El director de Chaplin Show escribió un libro en el que relata hechos que ocurrieron en el país desde la década de los 50
Por Marcelo Suárez R.
Su celular tiene el tono de New York, New York, acorde con la personalidad de un hombre espectáculo. Su aspecto menudo contrasta con la grandeza de su ser. Sus arrugas no son solo señales físicas del paso del tiempo, cada una de ellas simboliza la experiencia de un individuo que ha recorrido un camino empedrado de vicisitudes y desafíos, el que, sin embargo, no le impidió desarrollar con éxito sus dos pasiones: el periodismo y el teatro.
Adolfo Mier Rivas, el escritor, el humorista, el teatrista y el formador de actores, ha plasmado gran parte de sus vivencias en ¡Qué libro de Mier!, una especie de anecdotario que dejará de ser una asignatura pendiente cuando lo presente el 12 de junio en el marco de la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz.
Luciendo un sombrero italiano de ala corta y sentado frente al escenario de Chaplin Show, la empresa que creó en agosto de 1986, junto a Ernesto Ferrante y Hugo Daza y que se convirtió en una de las razones de su existencia, Mier Rivas se dispone a comentar algunos pasajes de su decimosexta obra escrita, la primera en el género biográfico.
BOLIVIA
Lo escrito por Mier no se basa en un orden cronológico ni fue recogido en investigaciones. Es el testimonio de alguien que fue testigo de hechos trascendentales en la segunda mitad del siglo XX y vivió para contarlos. Son remembranzas, imágenes extractadas de su mente y moldeadas en forma de anécdotas y reflexiones sobre sucesos diversos, como el ‘Mamertazo’, la Revolución Nacional del 52, la guerrilla del Che Guevara y las dictaduras de Hugo Banzer y Luis García Meza, los cuales vio de cerca en su faceta de periodista.
“Son años que viví con pasión, épocas y momentos difíciles en su gran mayoría, los cuales narro en el libro con el objetivo de que las generaciones actuales recuerden que antes también hubo épocas duras, que no siempre fue democracia. Y en parte también es una forma de llamar la atención sobre lo que actualmente ocurre, para que no volvamos a vivir situaciones de esa naturaleza en un país inviable como este”, expresa.
Adolfo Mier es enfático al señalar que buena parte de su vida la pasó en época de dictaduras, desde la Presidencia de Gualberto Villarroel, período de la historia nacional por el cual comienza el relato de su libro. “La política tocaba la puerta de la casa de toda la gente y, en mi caso, fueron una constante las persecuciones, tener que ocultarme y andar con temores. De la época de Villarroel relato lo que sucedió en Chuspipata y Caracollo, los fusilamientos y el amedrentamiento”, comenta.
No obstante, Mier Rivas no puede con su genio, incluso para relatar hechos dolorosos, y los dosifica con su humor característico.
“El libro tiene una desorganización científica. Lo he escrito como dos personas que hablan; los planos cambian, se alteran, hay muchas situaciones así. Al contarlo con humor refleja el optimismo y el anhelo por días mejores”, agrega.
El anecdotario también habla de su presencia en la guerrilla del Che. Aunque más que contar lo que ocurrió con la legendaria figura, se enfoca en la travesía que el autor vivió al ‘escaparse’ a la zona cuando trabajaba en el diario Prensa Libre y radio Centro. “Por alguna extraña razón, los periodistas bolivianos no podíamos ir a la guerrilla, solamente permitían cubrir a medios extranjeros”, comenta Mier, añadiendo que realizó una campaña pro soldado boliviano llevando sardinas, fideos y otros víveres a los miembros del Ejército boliviano.
De la dictadura de Banzer tiene los peores recuerdos, como mucha de la gente que vivió durante ese infame régimen. “Recuerdo sobre todo los llamados ‘novios de la muerte’, comandados por Klaus Barbie, que molían a golpes a la gente en lugares públicos. Banzer fue un tremendo dictador, que abrió alternativas para hacer viable el país, pero lo vivido en su época fue terrible. Pero, a pesar de eso, la gente votó por él en una elección y terminó siendo de nuevo presidente. Esa fue una señal de la crisis de valores que Bolivia ha tenido siempre”.
HOMBRE DE TEATRO
Mier Rivas dice que nació en Oruro, se crió en Cochabamba y se malcrió en Santa Cruz, aunque fue en la capital del valle donde floreció en su espíritu el amor por el teatro. En la década de los 70, en tierra cochabambina, formó, junto a Julio Travesí, padre de Peter Travesí, Ninón Dávalos y otras personalidades, el Instituto Boliviano de Arte (Ibart), que reunía a la gente que hacía teatro. En 1972 hizo Sebastina, su primer drama histórico.
Luego escribió una comedia y comenzó a dirigir porque no había quien dirigiese las obras.
