corazón de las esperanzas– es relatada minuciosamente. Un idealista como Andrés Zapata es elogiado y seguido por muchos en la ciudad; muchos seguían más al hombre que a la ideología, debido a la vehemencia y firmeza de sus actos. La población, cansada de los políticos de siempre, se sentía reflejada en la imagen de este joven que retornó a su ciudad natal después de años de trotamundo y exiliado por eludir la responsabilidad de padre, pues cautivaba con pensamientos renovados y originales. Clasificado por algunos como exaltado y violento, quizá por ser demasiado joven o porque pregonaba principios no muy “adecuados” al medio ni a la realidad histórica que vivía el país.

Domingo, día de elecciones generales. La ciudadanía de Santa Cruz había sido convocada a participar en la elección de Presidente y Vicepresidente de la República, y de senadores y diputados por el distrito. Éstos, indiferentes a los acontecimientos políticos, asistieron a las urnas, presumiendo que la monotonía en la que vivía sumisa la ciudad sería alterada ese día.
Andrés Zapata, líder del Partido Nacional, candidato a diputado por Santa Cruz, se ve enredado en una serie de conflictos con el partido de turno y sus ex aliados: Edmundo Cueba y Hernando Céspedes, ambos vendidos e influidos por el mejor postor, son quienes acaban con el líder, pero no así con el ideal del Partido Nacional.

Los bandos se movilizaban en busca de la victoria, demostraban sus habilidades ilícitas a las que acudían con tal de obtener el triunfo: la repartición de papeletas que serían utilizadas para alterar los resultados, eliminación del voto de la gente humilde que no sabía leer ni escribir, corte de la comunicación entre provincias para evitar que lleguen oportunamente los resultados a la ciudad, entre otros.
La ambición, el anhelo del poder, y un régimen autoritario como el centralismo han llevado a un país como Bolivia al caos total. Nos encontramos ante una crisis tan dañina como económica: la ausencia de potencial humano. La escasez de auténticos líderes, buenos profesionales, gente con convicción de superación, anhelos de calidad de vida… es la materia prima de la cual Bolivia carece. Los políticos nos están demostrando que la lucha se ha tornado individual: se muere por una persona, mas ya así no por un ideal.

domingo, junio 15, 2008

Sangre de mestizos, el infortunio de Bolivia convertido en prosa






Por: María Belén Mendívil Saucedo

Sangre de mestizos es un libro de relatos compuesto por Augusto Céspedes Patzi (1903-1997), escritor, abogado, periodista, oficial de reserva de la campaña del Chaco y diplomático nacido en Cochabamba. Trabajó en el gobierno de Hernando Siles Reyes, quien fue Presidente desde 1926 hasta 1930. Porfiado luchador en la escena política, es uno de los fundadores del Movimiento Nacionalista Revolucionario. Fue diputado en 1938, 1944 y 1956; se definió como nacionalista y antiimperialista. Cumplió igualmente funciones públicas fuera del país, pues llegó a ser embajador en Paraguay (1945) e Italia (1953).

La obra estudiada está constituida por nueve relatos –inspirados en vivencias personales del autor- que discurren sobre la Guerra del Chaco (1932-1935), suceso devastador para los pueblos boliviano y paraguayo, ya que sacrificó a miles de inocentes de ambos bandos, todo para satisfacer los intereses económicos de empresas extranjeras que se aprovecharon de la ignorancia del pueblo de estos países.


La génesis del conflicto bélico no es compleja. Entre 1927 y 1928, técnicos de la compañía norteamericana Standard Oil of New Jersey descubrieron petróleo en la zona occidental del Chaco, en las estribaciones de los Andes. Comenzó a sospecharse que los yacimientos se extendían hacia el este, ya en territorio paraguayo (donde los derechos de exploración eran propiedad de la Royal Dutch Shell, empresa anglo-holandesa). Este descubrimiento de yacimientos petrolíferos alimentaba además la hipótesis paraguaya, urgida de salir de su debacle económico y su debilidad como Estado, de que el Chaco albergaría también reservas explotables. A su vez, la empresa norteamericana ubicada en Bolivia – cegada por la ambición de poseer la hegemonía de poder sobre este mineral – manipuló al país para evitar que cediera territorio rico en reservas de dicho tesoro. Detrás de los paraguayos, también, se escondía una poderosa oligarquía capitalista que, desde los bufetes y oficinas de Buenos Aires, se aprestaba a sacar castañas utilizando a los paraguayos y, a su tiempo, usar los mismos caminos trabajados por los soldados bolivianos para llegar hasta el petróleo estancado en los repliegues de las montañas de Bolivia. En este contexto es que se da inicio a la consabida lidia.

