jueves, abril 19, 2012
FINAL DE VIAJE
Ahora más que nunca sabemos los bolivianos, que el masismo, en la carretera de la historia, camino hacia el 2050, como ha repetido hasta la patada García Linera, creo yo, antes que nada han iniciado el viaje final hacia su propio entierro, de la mano de una ideología bastarda –socialismo del siglo XXI– tan cercana al kamasutra antes que de Maxs, Engels o Lenin.
La lucha por la justicia y la solidaridad, nada tiene que ver con los camélidos sobre los que escribe la historia de Bolivia, el masismo embotado de cholos viscerales; tengo la impresión, verdá no mas diría cualquier cambita de por ahí, que el país se está cayendo a pedazos –igual que la lepra- y no nos queremos dar cuenta; porque Evo Morales, el indio otrora dice él sojuzgado, hoy, no es ni más ni menos que un indio alzao; y los cocaleros y los ponchos rojos y verdes y las bartolinas y los narcos y los contrabandistas y los militares, están haciendo un viaje al pasado en ruinas de los incas, aunque en su pequeño imaginario crean venir del futuro; en el idealismo más ramplón ya han aterrizado en el reino de Pachacutec; pero, no cabe duda, de que en la praxis se mueven –unos cuantos– en una sociedad consumista galopante, que vive de la masturbación hedonista y los paraísos artificiales del desarrollo primer mundista.
Quiero confesar, tras un merecido silencio, he llegado a la conclusión, de que no quiero viajar hacia ningún pasado de ceniza ni futuro alguno inexistente, y, que tampoco estoy ni con unos ni con otros, ni con un oriente como el de Costas y compañía, inmerso en el desenfreno, el derroche, la majadería (Persi Fernández), una sociedad cruceña kaligulezca, tampoco, con el occidente altiplánico, sumido en la pobreza, la violencia, el narcotráfico, la borrachera; estos dos rostros del Estado pluri, no son sino la faz de una sociedad decandente y abyecta. No. Yo estoy con los campesinos, los agricultores pequeños, los pobres entre los pobres, los desvalidos, los ultrajados, los postergados de este nuevo Estado.
Después de todo, no irán muy lejos los masistas, porque viajan hacia el pasado pensando en el futuro. Ha empezado a llover azufre sobre la carretera por la que viajan los masistas recalcitrantes. El masismo en su viaje, junto a su capataz y los arrenderos no saben si vienen o van, se mueven en la historia como ovejas descarriadas. Cuando la gran mayoría de los bolivianos hemos recurrido a la fotosíntesis humana para sobrevivir a la miseria de este país; seguro, se manifestarán los obreros, los indígenas del TIPNIS, los médicos, los choferes, los desocupados y los más, porque de la pobreza y la miseria que nos espera luego del paso del masismo ¿nos salvará el Opio de Cocteau, la cocaína que se produce por toneladas en cualquier parte del país, el Diario secreto de Ferrufino-Coqueugniot, Norte de Paz Soldán? ¿Quién rayos nos va a salvar de la hecatombe social que nos espera al final del viaje? Al final de este viaje sáfico, de la mano del masismo, no nos esperará ningún final feliz, pues, como dice Luis Tapia, el régimen está teñido de antipopulismo y antindigenismo; lo que caracteriza a este gobierno es la tiranía sindical y la ignorantocracia; mientras llega ese final, tengo yo la suerte de que todas las tardes me esperan mi mujer y mi hijo, como dos gatos con sus ojos destellantes de esperanza.
Iván Castro Aruzamen
Teólogo y filósofo
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