Encuentro de poetas bolivianos CBA
Encuentro de poetas bolivianos
Por Rosse Marie Caballero Escritora y profesora.
Un almuerzo y dos veladas de poesía no serán nunca suficientes para compartir la magia que cada uno de los poetas carga ineludiblemente consigo (caso contrario no se reconocerían como poetas). Las noches de lunes 30 y martes 31 se llevó a efecto al ansiado Encuentro en Cochabamba. El auditorio del CBA les cobijó, y once poetas se reunieron con el público. Y se cumplió, como señalara Eduardo Nogales: Sin bombos ni platillos. Los bombos estuvieron en el show del Bicentenario, en los mariachis, en los líos de los jueces, en el arribo del recluso número 3564. Los poetas bolivianos que amablemente llegaron desde el interior, son Gabriel Chávez Casazola, Gary Daher, Luis Andrade Sanjinez y Mario Alberto Herrera, desde Santa Cruz. Vale resaltar que algunos poetas cruceños viajaron simplemente por el placer de escuchar a su congéneres y conocerse entre ellos. De La Paz se vino el grande Humberto Quino, y desde Oruro, Benjamín Chavez. Los que asistieron por la llajta son Antonio Terán Cabero, Fernando Rosso, Juan Cristobal Mac Lean, Eduardo Nogales, Vilma Tapia Anaya, y su servidora. El bullicio se quedó fuera, en el mundo de las aceras, de las cámaras de televisión o en las bocinas de los automóviles, porque dentro de cuatro paredes, se oía: “Y aunque el yugo no cesa/ tienes al menos en tus manos/ ese poco de pan ese poco de vino/Toda la telaraña con que esperas/ atraparte algún día”, de Antonio Terán Cabero. “Si Dios entra por una herida o sale/ el corazón en sus escombros/ soportará lo que pueda”, de Eduardo Nogales. “No puedo ver/ mi indigencia como un cayado/ golpea a tientas la roca de la noche”, Gabriel Chávez.
La novedad de la segunda noche es, como siempre, la presencia del Soldado Terán. El poeta cosechó nuevos Fans, pues preguntaban el porqué de ese apodo, y se quedaron prendados de su historia. Cuenta la leyenda… que…Érase una vez… un joven poeta emergente en la ciudad, debía de leer sus versos ante el público. El joven estaba prestando su servicio militar y vestía uniforme de soldado. No le dio tiempo para ir hasta su casa y cambiarse de traje, llegó tal y cual y leyó sus poemas. Su nombre es Antonio Terán Cabero. “Veíase sola/ante el espejo/no vio su rostro/ sólo una herida”, decía un verso intrascendido de Rosse Marie. Por su parte, Mario Alberto Herrera, nos recitaba: “Hace sus poemas para los animales/ Es por eso que los animales no le entienden”.
Agradecidos a los organizadores, los poetas se fueron deambulando o Caracoleando, que es lo mismo, a continuar en la búsqueda de los misterios de las penumbras.
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