La obra pone en evidencia los errores de la política militar boliviana. Sus estrategas, siempre seguros de las decisiones que tomaban, provocaron innúmeros y rotundos fracasos. Ellos se daban la molestia de juzgar a soldados y civiles que morían por defender la región, diciendo que las batallas perdidas por éstos habían sido absurdas debido a que los batallones eran dotados con todo tipo de municiones; nada les había faltado, inclusive, siendo Bolivia un país tan rico –debido al auge minero-, podían comprar todo el armamento que se les antojase; se afirmaba que se perdió la guerra debido a la mediocridad, flojera y falta de amor a la patria por parte de las tropas bolivianas.
Pero la figura era totalmente diferente, ya que los belicosos bolivianos eran dignos de un poco de respeto y admiración. Batallaron contra un sinnúmero de obstáculos, descartando los ataques del contrincante: abatidos por la sed, y ante la carencia de agua, recurrieron a beber su propia orina –elemento que se vuelve trascendental en la vida de los guerreros, llegando a maldecir los momentos en que desperdiciaron el preciado líquido-; carecían de alimentos; debieron lidiar con miles de enfermedades provocadas por los insectos y alimañas que se desarrollaban en el lugar; el clima se convirtió en el enemigo más feroz y temido; los occidentales eran quienes sufrían con mayor intensidad este fenómeno climatológico, ya que éstos provienen de una región de clima frío. Además, la ignorancia que reinaba entre los combatientes bolivianos, con respecto al territorio en el que se desplazaban, fue un elemento mortal que tenían en contra.

«El pozo»* muestra la inutilidad de una guerra en la que todos, con increíble orgullo, morían y mataban por la patria; creó una ilusión entre los mártires; se excavó día y noche durante meses, todo por esa quimera de encontrar agua. Se vivía con más sed que odio. Los pilas –calificativo atribuido a los paraguayos–, informados sobre la astucia de los bolivianos y acosados también por la sed, decidieron asaltar el pozo. Los bolivianos se negaban a ceder en la contienda, no daban un paso atrás; en pocos términos, se lo defendió intensamente como si realmente hubiese tenido una gota de agua.
Debemos tomar en cuenta, al elegir un título literario, este tipo de obras con contenido histórico para conocer los sucesos devastadores y a los principales autores de estos hechos, pues han dejado secuelas irreversibles para la República de Bolivia. Y es que, aunque la Guerra del Chaco estuvo colmada de hechos verdaderamente vergonzosos, sirvió como generadora de una autocrítica nacional que ha sido útil en la transformación contemporánea del país.

Ya no es el momento de lamentarse y buscar culpables de los sucesos pasados; es el momento de superar estas derrotas y analizar los errores cometidos para trabajar partiendo de ellos, y lograr así construir un nuevo y mejor rumbo para la patria. Aprendamos a convertir los fracasos del pasado en éxitos para el futuro. Ser catalogado como boliviano iletrado e incapaz de superarse ha sido una moda estúpida que, penosamente, ha pegado bastante en nuestra sociedad. Es aún más humillante que las personas medianamente pensantes no originemos una nueva tendencia de rechazo a aquella brutalidad grotesca que hoy nos está avasallando. Tengamos cuidado, pues la ignorancia es una enfermedad repugnante y contagiosa.
(*) Relato traducido a varios idiomas; figura entre los 100 mejores relatos de la literatura universal y entre los veinte seleccionados por Germán Arciniegas para "The Green Continent".

sábado, junio 14, 2008

La mitad de la sangre (de queridas, velorios y carnavales)





Por: María Belén Mendívil Saucedo


La mitad de la sangre es una novela escrita por Ruber Carvalho Urey (1938), narrador, poeta, periodista e investigador social. Nacido en Santa Ana del Yacuma, Beni, este autor reside en Santa Cruz desde hace más de treinta años. Fue catedrático, Oficial Mayor de Cultura, Subsecretario Nacional de Cultura y director del matutino El Nuevo Día.