Así fue como hace 38 años nació la compañía Hombres Trabajando, creada por Mier Rivas en Cochabamba y que hace 26 se instaló en Santa Cruz de la Sierra. Por las filas del elenco pasaron muchas figuras del teatro nacional como Peter Travesí, René Hohenstein, Miriam Villagómez, Paula Lópe, Lorena Suggier, entre otros actores. Hombres Trabajando fue la primera inquietud que dio lugar a la segunda, Chaplin Show.
Luego de reclutar a Daza y Ferrante, que trabajaban en Tra-la-lá Show, Mier formó con ellos una de las sociedades más fructíferas en materia de espectáculos en nuestro país. “Ha sido un placer y un orgullo compartir mi trabajo con Ernesto y Hugo. Creo que hoy en día se ven muy pocas amistades de este tipo”, menciona don Adolfo.
El director de Chaplin asegura que una de las principales satisfacciones del trabajo desarrollado en elenco es dar empleo a decenas de familias que dependen de la compañía y haber logrado un idilio con el público cruceño que ha durado más de 25 años. “En un principio era imposible pensar que se podía lograr lo que hoy tenemos. Es un orgullo ver que la gente que ha salido de los talleres o formado parte del elenco desarrolla un trabajo en otros grupos, en los medios o se desempeña en áreas afines”, complementa.
EL HUMOR
“Este es un pueblo demasiado solemne, nuestra prensa es solemne, los políticos son muy aburridos, la TV no te hace reír, en la calle todo el mundo está discutiendo, agarrándose a golpes o protestando por algo. No hay que tomarse muy en serio para poder hacer llevadera la vida. El humor está para eso”, menciona Mier a la vez que resalta lo irreverente y crítico en el humor como herramienta para poder contar la realidad y desnudar el poder en todos sus rostros.
Al respecto, se refiere a las susceptibilidades que surgieron a partir de la promulgación de la Ley Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación, la cual califica de positiva y necesaria, pero no ve con buenos ojos que se la utilice para pretender callar a los que parodian a las autoridades o que los humoristas se autocensuren por esta cuestión.
“La ley no dice que está prohibido imitar al presidente, sería una locura, ya que ni en las dictaduras dejamos de reírnos de la gente que tenía poder. Durante el Gobierno de García Meza escribí una obra titulada Toque de queda, que entre líneas hacía referencia al momento que se vivía”, aseguró Mier, que anhela que los bolivianos nos sigamos riendo de nuestra idiosincrasia para no volvernos “un país de opas”.
Sus frases
«La actualidad es la fuente de inspiración más importante para un humorista. Es transferir al escenario la vida misma»
«La ideología es fundamental para fijar un norte, pero para llegar a las metas es necesario gente que piense y que trabaje»
«La experiencia permite que uno pueda anticiparse al público, pero eso no quiere decir que nunca vamos a fallar»
«El periodista tiene que decir la verdad y eso es algo muy complejo, pero es una garantía para preservar la libertad de los pueblos»
Puntual
- Un libro. El Quijote
- Un novelista. Irwin Wallace
- Una novela. Juan de la Rosa
- Una película. Casablanca
- Un pasatiempo. Viajar
- Una ciudad. Dos, Buenos Aires y Nueva York
- Una comida. El ají de papalisa
- Lo que más le gusta. Definitivamente, hacer teatro
- Lo que añora. El periodismo
- Una virtud suya. La paciencia
- Un defecto. A veces soy demasiado caótico
- Un equipo de fútbol. Wilstermann
- Chaplin Show: Una institución que existe gracias al público
- Charles Chaplin. Genialidad, talento y humildad
- Adolfo Mier Rivas. Un hombre acelerado, pero en general una persona muy tranquila
Opiniones
René Hohenstein
Director de Casateatro
Adolfo es una persona que ha estado en algunos de los momentos más importantes de nuestra historia, los cuales narra con su humor tan especial en este libro, que es uno de los que más he disfrutado últimamente. Siempre digo que es el autor más prolífico de Bolivia. El éxito que tenía su teatro popular urbano en los años 80 nos provocaba una sana envidia.
Pablo Fernández
Actor, conductor de TV
Adolfo Mier es un libro abierto, por el que han pasado actores de todas las épocas y en la actualidad sigue formando gente. Yo me nutrí mucho de él, sobre todo en lo que respecta a hacer guiones. Aprendí de esa capacidad de observación que él tiene, a estar más despierto. Lo que Adolfo deja a sus alumnos es algo que se puede aplicar en cualquier nivel.
Elías Serrano
Actor y director
Con más de cien obras escritas, Adolfo Mier Rivas es uno de los autores más importantes del teatro boliviano. Yo trabajé con él en uno de los espectáculos que Chaplin realizó para una coronación de la reina del Carnaval y también participé de sus talleres de humor. Uno de sus mayores méritos es que nos hace reír, porque la risa es alimento para el alma.
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