Se presenta la cuarta novela de Pedro Rivero Mercado
Un quijote local inicia sus andanzas
Novela. El miércoles se presentará el nuevo libro de Pedro Rivero Mercado, Don Quijote de La Guardia. Es una obra con mucha sátira, ambientada en la localidad guardeña
Por Gerson Rivero
Y por qué Don Quijote no pudo haber nacido en La Guardia?, se preguntó el escritor Pedro Rivero Mercado y emprendió él mismo la aventura de escribir una novela parodiando al personaje del gran Miguel de Cervantes.
De ahí surge El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Guardia, la última obra del reconocido literato cruceño.
“Don Quijote de La Mancha fue una de las primeras obras que devoré con voracidad cuando era muchacho. El libro llegó a mí cuando estaba en quinto de primaria”, recuerda el autor. “Luego, de adulto lo leí por lo menos dos veces más, con el ávido interés de entender las complejidades de esta obra”, relata Rivero Mercado.
Inspirado en los principales personajes de la historia original, creó a Don Quijote de La Guardia, un hacendado típico del Oriente boliviano “dicharachero, fácil de palabra y, a diferencia del personaje de Cervantes, que era muy delgado, éste es más robusto”, según lo describe el autor de la obra.
Asimismo, Sancho Pinza, el equivalente al escudero de La Mancha, es un joven delgado, bastante pícaro y muy hábil con las manos, “sobre todo para apoderarse de lo ajeno”; en tanto que la musa del protagonista es doña Dulcinea del Tobillo “por razones verdaderamente de peso”, de acuerdo a la descripción del libro.
Es por éstas y otras razones que el escritor Pedro Shimose califica a la obra como “una parodia en la que se distingue una risa sardónica y sarcasmo”. A decir del poeta riberalteño, “es una recreación distorsionada del Quijote original”.
Pedro Rivero Mercado también eligió La Guardia como la locación de su historia, porque al imaginar las correrías de Don Quijote por tierras manchegas, descritas por Cervantes, pensó que tenía mucha similitud con la vecina población guardeña.
Describe un sitio apacible, ideal para un retiro en busca de paz y tranquilidad. Pero también un lugar de belleza natural. “Prácticamente el lugar rompía la gris monotonía del ambiente. Cabeza de una especie de altozano, la temperatura era fresca, el aire limpio y no era tan diversa y tan abrumadora la existencia de insectos mortificantes e insoportables como las moscas y los mosquitos”, dice uno de los párrafos introductorios de la obra.
Conforme a su estilo, el autor recurre a la ironía, como lo había adelantado Shimose, pero siempre teniendo presente un refinado lenguaje y rico en vocabulario.
La novela resguarda también mucho el acervo cultural cruceño, característica recurrente en la obra de Rivero Mercado.
Así como en Las tres perfectas solteras se describe con minuciosidad las características de la Santa Cruz aldeana de hace medio siglo, en El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Guardia sucede lo mismo con el cacerío aquel que su creador conoció en su juventud.
“Conozco La Guardia desde mis años mozos, más o menos en el 40. Entonces no era el vecindario dinámico y progresista que es ahora, pero sigue siendo un sitio ideal para alejarse del infernal bullicio de la ciudad”, recuerda.
Este municipio queda cerca de Los Nietos, una quinta de la familia Rivero. Esos fines de semana de descanso en dicho sitio lo inspiraron para ir creando el ambiente, los personajes y las situaciones que tendría la historia.
La pareja de protagonistas vivirá una serie de aventuras y entuertos, con desenlaces insospechados.
Y así como en Don Quijote de La Mancha, no llegarán a puerto seguro alguno y convencidos de su desilusión deciden poner fin a su periplo. Por sus habilidades con las manos, Sancho Pinza terminará dedicándose al oficio de servidor público.
En tanto, su amo resuelve “retornar en pos de las ternezas de su Dulcinea del Tobillo”. De esa manera queda abierta a la imaginación del lector el desenlace de la pareja.
Son 25 capítulos que contienen historias interesantes, con mucho humor, también expresado en ingeniosos versos, práctica constante del director del diario EL DEBER.
Esta obra se constituye en su cuarta novela, luego de Los gorriones del barrio, Que Dios lo tenga donde no estorbe y Empate a tres. Pedro Rivero Mercado asegura no tener ninguna otra intencionalidad ni presunción con esta obra más que la de escribir y dar hacer conocer su obra literaria. “Cuando me decido a escribir pienso que si no me sale bien, lo único que puedo perder es tinta y papel. Pero afortunadamente he tenido buena respuesta del público”, dice. Sin duda, una actitud quijotesca, como diría de él el propio P edro Shimose.
Perfil
Una vida dedicada a las letras
Pedro Rivero Mercado es, abogado periodista y escritor. Ejerce desde hace más de medio siglo como director del diario EL DEBER. Nació en Santa Cruz el 19 de octubre de 1934. Casado con Rosa Jordán Amelunge, de cuya unión nacieron sus hijos: Guillermo, Pedro, Sonia, María del Rosario y Juan Carlos.
Su obra literaria ha transcurrido mayormente en la poesía con obras como Las cien mejores poesías de Gustavo Adolfo Baca, Las bienandanzas de un quijote cruceño, Las tres perfectas solteras, Pataperreando, Por hacer macanas, Más allá del fin de los siglos y Las palomas contra las escopetas. Decidió luego internarse en el género de la novela, del cual son producto: Los gorriones del barrio (traducida al francés), Que Dios lo tenga donde no estorbe, Empate a tres y ahora El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Guardia.