El libro examinado pretende dar a conocer la personalidad del hombre oriental, junto con los cambios sufridos por su región durante el transcurso del tiempo. Pese a que estos avatares no han destruido completamente ideas y utopías vernáculas, terminaron minando la identidad regional. Con todo, la esencia se mantiene y los desafíos del progreso han servido para resaltar el ardimiento de sus habitantes. Siendo esta región objeto de un sinnúmero de ofensas, humillaciones y abusos de parte del centralismo andino -con quien jamás se tuvo ni un mínimo lazo en común-, el sentido de pertenencia cobra siempre indiscutible validez. La novela se clasifica en tres partes que giran en torno a la vida de sendos personajes: Juan de Dios, Eleazar y Esteban.

Comenzamos en la época del auge de la siringa, la castaña y el ganado, etapa en que las clases sociales estaban claramente identificadas: oligarquía y servidumbre. Santa María de la Soledad de los Ángeles de la Laguna era un pueblo donde se respetaba a las personas con poder. La razón de ser de éstas era trabajar para tener dinero y respeto del pueblo; asimismo, deseaban poseer, fuera del matrimonio, a las mujeres que se les antojasen, siendo estas féminas llamadas “queridas”. Caracterizándose el hombre de los llanos como apasionado y enamoradizo, solía ser un suceso muy romántico robarse a alguna damisela de alta sociedad, abatir barreras paternas para saciar deseos amatorios. Éste fue el caso de Juan de Dios Montero, pues se robó a la que sería su futura esposa, Lucinda Moreno; posteriormente, hizo lo mismo con Amanda Onarri, india que logró enamorarlo intensamente y le dio el hijo varón que tanto deseaba: Eleazar. Al momento que nacía el único vástago de Juan de Dios, Lucinda daba a luz a Isabel, una niña enfermiza que, por cuestiones médicas, será europeizada rápidamente.

Mientras que, en esta región del país, los problemas se relacionaban con el falocrático anhelo de asegurar la continuidad del apellido, los ciudadanos de occidente se preocupaban por hacer politiquería doméstica, la cual acababa siempre en golpes de Estado, derrotas bélicas o, peor aún, elaboración de convenios que obsequiaban parte del territorio boliviano, como fue el caso del famoso Tratado de Petrópolis, en virtud del cual se perdió la mayor parte de la región gomera. Después de años de calma, los pueblerinos de Santa María se ven alborotados por la Guerra del Chaco, conflagración que, desde el punto de vista de ellos, era absurda, ya que se convertiría en una de las tantas derrotas del país. No obstante, sin poder negarse por tratarse de disposiciones coercitivas, muchos fueron reclutados y obligados a participar en dicho conflicto. Pero, tras la contienda, esos jóvenes guerreros regresaron con nuevos pensamientos: más de uno hablaba de igualdad, justicia, libertad; las nuevas ideas sociales empezaban a hacerse sentir e iniciaban un cambio serio en la mentalidad de muchos conterráneos. Eleazar era copia fiel de Juan de Dios. Él cuidaba de sus campos siempre junto a su madre. Enamoradizo y conquistador, tenía mucho prestigio en el pueblo debido a la plata del padre, pero era también muy querido gracias a su amabilidad y educación para con todos, sin importar diferencias de edad. Un día, cumplió su sueño de partir rumbo al Pará. Allá se las dio de aventurero, conoció muchos lugares y probó todo tipo de trabajos; conoció a un sinnúmero de personas, vivió su momento de gloria hasta que se cansó de llevar esa vida y volvió a su tierra. Al regresar, Eleazar sintió que las épocas iban cambiando: aquellos tiempos en los cuales había crecido se esfumaban, la época de los hombres que no temían a nada y lo arriesgaban todo por el poder o la pasión habían quedado atrás. Eleazar sabía que su generación estaba formada por aquéllos que no arriesgaban nada. Había surgido un nuevo periodo, una era donde empezaron a imperar las leyes, reglamentos y estatutos, normas que socavaban la espontaneidad e informalidades que tanta placidez causaban antaño. También, las clases sociales se empezaron a dividir aún más, se incrementaron los comerciantes y empezaron a irrumpir nuevos ricos que desplazaron, poco a poco, a la vieja oligarquía.Eleazar, resignado a las transformaciones que veía en su pueblo, se limitó a estar con su mujer, Noelia Alcoba, y ayudó a su madre con su estancia. Fue en este contexto donde llegó Esteban, hijo de Noelia y Eleazar. Nació en el tiempo en que el país cambió repentinamente, ya que se había abolido la servidumbre, desapareciendo las grandes propiedades cada vez más. Sin duda, ya no eran los mismos tiempos. Se veía aproximarse la modernización, la tecnología. La globalización había llegado; el hecho era inobjetable y la mejor opción era adaptarse. Al final, Esteban se resigna a ser quien es: la mitad del hombre que fue también mitad de otro.
El simplismo está acabando con las ilusiones de un pueblo. Los jóvenes no somos capaces de luchar, incidimos en el despropósito de esquivar desafíos, en vez de inmiscuirnos en nuestra realidad y reconstruir nuestra historia. Y es que, si bien el Hombre crea su propia historia, es su pueblo quien conserva los mejores aportes de todos. Desgraciadamente, estamos hoy dejando que el tiempo nos arrebate lo que nos pertenece. Quizá mañana sea tarde para recuperar parte de las contribuciones culturales que robustecieron nuestras peculiaridades. Con certeza, no habrá fracaso más doloroso que el de perder la identidad de nuestro pueblo.

