Jorge Coimbra, el entrañable ilustrador
Por Jesús Alberto Suárez Chávez
La fría mañana del domingo 26 de agosto cerró los ojos para siempre del reconocido artista plástico beniano Jorge Coimbra dejando solos a su pincel y su mágica paleta de colores. Su legado queda en su firma (JCoimbra), estampada en diversos cuadros y en más de 200 publicaciones didácticas para niños, además de libros, caricaturas y el afiche de un filme nacional.
Coimbra vivía en Santa Cruz de la Sierra, adonde se trasladó desde La Paz en 1988 debido a su estado de salud, deteriorada por un cuadro de neumonía que finalmente causó su deceso. Hace seis años, la revista Cadomoje Itonama de su pueblo natal, Magdalena, rescató algunas de sus impresiones sobre su vida inmersa en el arte y en la educación. En aquella oportunidad, aseveró que desde que tenía uso de razón lo que hacía era pintar, labor que lo acompañó durante toda su vida y le dio el sustento.
Jorge Coimbra Ojopi nació el 29 de septiembre de 1921 en Magdalena, capital de la provincia beniana Iténez. Sus padres fueron el insigne periodista y escritor cruceño Juan Bautista Coimbra Cuéllar (autor del libro Siringa, memorias de un colonizador del Beni) y Visitación Ojopi Baldivieso. La infancia de este pintor autodidacta, dibujante, cartógrafo de profesión, compositor y escritor transcurrió en San Rafael, en la propiedad de su padre, cerca de La Cayoba, y en Magdalena, donde cursó sus estudios de primaria en la escuela Mariscal José Ballivián, hasta el quinto grado. Como en la ciudad no había otros ciclos para completar su educación, se trasladó a los diez años a Trinidad, para proseguir sus estudios en el colegio Nacional 6 de Agosto. Allí estuvo hasta la mitad de secundaria, porque luego se trasladó a La Paz, para concluir sus estudios a iniciativa de su hermano, el pintor Gil, que era diputado del Gobierno de Gualberto Villarroel.
EL PINTOR AUTODIDACTA
La pintura fue su única ocupación, “porque todo lo demás lo hago, pero lo hago mal”, comentó aquella vez. El único maestro que influyó en su pintura, tanto en el estilo como en la técnica, fue su hermano Gil. “Copiamos la naturaleza, teníamos rasgos impresionistas. Mi pintura se caracteriza por ser informativa y costumbrista, que es lo mejor que tiene el hombre, sus antecedentes, que es donde nace, donde se cría, produce y enseña, es la historia de la vida del hombre, variar eso sería una estupidez”, añadió.
Empezó a pintar desde la escuela, a los siete años. En 1949 su vida dio un giro radical cuando subió al poder Mamerto Urriolagoitia, pues por ser hermano de Gil fue apresado y confinado a la prisión de Coati, en Perú, junto a otras 60 personas, entre dirigentes políticos y artistas. Ese acontecimiento le sirvió para iniciar en octubre su vida como pintor profesional, puesto que allí ilustró a pedido de las damas del Club de Leones un retrato de la actriz mexicana María Félix, trabajo que dejó de manifiesto la calidad de Coimbra. Ese año logró fugar de la prisión y llegó a Puno junto a cerca de 50 evadidos.
Regresó a Bolivia clandestinamente en más de una oportunidad vestido de indio para visitar a los amigos y familiares, hasta que finalmente volvió para quedarse, el 26 de abril de 1952, cuando triunfó la Revolución Nacional. De inmediato fue invitado a formar parte del cuerpo de redactores y dibujantes de la Subsecretaría de Prensa y Propaganda del Gobierno nacional, labor que desempeñó con mucho ahínco. Un año después contrajo nupcias con Ligia Argiro Tonori, pandina descendiente de italianos, y publicó el libro La Fuga de Coati. Editó en 1955 para el sector rural, en colaboración con los escritores Mariano Baptista Gumucio y Raúl Alfonso García, El silabario Paz Estenssoro y la Historia de la Revolución Nacional. En 1960 publicó la biografía ilustrada Víctor Paz Estenssoro, el conductor de la Revolución Nacional. En 1978, en La Paz, escribió, junto a su hermano Gerardo, la letra y la música del tema A Magdalena, una popular canción de la región que es cantada en los paseos escolares, actos cívicos y diversas actividades sociales de su pueblo.
