El “Diario secreto” de Claudio Ferrufino
Por Sandra Arias - Los Tiempos - 5/11/2011
Como una novela cruel y oscura calificó a “Diario secreto” el jurado del Premio Nacional de Novela 2011, que le concedió el galardón a la obra del cochabambino Claudio Ferrufino-Coqueugniot elogiando su lenguaje fragmentario y polifónico.
Por “divertimento”, como él mismo lo llamó, el autor envió su propuesta literaria al concurso firmando como “Margarita de Anjú”, castellanizando el apellido Anjou y pensando en lo que opinaría el jurado al ver que una mujer exteriorizaba ideas poco convencionales en el universo femenino.
Unánimente, el jurado escogió la novela de Ferrufino también por proponer “una exploración de ciertas zonas oscuras del ser humano.”
Claudio Ferrufino-Coqueugniot (1960), quien en 2009 obtuvo el Premio de Novela Casa de las Américas por “El exilio voluntario”, es también periodista y desde hace más de 20 años vive en Estados Unidos. Vía correo electrónico comentó sobre “Diario secreto”
Lecturas (L): ¿Por qué la crueldad?
Claudio Ferrufino-Coqueugniot (CFC): En “Las flores del mal” Baudelaire decía: “Soy la herida y el cuchillo”. Tal vez en esas premonitorias líneas del arte moderno podemos encajar al personaje de “Diario secreto”, sin la madurez intelectual de afirmarlo, pero con lo concreto de vivirlo. Si yo soy cruel ¿qué es el mundo?, podría preguntarse mientras elucubra cómo desquitarse, cómo mostrar que los que otros repelen de él, es lo que esos otros son.
L: Cuando se enteró del premio dijo que tenía la novela “programada, hasta desmenuzada en mi mente”. ¿Qué gatilló la necesidad de escribir “Diario secreto”?
CFC: Como novelista novato voy explorando las posibilidades del género. Como experimentado lector discrimino entre ellas.
De esa falsa disyuntiva de para dónde tirar, guiado a veces por instinto y otras por experiencia, se van formando esbozos que tal vez puedan ser libros. Esta es mi tercera aventura y necesité alejarme de la sombra de las otras dos. Muy distintas entre sí, con características comunes en algunas variantes de estilo o accionar de sus personajes, “Diario secreto” -y ahí va lo de “programada”- se separa con convicción en su calidad de trabajo, cierta profesionalidad de escribir; no el parimiento largo y penoso, más bien la cesárea.
L: ¿Qué tipo de secretos de la naturaleza humana se develan en la obra? ¿Hay tal vez algún tipo de abordaje psicológico?
CFC: No hay ningún descubrimiento; en el ser humano conviven el bien y el mal, con la única diferencia que uno es mostrado y reverenciado, mientras el otro se mantiene escondido, es esencia de pecado. El crimen radica en revelar esta general hipocresía satisfaciendo los deseos oscuros, subrepticiamente, pero haciéndolo tan obvio como para ser rebelde. Todos lo practicamos, mas el personaje tiene un propósito: desenmascarar, lo que hace su acción incluso moral.
L. ¿Esta exploración de la naturaleza humana que propone es quizás el reflejo de un estado de ánimo?
CFC: Como autor, para afrontar el desafío de representar esta exploración, tuve que “permanecer en mis cabales”. Lo opuesto hubiese significado navegar sin rumbo por las propias frustraciones, deseos insatisfechos, y terminaría escribiendo memorias.
No ha sido el caso.
L: ¿Qué diferencias hay en la creación literaria entre “Diario secreto” y “El exilio voluntario”?
CFC: Asuntos pragmáticos como tiempo, número de páginas, cuántas por jornada, horas, días, temas y muchos más que no existieron en la redacción del Exilio.
L: ¿Qué tipo de estructura formal empleó en su obra?
CFC: Si por formalidad entendemos una disciplina de trabajo, muy formal. En cuanto a la estructura misma de la novela, hay una inserción de planos, como en cine, dentro de un ecrán mayor. El fondo está delineado para intercalar las imágenes, dando la sensación de que se superponen cuando en realidad solo se complementan.
L: También comentó que usó un pseudónimo femenino para despertar la curiosidad del jurado de que una mujer escribiera “cosas semejantes”. ¿Cuánta diferencia percibe que hay entre el lenguaje narrativo masculino y femenino en Bolivia?
CFC: Sí, en Bolivia todavía es muy fuerte la diferencia del lenguaje entre hombres y mujeres, no únicamente narrativo. Todavía no aparece una Dorothy Parker con desfachatez casi hombruna y persistente sensualidad de hembra. Hay experiencias, pero pocas. Entonces un seudónimo femenino escribiendo las “atrocidades” del Diario tendría que llamar la atención. Fue, sin embargo, en primera instancia, un nombre circunstancial.
L: Un grupo denominado “Periodistas por el cambio” criticó las afirmaciones de Wilmer Urrelo, presidente del jurado del Premio de Novela este año, sobre la falta de calidad de las otras obras en concurso. ¿Cree que la cantidad de lo que se produce en el país condice con la calidad?
CFC: No podría decirlo sin haber leído de lo que se habla; pero, sin embargo, no entendí el comentario del jurado como desdén.
Apunta a la conseja de trabajar con cuidado en la producción de una obra. Es algo que hago con la mía. Debo ser inflexible con lo que escribo. Y jamás creo que lo que he escrito es insuperable. Pero somos libres de opinar, de aceptar, rechazar, desconfiar.
Gide recriminó a Proust hacer literatura de o para sirvientas. Hablaba nada menos que de “En busca del tiempo perdido...”. El alivio del viejo Borges era publicar para ya no seguir corrigiendo. Yo no leo nunca más los libros que publico, porque a veces me da hasta vergüenza ver lo negligente que fui.
L: Son más de 20 años en Estados Unidos. ¿Cuán diferente es el trabajo de un narrador boliviano que vive en otro país?
CFC: Personalmente ninguno. Puedo separar las cosas con facilidad y adecuarme a cualquier circunstancia. Lo que diferencia un libro de otro es la cantidad de esfuerzo y la calidad de trabajo. ¿Entonces el exilio es una falacia? Un acertijo.
L: ¿Qué hay en puertas?
CFC: Varios proyectos, y un sueño.
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