viernes, octubre 22, 2010

"Creo que un buen libro puede enseñarte tanto como un libro malo".



Rodrigo Urquiola Flores es un joven escritor que ha escrito el libro de cuentos llamado "Eva y los espejos",pertenece a la nueva generación de escritores bolivianos que ha surgido en los ultimos años,su narrativa intenta llegar al iceberg de la narrativa mundial,en esta entrevista nos cuenta sobre sus obsesiones y influencias en el mundo literario.

Por Miguel Lundin Peredo


1. ¿Cuál fue tu primer encuentro con la escritura?
Recuerdo que en mi casa, cuando yo era niño, había un estante lleno de libros. La mayoría de estos libros no eran de literatura, apenas había un par de novelas costumbristas bolivianas, ciertos best sellers que ahora no volvería a leer y Pedro Páramo y El llano en llamas, de Juan Rulfo. Había muchos libros que hablaban de religión, que estudiaban pasajes de la biblia occidental y también que estudiaban la manera de ser de distintas religiones. Estos libros tenían acabados bellos, empastados, hojas llenas de letras y colores. Me encantaba verlos, tocarlos, sentir su aroma a tinta. Creo que así fue como empecé a enamorarme de las letras. Sin saber cómo, recuerdo que tenía siete u ocho años cuando lo hice, escribí algo, algo como lo escribiría un niño boliviano de siete u ocho años, algo si bien no digno de permanecer entre los ojos acuciosos de la crítica permanecería para siempre en mi memoria. Tenía una gata que más que una gata era una amiga. Se llamaba Perla Sofía. Cerca de mi casa había una laguna que se llenaba de renacuajos en la temporada de lluvias. Así nació La reina de la laguna verde. Ya se imaginarán cómo transcurre la historia. Por supuesto nunca fue publicada ni traducida a ninguna otra lengua.

2. ¿Qué te inspiró para escribir tu primer libro de cuentos?
En vez de inspiración –ya que creo que esta existe sólo vagamente– prefiero decir motivación. Y sé que hubo una motivación pero no sabría apuntarla con certeza. En todo caso, escribí Eva y los espejos porque tenía algo qué decir y porque quería demostrarme a mí mismo que podía materializar este algo-qué-decir.

3. ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Terminé una novela y una obra de teatro. Ahora trabajo un libro de cuentos, una nueva novela, otra pieza de teatro y un guión cinematográfico.

4. ¿Qué autor admiras?
Admiro a varios autores. Tengo muchos maestros. Admiro la sencillez que usan Luigi Pirandello o José Saramago para escribir sobre temas complejos, la imaginación caudalosa de Gabriel García Márquez y Orhan Pamuk, el orden filosófico de Thomas Mann, la fuerza y la convicción que poseen Doris Lessing o Günter Grass. Creo que un buen libro puede enseñarte tanto como un libro malo.

5. ¿Ser escritor de un país como Bolivia es un handicap?
Sí, muchas veces ser escritor de un país como Bolivia es un obstáculo, un impedimento, especialmente de una ciudad como La Paz, y no me refiero a los lectores sino a los críticos, a los académicos. Lastimosamente el pensamiento literario boliviano está enclaustrado, somos una isla de tierra rodeada de más tierra. Creo que le haría mucho bien a las letras bolivianas la desaparición de ciertos estándares, afanes reivindicacionistas y nacionalistas que venimos arrastrando desde el indigenismo. En este aspecto la narrativa de Cochabamba y Santa Cruz ha ido progresando bastante. Por otra parte, debo decir que con mucha sorpresa ya se han vendido más de 300 ejemplares de Eva y los espejos –creo que decir 300 ejemplares vendidos en un país como Bolivia sin ser un tratado sociológico o un libro de autoayuda o un best seller extranjero o un libro pirata con buena publicidad, es decir bastante, especialmente teniendo en cuenta que es el primer libro de un autor desconocido y encima joven– en Tarija, Cochabamba y La Paz, donde tuve la oportunidad de venderlos personalmente –¿de qué otro modo si no?– y, por supuesto, en las ferias del libro a las que asistió Gente Común, mi editorial. Lo que me gusta de ser boliviano es que siempre vas a tener compatriotas que estén dispuestos a ayudarte por el simple hecho de querer ayudar, estoy muy agradecido a todas las personas que han creído en mí.

6. ¿Qué narradores jóvenes de la narrativa boliviana recomiendas?
Quiero hablar de auténticos jóvenes, por eso no voy a hablar de ningún sub-39, creo que es mejor –si queremos mencionar auténticos jóvenes– por lo menos buscar entre los sub-26. Me parece interesante lo que vienen haciendo autores como Sebastián Antezana quien, a pesar de ser de la Carrera de Literatura tiene la capacidad de ver más allá. Me gusta también la inquieta curiosidad narrativa de Shariel Baptista. Hay otros autores más de los que he leído poco pero que creo tienen potencial, como Daniel Averanga o Mauricio Rodríguez, creo que la generación que se avecina acaso será una de las más importantes de nuestra narrativa.

7. ¿Qué libros te influenciaron?
Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, que me enseñó que lo imposible no existe. El tambor de hojalata, de Günter Grass, Me llamo Rojo, de Orhan Pamuk, Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, La montaña mágica, de Thomas Mann, El extranjero, de Albert Camus, Una cuestión personal, de Kenzaburo Oe, Voss, de Patrick White, Kim, de Rudyard Kipling, en cuanto a novela y cuento. Esperando a Godot, de Samuel Beckett, Seis personajes en busca de autor, de Luigi Pirandello, A puerta cerrada, de Jean-Paul Sartre, El cuidador, de Harold Pinter, en cuanto a teatro. Hay tantos libros maravillosos que no alcanzaría a mencionarlos a todos.

8. ¿Qué libro te llevarías a una isla?
Si tuviera que elegir sólo uno me llevaría La montaña mágica, de Thomas Mann. Si pudiera elegir tres me llevaría además de La montaña mágica, la Biblia que, leída como ficción, es fantástica, y una buena versión de Historia de la Guerra del Pacífico para aprovechar, en la isla, la presencia del mar para intentar comprender muchas cosas que ahora mismo no logro entender.

9. ¿Crees que se escribe mejor que antes en Bolivia?
Creo que sí. Pero no hay que olvidarse rescatar del olvido bellas obras como Cerco de penumbras, de Oscar Cerruto, Sangre de mestizos, de Augusto Céspedes, La telaraña, de Hugo Boero Rojo. Ahora se escribe mejor que antes porque hay más diversidad, tenemos que agradecerle a la globalización el que ahora se escriba mejor en Bolivia.

10. ¿Por qué escribes?
Escribo porque escribo. Porque tengo algo qué decir. Porque no imagino mi vida sin la escritura. Porque amo escribir. Porque escribiendo logro querer mi vida. Porque el libro es el invento más maravilloso de la mente humana. Así es, escribo porque escribo.

11. ¿Qué libro le regalarías a Alberto Fuguet?
El código Da Vinci o Manual para jugar Guitar Hero III.

12. ¿Puedes decir un par de consejos para los nuevos escritores?
Que lean. De todo. Que relean lo que les impresionó. Que nunca se olviden de que cada día se aprende algo nuevo. Que nunca se rindan, una vida sin fracasos puede no valer nada.
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