viernes, junio 13, 2008

Música de zorros



Manuel Vargas ha publicado recientemente su ultima novela titulada Música de zorros, que es una historia que vuelve a los ambientes iniciales de las primeras novelas de este autor comprometido con la literatura,Manuel Vargas afirma que después de 25 años de escribir historias sobre acontecimientos rurales, se animo a escribir una novela urbana, el resultado de esa decision fue la novela llamada "Nocturno Paceño" ambientada durante la dictadura de Hugo Banzer Suarez en los años 70.
Con Música de Zorros narra un mundo onirico donde cualquier evento del libro tambien puede ser el sueño existencial de sus protagonistas principales.
Esta nueva novela nos presenta una vez más el talento magistral de Manuel Vargas para narrar la vida en el campo, para convertir en literatura aquello que otros escritores ignoran por estar perdidos en una burbuja de modernidad globalizada.

lunes, junio 09, 2008

Tu sol mi sol



Hablar de una primera novela es algo que puede provocar diferentes opiniones,la critica literaria muchas veces ataca sin fundamentos de rigor a la obra de un autor novel,Tu sol mi sol es la primera novela de una autora que se descubre dentro de su propio mundo interior,sus conceptos y su forma de ver este mundo estan ligados al universo femenino que se esconde en las paginas de este libro.
Esto es lo que dice la editorial sobre este libro debutante

"La editorial Naturbolivia tiene la satisfacción de presentar la primer obra en forma de libro de la escritora boliviana Marlene Argote Suarez.
Tu sol mi sol es una interesante y circunstancialmente oportuna obra, que surge de una boliviana, como una palomita que rauda lleva su vuelo a la altura en que vuelan los cóndores."

domingo, junio 08, 2008

CUANDO FUI NERON




La metamorfosis producida de un hombre en un perro es el argumento central de esta novela corta, en la que el perro se enamora de su ama y se enfrenta al problema de comprenderlo todo, de entender lo que su bella dueña hace y expresa, pero sin poder manifestarle sus sentimientos, sino de manera animal. Humor y erotismo van juntos en este último trabajo de Manfredo Kempff.
Cuando fui Neron es una singular novela que rompe con todos los esquemas establecidos en las anteriores novelas del escritor cruceño.

jueves, junio 05, 2008

ANILLOS MORTALES



Biyu Suarez Céspedes esta publicando recientemente un libro de cuentos policiales titulado "Anillos Mortales".
La obra encierra historias donde la sangre no es gratuita porque detras de los crimenes narrados hay una compleja construccion de argumentos y personajes dignos de ser filmatízados en una pelicula que reuna todos los cuentos como historias independientes pero conectadas en sus desenlaces.
Anillos Mortales es un libro que hay que ver como una obra más de nuestra compleja y entretenida literatura policiaca que posee una originalidad que representa nuestros miedos y tradiciones culturales.

