jueves, diciembre 01, 2005

la relojeria de Moore

`Watchmen´, la obra de relojería definitiva del cómic, marcó el final del género de los superhéroes en los ochenta.


En mitad de la década de los ochenta, un prometedor guionista británico llamado Alan Moore planteaba la posibilidad de hacer algo con los personajes de la Charlton: Blue Beetle, The Question, Capitán Atom, Booster Gold...
Cuando estos caracteres fueron empleados para las `Crisis en Tierras Infinitas´, Moore siguió con su idea pero cambiando aspectos y nombres. Lo primero que hay que destacar es que evitó usar en todo momento el término `superhéroe´ sustituyéndolo por el de `vigilante´, con connotaciones más negativas, más fascista, lo que ya es una declaración de intenciones. Bien secundado por el dibujante Dave Gibbons, Alan Moore presentó un planeta no muy distinto al nuestro y lo enmarcó en la misma década en la que él y el lector estaban viviendo: los ochenta. Los yupis campean por sus respetos, el éxito rápido y a cualquier precio es la doctrina dominante, cada vez hay mayores diferencias entre pobres y ricos y la guerra fría está a punto de pasar a una fase caliente.
Moore machacó el concepto que cimenta a los superhéroes al enfrentarlo con todas sus paradojas y contradicciones. El propio país en el que viven los protagonistas ha optado por prohibir su actividad, pues ha comprobado que los autoproclamados defensores del orden causan más problemas de los que solucionan.
La cuestión se mantiene cuando se analiza en el propio tebeo el origen y motivaciones de cada uno de los personajes. Es aquí donde Moore aprovecha para abordar los arquetipos del género: desde los poderes paranormales del Doctor Manhattan a los de regusto tecnológico del Búho Nocturno, pasando por los justicieros despiadados como el propio Comediante, los chiflados como Rorschach, los filántropos como Ozymandias o los herederos de una tradición familiar como Silk Spectre.
La conclusión no puede ser más demoledora: en el mundo real no hay sitio para los superhéroes y caso de que existieran, serían más dañinos que beneficiosos, porque sus miserias humanas estarían magnificadas por sus habilidades y, sobre todo, por la impunidad de la máscara.
Este año 2005 es el vigésimo aniversario de esta sugestiva obra que la revista `Times´ ha decidido incluir entre las 100 mejores novelas del siglo pasado en lengua inglesa, situando el nombre de Alan Moore junto al de genios como Waugh, Ishiguro, Lowry, Bowles, Steinbeck, Orwell, Greene, Faulkner, Roth o Hemingway
h2 class="sidebar-title">Vínculos Creative Commons License
Detta verk är licensierat under en Creative Commons Erkännande 3.0 Unported Licens.