EL ILUSTRADOR PROLÍFICO
Por su abundante labor, no se puede afirmar en qué área se desempeñó mejor Coimbra, si como pintor o como ilustrador. Pepa Martínez S. plantea la duda sobre en qué terreno de los mencionados fue más luminoso, puesto que fue muy apreciado en el círculo intelectual y en el mundo escolar de su época. Su capacidad para dibujar personajes y las costumbres bolivianas le valió para ocupar un sitio especial en la pintura nacional.
Lizandro Luna, escritor peruano, dijo de él: “Su arte es fruto de su medio telúrico, tiene la riqueza cromática, la exuberante policromía y la fascinación y espontaneidad de la selva del trópico boliviano… el paisaje del altiplano por este artista alcanza contornos insospechados. Junto a la magia del color están la elegancia y figura de la línea y la maravillosa sugestión del conjunto”.
Antonio Carvalho añadió: “¿Cuántas de nuestras generaciones aprendimos a dar nombre a las cosas con sus dibujos en silabarios y libros de lectura? Asociamos la imagen con la palabra, descubrimos el mundo de los colores y sus múltiples combinaciones”. Pero, sin duda alguna, su labor más conocida y por la que será recordado por generaciones de estudiantes es la que desempeñó con las ilustraciones de textos escolares para niños de editoriales nacionales como la de Gladis Rivero de Jiménez, entre ellos Alma de niño, Semilla, Matemáticas, Flores y Primeras luces, caracterizándose por la fiel interpretación de los contenidos de los textos, la adaptación a la sicología infantil, al nivel mental y a la idiosincrasia de ellos. En el transcurso de su vida ilustró más de dos centenares de libros de historia, geografía, didácticos y ciencia de escritores como Raúl Salmón, Hernando Sanabria Fernández, Paulovich, Mariano Baptista y Beatriz Schulz.
Uno de sus últimos trabajos fue la ilustración de la última edición de Siringa, obra de su padre, Juan Bautista, además de algunas tapas para los libros recomendados por la Reforma Educativa, entre ellos Creación de la pedagogía nacional, de Franz Tamayo.
Ante tan abrumadora cantidad de libros y textos ilustrados, Coimbra simplificó su arte al aconsejar que para dibujar primero hay que despojarse de los rebuscados conceptos técnicos. “Yo encuentro que para ilustrar textos se debe ejecutar el trabajo artístico, sin complicaciones, el oficio de pedagogo expresado por medio de la figura artística debe transitar con el objeto exclusivo de guiar al niño para facilitarle el aprendizaje”, afirmó.
Una vida
Familia. Jorge Coimbra fue hijo de Juan B. Coimbra Cuéllar (+) y Visitación Ojopi Baldivieso (+). Fue hermano de Juan (+), Gerardo (+), Gil (+), Carlos (+), Elisa (+), Juana (+), María Luisa, César (+), Rogelia y María Pola. Se casó con Ligia Argiro (+), con quien tuvo tres hijos: Juan, Jorge y Ligia.
Marítimo. En 1983, por encargo del canciller José Fellman, efectuó el retrato de los 12 personeros que se destacaron en la defensa del Litoral boliviano. Además elaboró el afiche del filme Amargo Mar, del director Antonio Eguino, por el que recibió como retribución la suma de $us 6.000.
Distinguido. En Guayaramerín (Beni) tiene su sitio, desde 1977, en la Galería de Hombres Notables.
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