martes, junio 03, 2008

Los libros de Escritores Unidos



La editorial llamada Quipus y el grupo literario conocido como Escritores Unidos esta publicando libros interesantes desde su creación,la calidad de las portadas y el esfuerzo de los autores y autoras por demostrar que existen muchas alternativas en el mercado editorial boliviano para autores noveles o con obra inedita es una señal saludable dentro de la nueva literatura boliviana,cada libro publicado por el grupo Escritores Unidos tiene una gran importancia dentro de la literatura boliviana que se esta publicando desde principios del siglo XXI,son libros que muestran nuevas realidades en nuestra cosmovision interna y son libros que valen la pena ser leidos en la tranquilidad del hogar.

lunes, junio 02, 2008

¡La Habana, nunca más! : La nueva novela de Wolfango Montes





La literatura de Wolfango Montes “ilustra una tendencia reciente en la ficción latinoamericana, y se une a muchos otros trabajos contemporáneos que son lingüísticamente menos aventureros y ocupan un terreno más susceptible, erótico y más abiertamente politizado que sus míticos y ambiguos predecesores. En ese territorio, Montes Vannuci transita con paso seguro”. (James Polk, New York Times)

Permaneciendo fiel a la tendencia señalada en esta reseña, los temas políticos de ¡La Habana, nunca más! se desarrollan paralelos a una trama amorosa y erótica que revela realidades y contradicciones de una revolución inconclusa.

domingo, junio 01, 2008

Se presenta la cuarta novela de Pedro Rivero Mercado








Un quijote local inicia sus andanzas


Novela. El miércoles se presentará el nuevo libro de Pedro Rivero Mercado, Don Quijote de La Guardia. Es una obra con mucha sátira, ambientada en la localidad guardeña



Por Gerson Rivero

Y por qué Don Quijote no pudo haber nacido en La Guardia?, se preguntó el escritor Pedro Rivero Mercado y emprendió él mismo la aventura de escribir una novela parodiando al personaje del gran Miguel de Cervantes.
De ahí surge El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Guardia, la última obra del reconocido literato cruceño.
“Don Quijote de La Mancha fue una de las primeras obras que devoré con voracidad cuando era muchacho. El libro llegó a mí cuando estaba en quinto de primaria”, recuerda el autor. “Luego, de adulto lo leí por lo menos dos veces más, con el ávido interés de entender las complejidades de esta obra”, relata Rivero Mercado.
Inspirado en los principales personajes de la historia original, creó a Don Quijote de La Guardia, un hacendado típico del Oriente boliviano “dicharachero, fácil de palabra y, a diferencia del personaje de Cervantes, que era muy delgado, éste es más robusto”, según lo describe el autor de la obra.

Asimismo, Sancho Pinza, el equivalente al escudero de La Mancha, es un joven delgado, bastante pícaro y muy hábil con las manos, “sobre todo para apoderarse de lo ajeno”; en tanto que la musa del protagonista es doña Dulcinea del Tobillo “por razones verdaderamente de peso”, de acuerdo a la descripción del libro.
Es por éstas y otras razones que el escritor Pedro Shimose califica a la obra como “una parodia en la que se distingue una risa sardónica y sarcasmo”. A decir del poeta riberalteño, “es una recreación distorsionada del Quijote original”.
Pedro Rivero Mercado también eligió La Guardia como la locación de su historia, porque al imaginar las correrías de Don Quijote por tierras manchegas, descritas por Cervantes, pensó que tenía mucha similitud con la vecina población guardeña.
Describe un sitio apacible, ideal para un retiro en busca de paz y tranquilidad. Pero también un lugar de belleza natural. “Prácticamente el lugar rompía la gris monotonía del ambiente. Cabeza de una especie de altozano, la temperatura era fresca, el aire limpio y no era tan diversa y tan abrumadora la existencia de insectos mortificantes e insoportables como las moscas y los mosquitos”, dice uno de los párrafos introductorios de la obra.
Conforme a su estilo, el autor recurre a la ironía, como lo había adelantado Shimose, pero siempre teniendo presente un refinado lenguaje y rico en vocabulario.
La novela resguarda también mucho el acervo cultural cruceño, característica recurrente en la obra de Rivero Mercado.

