Galia Yaksic es una narradora boliviana nacida en Oruro que ha logrado mantenerse fiel a su primer amor : La literatura.En la siguiente entrevista nos habla de sus amores y odios dentro del mundo de la palabra escrita,de sus primeros años de aprendizaje en el arte de tejer historias en el papel blanco.
Por Miguel Lundin Peredo
1.-Como fueron tus primeros años de aprendizaje narrativo?
Mágicos. Mis profesoras de lenguaje y literatura realmente amaban lo que hacían y había una química maravillosa entre cada una de ellas y yo. Elena (q.e.p.d.) y Margarita Almaraz, y Sara de Urquidi (q.e.p.d) han sido, son y seguramente serán las personas más importantes en mi relación con la escritura.
Ellas me introdujeron a la lectura de autores increíbles y además alentaron ilimitadamente lo que sea que yo producía y hasta decía. Mujeres excepcionales porque podrían haberse dedicado a lo que fuera, pero escogieron apoyar la educación de niños de todos los estratos sociales. Ellas pertenecían a la clase media alta cochabambina y tarijeña, pero estaban enseñando como mucho amor y desprendimiento en el Instituto Laredo que es fiscal.
Aprender, con esas señoras, a leer (con todo lo que implica), a escribir, a narrar, a interpretar lo que te rodea, a darle sentido, a entender lo que está sucediendo y a exponerlo con la visión de tu corazón, con imaginación y creatividad, es un privilegio que he tenido y que agradezco siempre. Para hacer lo que hicieron necesitaban ser apasionadas y yo me alimenté de esa pasión sin restricciones.
Después vinieron los escritores, y más allá del “éxito editorial” yo estaba ya más que preparada para apreciar no un libro sino la literatura que contenía. A ver la diferencia (muy grande) entre un escritor y un artista que escribe. El uno escribe, el otro hacer arte con palabras. Del primero se puede aprender la técnica y del segundo uno aprende a vivir. Poco a poco se fue definiendo un proyecto de vida alrededor de la literatura como método casi místico de autorrealización. Todo el proceso ha sido mágico, intenso, íntimo, sigue siendo todo eso.
2.- Que escribes más : cuento o novela?
Cuento. Breve primero, después corto. Ahora si son largos. Y estoy trabajando en una novela.
3.- Que escritoras de la historia te han inspirado?
Marguerite Yourcenar con sus novelas históricas tan profundas y bien diseñadas; Gioconda Belli también me gusta muchísimo por su frescura; Idea Vilariño por su exactitud y simpleza que es tan profunda en su poesía; Peri Rossi también me gusta mucho, Poniatovska.
4.- Que se siente ser parte de una generación de narradoras que realizaron una ruptura literaria con la literatura nacional?
Siento responsabilidad y sano orgullo. Ese espacio ha sido ganado centímetro a centímetro con talento, trabajo, sencillez, modestia y bajo permanente e indolente escrutinio. Las escritoras bolivianas son heroicas en muchos sentidos. Tal vez especialmente en el sentido político-genérico. En el contexto general, mi generación es afortunada y me da la impresión que lo entendemos así.
Somos la estela de los nietos del boom y tenemos mucho que decir desde visiones ni uniformes ni unísonas. Es un sentimiento interesante, de crecimiento, de contemplación y revisión permanente.
5.- Tienes publicado algunos trabajos literarios?
Si. Mi primer libro de cuentos El Coronado y otros cantos (Plural Ed.), y dos de poesía (Panta Rhei – Ed. La Quimera, Sthlm y La Loca publicado en Cbba, este año). Esperemos que este año salga el segundo de cuentos (Peajes, cuentos que se pagan).
6.- Crees que lo mejor es contar un argumento o solo escribir sin argumento inicial?
Depende de la historia, del cuento, del día, del detonante.
7.- Que estas escribiendo ahora?
Estoy trabajando en una novela.
8.- Que quieres demostrarle al mundo con tus historias?
No estoy segura de querer demostrarle algo al mundo. Me parece que la escritura en general muestra el mundo al mundo (automáticamente). Siendo honesta: escribo para mí. A veces para resolver inconclusos interiores; a veces porque me duele mucho lo que veo o cómo lo veo y una de las maneras de tolerar ese sentimiento es ordenando la información dispersa en sonidos, colores, vidas. Otras veces escribo porque la realidad me parece asombrosa o extremadamente conmovedora, y cuento lo que veo (no sólo con los ojos físicos) casi como homenaje al detalle, belleza, entramado de los tejidos que puedo descifrar desde mi perspectiva de narradora. A veces escribo como testigo de cosas que no creo que deban quedar sin decirse. Otras para jugar con destinos que parecieran desgarrados o demasiado fáciles.
Estoy plenamente consciente del poder del sonido, de las palabras (escritas o no) así que también escribo para crecer a partir de lo que digo. Lo que hago es el diario del navegante. Sin muchas pretensiones en relación a cuánto pueda influir o afectar o realmente decir a los otros; es más una manera de contemplar(me) que una forma de llegar al resto.