Además de escribir, Rivero Mercado ha ejercido la función diplomática como embajador de Bolivia en Francia.
También es miembro de la Academia Boliviana de la Lengua y de otras instituciones sociales y filantrópicas nacionales e internacionales.
Los personajes
Don Quijote de La Guardia
El amo
Es el prototipo del patrón en el oriente boliviano. A diferencia del Quijote de Cervantes, éste es físicamente robusto y muy dado al buen comer. Tampoco es retraído como el cervantino, sino al contrario, amiguero, dicharachero y bohemio. Sus problemas existenciales no le llegan por ser iluso, le vienen por ser temerario y amigo de la aventura. Coincide con su par original en que ambos están peleados con la cordura.
Sancho Pinza
El escudero
A diferencia de Sancho Panza, el personaje guardeño es delgado y hábil, sobre todo con las manos. Sin embargo, esta ductilidad la utiliza para el mal, pues es propenso a apropiarse de lo ajeno. Esto le traerá consecuencias en su travesía hacia lo desconocido. Sin embargo, será él el personaje que tenga la lucidez para que en un momento dado se imponga la razón ante la locura y se dé media vuelta a la aventura.
Dulcinea del Tobillo
La musa
No es ninguna modelo. Está lejos del prototipo de mujer ideal o musa inspiradora, incluyendo a la original Dulcinea del Toboso. Pedro Shimose la define como un “personaje más próximo al cervantino de Maritorines, de rostro redondo, opulentos pechos, brazos macizos y voluminosa humanidad”. La mejor forma que tiene el quijote guardeño de agradarla no es con una flor, sino con un buen plato de comida.
La Guardia será objeto de un homenaje del autor
Como vecino de La Guardia, pues una pequeña propiedad de descanso queda cerca de esta localidad, Pedro Rivero Mercado quisiera homenajear a este municipio que inspiró su última novela: El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Guardia.
“Pienso organizar un desfile en el que aparezcan los diferentes personajes de la novela, ataviados a la usanza de antes, en el tiempo que está ambientada la novela”, explicó el director del diario EL DEBER.
Aún no está definido cuándo se realizará este acto. Lo que sí está confirmado es el día y hora de la presentación de la obra, que se realizará en el marco de la novena Feria Internacional del Libro. Será el 4 de junio, a las 20:00, en la sala Hernando Sanabria Fernández.
El encargado de la presentación será el poeta beniano Pedro Shimose, amigo personal del escritor y periodista Rivero Mercado.
Todas las personas que asistan a la presentación recibirán un descuento del 10% en la adquisición del libro, que es editado por el sello Alfaguara.
Es una obra de risa sardónica y sarcástica
Pedro Shimose | Poeta
Los guardeños deben estar de plácemes porque, gracias a este libro, Rivero Mercado los ha proyectado más allá de nuestras fronteras. En cuanto a su autor, pocas cosas puedo añadir a lo que dije hace ocho años, en ocasión a su ‘jubileo’ como periodista. Entonces dije cosas que no quiero repetir ahora, aunque ellas sigan diciendo poco de lo mucho que se merece este hombre que quería ser médico y acabó siendo periodista, uno de los más influyentes de Bolivia y uno de los poetas satíricos más singulares de nuestras letras; un luchador infatigable, un ciudadano libre, una mentalidad progresista, un honesto servidor de su tierra cruceña y de sus instituciones, y un modelo de empresario culto que une a su gestión económica, un profundo y auténtico respeto a las manifestaciones artísticas que él protege e impulsa como benefactor, mecenas y filántropo.
Puede decirse que don Pedro Rivero Mercado es un quijote de nuestro tiempo, un quijote del siglo XXI, con los pies bien puestos sobre la tierra y con dolor de corazón por el muestrario de iniquidades, imposturas, disparates, deslealtades y atrocidades sin cuento que, sin duda, reaparecen en su ya amplia obra literaria, unas veces en forma de coplas populares y otras veces en forma de lóbregas alegorías. Ocupado en hacer historias y en contarlas, se ha dado maña para robarle tiempo al tiempo y así poder escribir esta novela: El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Guardia.
El relato Don Quijote en La Paz, de Francisco Bedregal (1883-1944), vendría a ser el antecedente de la novela de Rivero Mercado. Sin embargo, son muchas diferencias entre una y otra ficción. Lo que en Bedregal es una proyección fantástica del personaje cervantino, en Rivero Mercado es una recreación distorsionada del mismo. En Bedregal hay parodia, en Pedro Rivero hay risa sardónica y sarcasmo. De este modo, ha escrito un ‘antiquijote’ y ha creado una galería de seres grotescos, inmersos en una exhibición monstruosa de personajes groseros, comilones y licenciosos, más cercanos a Rabelais y su Gargantúa y Pantagruel. Quien lea El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Guardia debe empezar por admitir que no es una parodia del cervantino. En su contrafigura, una sátira despiadada de las fealdades morales de un tiempo que sigue siendo el mismo porque “el mundo, según don Quijote de La Guardia, es una buena mandarina y todo está podrido... y lleno de huevadas grandes y pequeñas”.
(NOTICIA PUBLICADA EN EL PERIODICO BOLIVIANO LLAMADO EL DEBER)
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