sábado, octubre 01, 2016
Que puede hacer una aparición, un demonio o un hechicero, frente al terror de la mente, de la destrucción del hombre por el hombre?...Entonces, ¿Qué hace que una historia que sucede a los largo de una noche, en un colegio de El Alto, tenga la capacidad de infundir temor incluso a los lectores más aventajados? Es el juego de cajas chinas, la descomposición de un mundo donde se atreve una organización, el narrador y el Lector tienen un papel de testigos pero quizá algo más. Es fácil enumerar la cantidad de veces que se sentirá una víctima más, mientras lo lea. Saberse parte de ese juego, comprende como humano, es decir, como pequeño y frágil, impotente. “La puerta” está ahí, una amenaza para todos como especie, los más indefensos la sufrirán primero; pero no serán los únicos, Nadie puede hacer algo por ellos. La novela ha conjurado aquello que no podemos nombrar pero si sentir, plasmando en esta realidad que aterra más.
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