Por supuesto que lo anterior no significa que no aprecie que mi trabajo se publique y/o lea. Escribir es probablemente lo que mejor sé hacer y es con lo que puedo aportar. En ese sentido, la circulación y apreciación de mis escritos es parte muy importante de lo que hago; cómo lo aprehenda el lector está en manos del destino y aunque siempre tengo la esperanza de que resulte tan cercano como sea posible a cómo los escritores que yo leo me acarician, es algo que por supuesto no puedo ni calcular ni controlar, ni intento hacerlo.
9.- A qué mujer de la historia te encantaría convertir en personaje de una novela tuya?
Hay una princesa de la India Central que se llama Mirabai, era poeta y compositora, una revolucionaria de la sociedad de su tiempo, (salvando las distancias de orden místico) era una especie de Sor Juana Inés de la Cruz para su contexto. Es una mujer que me interesa muchísimo como personaje. El otro extremo es Pulan Devi (también de la India), la forajida violada veintitrés veces en una noche; robaba para alimentar a los pobres como ella y sus seguidores eran hombres de una fidelidad y certeza casi absolutas. Luego se convirtió en una de las políticas más importantes e influyentes de su región. Fue asesinada no hace mucho. Una vida increíblemente desastrosa y a la vez determinada, insistente.
De nuestra historia oficial, hay varias que me dicen mucho. De manera muy clara, la mujer boliviana es digna de toda mi admiración, respeto y también perplejidad. No importa mucho de que época. Hay un nombre que está rondando la cabeza hace un tiempo: XXXXXXXXX, es del tiempo de Goyeneche. Y siempre he pensado en “la empleada doméstica” como el epítome de Bolivia, sus contradicciones, crueldad, ingenuidad, indiferencia en dosis exactas para narrar lo que somos.
10.- Leí un cuento tuyo en una antología llamada "La otra mirada" de Alfaguara Bolivia, siempre quise preguntarte si los cuentos te eligen o tú eliges a tus cuentos....
Te refieres a Desde los mares del sueño.
Aunque siempre es individual con las historias, en general después de vivenciar un detonador “x”, escucho muy claramente lo que tengo que escribir. Escucho frases, nombres, escucho juegos de palabras, son como chispas y tengo que escribirlas ahí y ahora para que se queden. En el específico caso del cuento que cierra la antología que mencionas, tuve un sueño así, y el hombre en el hueso en forma de luna era yo y las mujeres en los bordes, también eran yo. Así psicodélicos como son los sueños. Desperté a media noche y empecé a escuchar las palabras y a escribirlas. El sonido de la última frase vino primero que nada y de a poco, me fui dando cuenta cuál era el orden de la historia. Hay algunos elementos que vienen de una lectura de cartas de tarot y algunos otros que son lo que entendí sobre una persona en particular, a partir de ese cuento. Pero no puedo decir que sucede de la misma manera siempre.
Sin ser algo definitivo ni rígido, estático, puedo decir que las historias y los temas “me guiñan” primero; si son potentes, lo suficientemente intensos como para de verdad interesarme, dejo que se acurruquen a mi lado. Mientras estoy familiarizándome con sus olores, formas, texturas, aparecen los sonidos que son el cómo voy a contar esa historia específica. Cuando me siento satisfecha con el orden, el ritmo, la melodía, el servicio está concluido. Con poesía es un poco diferente.
Pareciera que los cuentos y yo nos encontramos y nos cooperamos mutuamente, nos construimos y descubrimos, más que elegirnos.
11.- Que consejos le darías a las nuevas escritoras?
Es fundamental no banalizar el poder de la palabra. Respetarla. Entender lo más pronto posible que escribir, como cualquier oficio o trabajo, es un servicio antes que nada (que el escritor lo disfrute más que nadie es otro asunto).
Escribir es un proceso de contemplación permanente y la contemplación funciona solamente con esmero, amor, consideración, con honestidad. Hay que ser honestos para escribir. Escribir es en cierta forma aceptar realidades en tu vida y aceptarte a ti con esas perspectivas sobre las realidades que retratas e indagas. Con la honestidad viene automáticamente el rigor, que es lo que todo escritor que se respeta trata de alcanzar o mantener.
Eso en relación al oficio, en relación a nuestra historia nacional: no olvidar el tamaño privilegio que tenemos, primero por saber y poder escribir, segundo por vivir en esta época y este contexto y tercero por haber llegado después de las damas que nos antecedieron y cuyo esfuerzo nos permite disfrutar de muchos privilegios que ellas nunca pudieron siquiera soñar. Considero que la humilde gratitud es esencial en cualquier proceso de aprendizaje.
12.- Tienes una relación obsesiva con tu ciudad natal?
Oruro es mi ciudad natal, pero no viví mucho tiempo allí. Así que: no. Pero Cochabamba si está a menudo. Como las mamás: central o periférica, que se rechaza, se critica inmisericordemente y también se añora sin medida. Como con todo lo que amas en serio y sabes con certeza tuyo.