"Sigo dando vueltas en torno al mismo tema, como un perro que quiere morderse la cola"
Víctor Montoya es uno de los escritores latinoamericanos más respetados y difundidos en Suecia, su producción narrativa recoge la experiencia vivida durante el periodo de las dictaduras y retrata con habilidad el ambiente solitario de la vida minera.
En esta entrevista habla de nuestra literatura y de nuestra realidad.
Por: Miguel Lundin Peredo
1 Su narrativa se ocupa de denunciar las torturas empleadas por los gobiernos fascistas contra los civiles, a pesar de eso todavía no ha ambientado una novela en la dictadura del fallecido general Banzer. ¿Este hecho se debe a que su novelística marcha a cámara lenta?
- Efectivamente, una de mis temáticas está relacionada con esa etapa sombría de la historia boliviana. Ni bien me nombras la palabra “tortura”, se me estremece el cuerpo de punta a punta, debido a que esas vejaciones de lesa humanidad las sufrí en carne propia. Ya llegará la hora en que me decida a escribir una novela ambientada en ese periódico que marcó mi vida. Es cierto también que mi novelística avanza a paso lento pero seguro. No soy una maquinaria de palabras para producir, como si nada, un libro cada año. Soy un artesano de la palabra escrita y me rompo las manos para poder escribir algo.
2 En el libro titulado “Cuentos violentos” se leen varios cuentos que narran los métodos de tortura de los chacales de las dictaduras. ¿Fue doloroso recordar momentos sufridos en el pasado durante la escritura de esos cuentos?
- Siempre es doloroso ajustar las clavijas de la memoria. Pero el acto de escribir esos cuentos me ha servido, a modo de terapia, para zambullirme en el pozo oscuro del subconsciente, con la intención de ajustar cuentas con los fantasmas que me acosaban hasta en los sueños. Y, de pasadita, para denunciar los métodos de tortura que se usaron durante la “Operación Cóndor” tanto en Bolivia como en otros países del Cono Sur.
3 Recientemente ha sido reeditado su libro “Cuentos de la mina” en una editorial de España. ¿Cómo se siente dar este paso en el mercado editorial?
- Es gratificante, no lo puedo negar. Siempre es bueno que la modesta obra de uno circule un poquito más allá de las fronteras nacionales. Ya dirán los lectores españoles qué les parece. La opinión amañada los críticos no me interesa, nunca me ha interesado.
4 ¿Cuáles son los autores jóvenes de la literatura boliviana que ha leído recientemente?
- He leído a varios. Hay algunos que son buenos y se dedican con gran entusiasmo al oficio. No te daré nombres para no herir la sensibilidad de quienes puedan quedarse injustamente en el olvido. Lo que sí puedo decirte es que hoy se está escribiendo mucho más que antes en Bolivia. Ojalá que este sunami literario no se detenga ni tenga reflujo.
5 Gracias a novelas como “El laberinto del pecado” se puede redimir el oficio del minero boliviano. En una entrevista realizada por Araceli Otamendi cuenta que está escribiendo su segunda novela ambientada en escenarios mineros. Sigue escribiendo y corrigiendo esa novela o ya siente que ha escrito la última línea?
- No sé si para bien o para mal, la temática minera se ha convertido, en mi caso, en una suerte de obsesión. Sin embargo, mi literatura, más que formar parte del llamado “realismo social” que se hizo mucho en Bolivia, tiene la peculiaridad de recrear con mayor fantasía los mitos y las leyendas que llegaron a los centros mineros a través de la tradición oral de las culturas ancestrales. Si en la mencionada entrevista dije que tenía otra novela ambientada en las minas, será porque sigo dando vueltas en torno al mismo tema, como un perro que quiere morderse la cola.
6 Estoy seguro que está redactando cuentos y eso me provoca la curiosidad de preguntarle lo siguiente: ¿Cuándo leeremos un nuevo libro de cuentos escrito por usted?
- El próximo año, a través de una editorial canaria. Suena raro, ¿no?
7 ¿Cuáles son sus autores bolivianos preferidos?
- Hay algunos que han dejado una obra imperecedera, centrada en el ámbito rural, urbano y en las minas. Pero tampoco te voy a dar nombres para evitar que algún muerto se nos vaya a revolcar en la tumba. De hecho, soy un lector atento de los escritores marginales, de aquellos que sobrevivirán así no se los nombre en la prensa ni se les conceda premio alguno.
8 ¿Cuál es la disciplina ideal para escribir en un país nórdico tan frío durante el invierno?
- La de levantarse cada día, abrigarse de pies a cabeza y escribir como siempre. Por suerte, no necesito como García Márquez un calor tropical ni una flor amarilla en el escritorio. Me basta con meterme en mi mundo y echarme a navegar por las aguas de la fantasía, olvidándome que afuera hay una nieve que lo cubre todo como velo de novia y un frío que, a veces, te obliga a tomarte unos quemapechos para templar el cuerpo.
9 ¿Cree que la literatura boliviana ha logrado internacionalizarse en este nuevo siglo?
- Sí, se han dado pasos significativos en la difusión de nuestra literatura, pero todavía falta mucho trecho por recorrer. A veces, por las exageraciones de la prensa localista, se tiene la sensación de que estamos avanzando viento en popa y a toda vela, y no es tan cierto, pues a la hora de la verdad, uno se da cuenta que hay mucho ruido y pocas nueces. De lo que se trata es de seguir trabajando, pasito a paso, para que nuestra literatura se abra cada vez espacios mayores en el contexto de la literatura universal; una tarea que requiere del esfuerzo de todos y no sólo de los “iluminados”.
1 Comments:
Siento en Montoya a una de las voces más concientes de nuestro escenario. Y es que lo veo caminando entre la nieve, en un escenario donde la lateralidad, sobre todo para alguien como él, se hacen parte del cada día al mirar Bolivia.
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