Así como en Las tres perfectas solteras se describe con minuciosidad las características de la Santa Cruz aldeana de hace medio siglo, en El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Guardia sucede lo mismo con el cacerío aquel que su creador conoció en su juventud.
“Conozco La Guardia desde mis años mozos, más o menos en el 40. Entonces no era el vecindario dinámico y progresista que es ahora, pero sigue siendo un sitio ideal para alejarse del infernal bullicio de la ciudad”, recuerda.
Este municipio queda cerca de Los Nietos, una quinta de la familia Rivero. Esos fines de semana de descanso en dicho sitio lo inspiraron para ir creando el ambiente, los personajes y las situaciones que tendría la historia.
La pareja de protagonistas vivirá una serie de aventuras y entuertos, con desenlaces insospechados.
Y así como en Don Quijote de La Mancha, no llegarán a puerto seguro alguno y convencidos de su desilusión deciden poner fin a su periplo. Por sus habilidades con las manos, Sancho Pinza terminará dedicándose al oficio de servidor público.
En tanto, su amo resuelve “retornar en pos de las ternezas de su Dulcinea del Tobillo”. De esa manera queda abierta a la imaginación del lector el desenlace de la pareja.

Son 25 capítulos que contienen historias interesantes, con mucho humor, también expresado en ingeniosos versos, práctica constante del director del diario EL DEBER.
Esta obra se constituye en su cuarta novela, luego de Los gorriones del barrio, Que Dios lo tenga donde no estorbe y Empate a tres. Pedro Rivero Mercado asegura no tener ninguna otra intencionalidad ni presunción con esta obra más que la de escribir y dar hacer conocer su obra literaria. “Cuando me decido a escribir pienso que si no me sale bien, lo único que puedo perder es tinta y papel. Pero afortunadamente he tenido buena respuesta del público”, dice. Sin duda, una actitud quijotesca, como diría de él el propio P edro Shimose.

Perfil

Una vida dedicada a las letras
Pedro Rivero Mercado es, abogado periodista y escritor. Ejerce desde hace más de medio siglo como director del diario EL DEBER. Nació en Santa Cruz el 19 de octubre de 1934. Casado con Rosa Jordán Amelunge, de cuya unión nacieron sus hijos: Guillermo, Pedro, Sonia, María del Rosario y Juan Carlos.
Su obra literaria ha transcurrido mayormente en la poesía con obras como Las cien mejores poesías de Gustavo Adolfo Baca, Las bienandanzas de un quijote cruceño, Las tres perfectas solteras, Pataperreando, Por hacer macanas, Más allá del fin de los siglos y Las palomas contra las escopetas. Decidió luego internarse en el género de la novela, del cual son producto: Los gorriones del barrio (traducida al francés), Que Dios lo tenga donde no estorbe, Empate a tres y ahora El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Guardia.
Además de escribir, Rivero Mercado ha ejercido la función diplomática como embajador de Bolivia en Francia.
También es miembro de la Academia Boliviana de la Lengua y de otras instituciones sociales y filantrópicas nacionales e internacionales.

Los personajes

Don Quijote de La Guardia
El amo
Es el prototipo del patrón en el oriente boliviano. A diferencia del Quijote de Cervantes, éste es físicamente robusto y muy dado al buen comer. Tampoco es retraído como el cervantino, sino al contrario, amiguero, dicharachero y bohemio. Sus problemas existenciales no le llegan por ser iluso, le vienen por ser temerario y amigo de la aventura. Coincide con su par original en que ambos están peleados con la cordura.

Sancho Pinza
El escudero
A diferencia de Sancho Panza, el personaje guardeño es delgado y hábil, sobre todo con las manos. Sin embargo, esta ductilidad la utiliza para el mal, pues es propenso a apropiarse de lo ajeno. Esto le traerá consecuencias en su travesía hacia lo desconocido. Sin embargo, será él el personaje que tenga la lucidez para que en un momento dado se imponga la razón ante la locura y se dé media vuelta a la aventura.

