“Los eternos vagabundos” : Novela minera de Roberto Leitón
DESCRIPCION DE LA NOVELA POR Freddy Zárate
“Los eternos vagabundos” refleja las peripecias al interior de la mina. A pesar que el minero se encomienda devotamente al Tío de la Mina ofrendando coca y alcohol, la muerte va solazándose plácidamente a través de accidentes laborales.
Otro aspecto que describe Leitón es la discriminación existente entre los “hermanos” mineros. Lo racial se hace latente a través de la discriminación étnica y cultural: “Esta gente estúpida debe morir por paleteadas (…). Más indios, más estupidez (…). Da lástima ver indios y más indios (…). El llama aimara y el asno quechua”.
A pesar que la clase trabajadora discursivamente pregona –hasta el día de hoy– compañerismo, igualdad y justicia, pero, en su accionar cotidiano traslucen los códigos informales reflejados a través de favoritismos, compadrerío, autoritarismo y verticalismo.
Otro aspecto que describe Roberto Leitón es el aislamiento que sienten los mineros: “Nuestra vida es igual a los presidiarios. Estamos tan lejos de las ciudades”. Las pocas distracciones que tiene el campamento minero es el “Club” donde irradia el elixir de los dioses (alcohol), la cerveza, los cigarrillos y la sagrada hoja de coca. En el aspecto erótico las palliris (mujer dedicada a triturar trozos de mineral) son las más cercanas a los socavones y las más deseadas por los obreros.
El relato de Roberto Leitón desnuda al sector minero y trata de mostrar sus grandezas como también sus espectros humanos. La clase obrera –como cualquier otro grupo– busca sobre todo proteger sus intereses de clase por encima de lo público. Política y discursivamente los hermanos mineros son ajenos a la acumulación de capital. Pero el sueño de la clase obrera es vivir bien. Los varios relatos reflejan que muchos mineros nublados por la codicia terminaron sus vidas en los socavones fantaseando recibir la bendición del Tío y alcanzar la gloria del odiado Rey del estaño.
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