jueves, mayo 05, 2016

Otro 5 de mayo en las playas de Varberg



Por Miguel Lundin Peredo

Este jueves he despertado del sueño profundo en el que estaba mi cerebro,he comprendido que he caminado muchos senderos por el mundo de la palabra,hoy me siento como un templario que llega cansado a casa después de una ultima cruzada en Tierra santa .
He aprendido a perdonar los errores propios para lograr perdonar con sinceridad los errores de los otros. No se si me he vuelto mas sabio o mas cruel con mis propios versos rómanticos que desean arrancar melodias a la guitarra que esta en las manos de la vida,solo se que conozco de cerca el mundo del arte y sus vicios,que he amado tanto que el amor mismo se ha vuelto un simbiote en mi carne golpeada por miles de inviernos y precoces veranos.
De todo lo que he vivido debo decir que he logrado conocer mis propios miedos para lograr hacerme una autopsia profunda a mis mas sinceros deseos humanos. Encontre en mi mente la clave para dejar que el mundo por fin se convierta en ese escenario de juegos amorosos donde solo la vida puede llegar a ser amada y dar amor al universo.
A este paso largo y joven creo que solo hay tornados de experiencias en cada minuto que respiran el aire mis pulmones fermentados con el polen de la suerte de vivir respirando historias donde  otros simplemente ven cosas monotonas y vacias.
He aquí que todo lo vivido es parte de la enciclopedia personal de mis atómos que intenta registrar fielmente cada escena epica de mi existencia poética.
Conozco muchas personas,conozco el dolor y la muerte,he amado y he dejado de amar y sin embargo a pesar de todo esto cuando camino por las playas veo en el mar la paciencia que tiene mi cuerpo,que no se deja romper como un cristal ante todo lo que duele en esta realidad muchas veces traicionera,no se deja romper porque mi paciencia me ha dado una piel de acero que se ha alimentado del amor de una mujer que ha llegado en el momento preciso a mi vida y que ha dado armonia al caos de mis actos.
Esa mujer es Vanessa Giacoman y es para mi suerte de poeta que vendio su piel por 2 peñiques a la luna,el mejor regalo que me dio Dios este 5 de mayo donde el cielo espera mi alma con paciencia de león noble y guerrero.

Otro 5 de mayo en Varberg,Otro 5 de mayo en el universo.

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