Dulcinea del Tobillo
La musa
No es ninguna modelo. Está lejos del prototipo de mujer ideal o musa inspiradora, incluyendo a la original Dulcinea del Toboso. Pedro Shimose la define como un “personaje más próximo al cervantino de Maritorines, de rostro redondo, opulentos pechos, brazos macizos y voluminosa humanidad”. La mejor forma que tiene el quijote guardeño de agradarla no es con una flor, sino con un buen plato de comida.

La Guardia será objeto de un homenaje del autor
Como vecino de La Guardia, pues una pequeña propiedad de descanso queda cerca de esta localidad, Pedro Rivero Mercado quisiera homenajear a este municipio que inspiró su última novela: El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Guardia.
“Pienso organizar un desfile en el que aparezcan los diferentes personajes de la novela, ataviados a la usanza de antes, en el tiempo que está ambientada la novela”, explicó el director del diario EL DEBER.
Aún no está definido cuándo se realizará este acto. Lo que sí está confirmado es el día y hora de la presentación de la obra, que se realizará en el marco de la novena Feria Internacional del Libro. Será el 4 de junio, a las 20:00, en la sala Hernando Sanabria Fernández.
El encargado de la presentación será el poeta beniano Pedro Shimose, amigo personal del escritor y periodista Rivero Mercado.
Todas las personas que asistan a la presentación recibirán un descuento del 10% en la adquisición del libro, que es editado por el sello Alfaguara.

Es una obra de risa sardónica y sarcástica
Pedro Shimose | Poeta
Los guardeños deben estar de plácemes porque, gracias a este libro, Rivero Mercado los ha proyectado más allá de nuestras fronteras. En cuanto a su autor, pocas cosas puedo añadir a lo que dije hace ocho años, en ocasión a su ‘jubileo’ como periodista. Entonces dije cosas que no quiero repetir ahora, aunque ellas sigan diciendo poco de lo mucho que se merece este hombre que quería ser médico y acabó siendo periodista, uno de los más influyentes de Bolivia y uno de los poetas satíricos más singulares de nuestras letras; un luchador infatigable, un ciudadano libre, una mentalidad progresista, un honesto servidor de su tierra cruceña y de sus instituciones, y un modelo de empresario culto que une a su gestión económica, un profundo y auténtico respeto a las manifestaciones artísticas que él protege e impulsa como benefactor, mecenas y filántropo.
Puede decirse que don Pedro Rivero Mercado es un quijote de nuestro tiempo, un quijote del siglo XXI, con los pies bien puestos sobre la tierra y con dolor de corazón por el muestrario de iniquidades, imposturas, disparates, deslealtades y atrocidades sin cuento que, sin duda, reaparecen en su ya amplia obra literaria, unas veces en forma de coplas populares y otras veces en forma de lóbregas alegorías. Ocupado en hacer historias y en contarlas, se ha dado maña para robarle tiempo al tiempo y así poder escribir esta novela: El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Guardia.
El relato Don Quijote en La Paz, de Francisco Bedregal (1883-1944), vendría a ser el antecedente de la novela de Rivero Mercado. Sin embargo, son muchas diferencias entre una y otra ficción. Lo que en Bedregal es una proyección fantástica del personaje cervantino, en Rivero Mercado es una recreación distorsionada del mismo. En Bedregal hay parodia, en Pedro Rivero hay risa sardónica y sarcasmo. De este modo, ha escrito un ‘antiquijote’ y ha creado una galería de seres grotescos, inmersos en una exhibición monstruosa de personajes groseros, comilones y licenciosos, más cercanos a Rabelais y su Gargantúa y Pantagruel. Quien lea El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Guardia debe empezar por admitir que no es una parodia del cervantino. En su contrafigura, una sátira despiadada de las fealdades morales de un tiempo que sigue siendo el mismo porque “el mundo, según don Quijote de La Guardia, es una buena mandarina y todo está podrido... y lleno de huevadas grandes y pequeñas”.


(NOTICIA PUBLICADA EN EL PERIODICO BOLIVIANO LLAMADO EL DEBER)
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