POLÍTICA RADICAL Y POLÍTICOS
Letras Libres – Entre el rumor
Alguien dijo hace poco que hay que salvar nuestra democracia, a través de la política y no por el político; es como decir, que debemos salvar la poesía por algún crítico y no por algunos poetas novísimos, como los que intentan descolonizar el arte, dicen, pero no sé de qué. Las wiphalas o los ch´ullus y hasta las ojotas de campesino que todavía las uso para descansar lo fines de semana en medio de mi jardín, nada tienen que ver con la poesía y la descolonización, no. Pues, la política como dimensión humana, necesaria, esencial, debe ser el camino para desbaratar la práctica de los políticos, basada en la angurria y el canibalismo ideológico. Hoy en Bolivia, por ejemplo, si a uno le coge un resfrío o te agarra la esposa con la amante, se habla de descolonizar.
Ahora que la democracia hay que salvarla, vía una verdadera política, y, mucho más, cuando los partidos políticos viven un momento de crisis freudiana, surge una política sobre la base y la imagen del líder; de ahí que, lo que tenemos, hoy por hoy, no es más que rebaños ideológicos haciendo el negocio del siglo con la pobreza de los más pobres. Es hora ya de sentar el camino, para una política que ponga el cimiento racial (impuro), hondo y fuerte, que marque toda una nueva conducta personal (y nacional), para poder contrarrestar la imposición unitaria del culto unidimensional a una personalidad. La política nacional en este momento cuenta sólo con jaurías y piaras ideológicas, que han adormecido a una inmensa extensión de clase, sobre todo, aquellas que necesitan pan, techo, trabajo, una vida digna porque, además, es la única que tienen, y, no necesitan una raza dirigente pseudo-revolucionaria… Y así como caen los star-system de Hollywood, tienen que caer por la política grande y radical, todos los políticos que en estos tiempos creen ser unos superstar. Hasta donde yo sé, el único superstar de todos los tiempos es Jesucristo y nadie más.
Ya no tiene sentido en el momento actual, tratar de construir una unidad en torno a lo puro (indígena), lo incontaminado; el uno del poeta (Parménides) sólo cabe en la abstracción filosófica, pero no en la construcción social; y muy bien saben los políticos cuando se da paso al dos (otros) nace la democracia y la pluralidad real. La salvación de una sociedad incluyente está en una base adulterada, mezclada, contaminada y no en el único o el hombre unidimensional de algunos políticos. La pobreza y el hambre acaban por desmitificar el discurso escatológico del carnicero de Achacachi o el niño que cree ser marxista, y que no es más que un fascista.
Iván Castro Aruzamen
Teólogo y filósofo