La virgen de los deseos
“Mi novela es la biografía de un barrio”
Siempre con la sonrisa a flor de boca y dispuesto a conversar largamente sobre libros y cultura, don Néstor Taboada Terán, a sus 79 años cumplidos, rebosa energía y lucidez.
Contento por tener entre sus manos un ejemplar de La virgen de los deseos, su nuevo libro, que recién el martes salió de prensa, platica emotivo de esta su obra merecedora de la mención de honor del Premio Nacional de Novela 2007, de la que asegura es “su primera y última exploración en lo erótico”.
La obra, que además explora la sociología de un popular barrio paceño, se presentará el viernes en el Campo Ferial de Bajo Següencoma.
—Alguna vez declaró que en la mayoría de sus novelas la clave que marca la trama o que revela el eje que motivó su escritura se encuentra en el inicio. ¿Cuál es el punto de partida de “La virgen de los deseos”?
—Con la descripción de algunos hechos personales que me ocurrieron hace ya muchísimos años, cuando vivía en la zona de San Pedro, planteo un problemática del amor físico. Caminaba yo una noche por Chijini —en los años 40 se conocía como San Pedro a lo que hoy se conoce como Gran Poder, Chijini y otros barrios más—, cuando vi a una cholita muy simpática parada en la puerta de una casa, y me animé a entablar conversación.
En eso llegó su marido y la astuta le dijo: “Es mi primo que acaba de llegar de Perú”, así, me hicieron pasar y empezamos una comilona con tragos hasta que el hombre cayó rendido…
—Más allá de esa introducción, ¿cuáles son el eje y el trasfondo de la obra?
—Partiendo de esa relación altamente carnal (que en sí centra el argumento) se muestra la formación de Chijini, de San Pedro. Se muestra cómo, de ser un latifundio enorme, empezó a lotearse para llegar a ser un gran barrio popular. Se cuenta cómo empezaron a formarse bandos adversos entre clases; los cholos asistían a la parroquia de la calle Gallardo, la antigua iglesia de Jesús del Gran Poder, donde estaba el cuadro de Cristo con los tres rostros, y los que no comulgaban con ellos hicieron su “parroquia blanca” en la Max Paredes.
Así empezó una especie de “guerra civil interna”, pues había choques a palazos y pedradas, hasta que la ciudad siguió creciendo y se acabó esta división. Por eso, yo diría que esta novela es, ante todo, la biografía de un barrio.
—¿Cómo se le ocurrió plasmar todas estas vivencias en una obra de ficción, cómo fue el proceso de redacción de la novela?
—Los recuerdos e inquietudes me han acompañado siempre, y durante muchos años supe que esta historia debía contarse haciendo hincapié en lo erótico, pues es lo que trasciende, más allá entre hechos, casos particulares y puntos de vista.
Me ha costado (la redacción) un par de años. Incluso en el medio me apresuré a terminar una primera versión para mandarla a un concurso del Municipio de
León, en España, y en buena hora no salió premiada porque así pude mejorarla y concluirla.
—¿Y cuál es el papel de la chola?
—Yo siempre he admirado a la chola, por su carácter y fortaleza, porque en ella se basa la sociedad y la economía. Pero éste no es un estudio exhaustivo sobre la chola, es sólo una descripción de sus actitudes ante la vida y ante el amor.
—¿Cuál es su método y estilo de trabajo?
—Desde joven soy muy disciplinado. Me levanto a las 07.00, desayuno a las 08.00 y me siento a escribir a las 09.00, hasta más o menos las 13.00. Luego del almuerzo y la siesta, a las 15.00 vuelvo a trabajar, muchas veces hasta la medianoche. Escribo a pulso, no he perdido esa “mala” costumbre nunca. y luego de corregir, empiezo a pasarla a la computadora (antes era en máquina de escribir).
Noticia publicada en el periodico : La Prensa,Bolivia
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