lunes, junio 15, 2015

Taboada Terán: “Mi literatura es de combate



Por: Santiago Espinoza A. | 14/06/2015

En noviembre de 2014, don Néstor Taboada Terán (La Paz, 1929-Cochabamba, 2015) fue objeto de un doble homenaje en el marco de la VIII Feria Internacional del Libro de Cochabamba (FILC). El primero se lo rindió la editorial Kipus y el segundo la Cámara Departamental del Libro.

En ese contexto, el escritor paceño afincado en Cochabamba, dueño de una de las plumas más prolíficas de la literatura boliviana (publicó 128 libros), ofreció una de las últimas entrevistas en las que habló de su literatura (pues, luego, la coyuntura política lo convirtió en una suerte de paladín de la demanda marítima por unos pocos días en los que cobró gran notoriedad y se le exigió recordar las promesas de mar para Bolivia de Allende).

Del hecho de ser homenajeado, de la posibilidad de quemar sus obras, del “secreto” para haber producido tantos libros y de sus proyectos pendientes habló en esa entrevista el autor de Manchay Puytu, No disparen contra el Papa y Ollantay: La guerra de los dioses, entre otros tantos títulos. Aun en su brevedad, el diálogo -que reproducimos a continuación- ofrece algunas luces para aproximarnos a la concepción que Taboada -fallecido el pasado lunes 8 en esta ciudad, a la edad de 85 años- tenía de su trabajo y del lugar que creía ocupar en el contexto literario.

- ¿Qué significan para usted los dos homenajes que le harán en la Feria del Libro?

Los veo como una etapa donde uno puede hacer la consideración de toda su obra. Muchas veces hay obras que no merecen ser reconocidas y hay muchos escritores que así lo reconocen. Está el caso de Salamanca, quien quemó todos sus libros, porque creía que no merecían nada.

- ¿Usted quemaría alguno de sus libros?

No. Yo considero que mi obra ha servido para hacer el cambio en Bolivia. He sido amigo íntimo de Sergio Almaraz Paz y de Juan Albarracín, con los que hice toda una trayectoria política en la juventud. Soy autor de 128 libros y editorial Kipus está sacando la nómina de todos ellos.

- ¿Y sigue escribiendo?

Bueno, últimamente he estado muy enfermo. Por eso he renunciado a ser consejero de la Fundación del Banco Central de Bolivia. Espero recuperarme de las dolencias que tengo para retomar, por lo menos, los proyectos que tengo comprometidos: cinco importantes libros. Uno de ellos está dedicado a la historia social de Bolivia. Sería la primera vez que se enfoca desde este punto de vista la historia del país.

- ¿Qué se siente haber escrito más de 100 libros?

Es una proeza. Algunos no creían, así que yo levanté la nómina de todos los títulos que publiqué y resultó la cifra de 128, sin contar artículos de prensa y otras publicaciones.

- ¿Cuáles son los libros de los que más se acuerda?

Uno de ellos es Manchay Puytu: El amor que quiso ocultar Dios. Otro es El precio del estaño, que fue mi primera novela publicada en 1960 y que ganó el Premio Nacional de Literatura. Uno más reciente es La virgen de los deseos, mención de honor del Premio Nacional de Novela (y del que Kipus publicaría una segunda edición corregida y aumentada).

- En su obra ha apelado a casi todos los géneros literarios...

Menos poesía.

- ¿Por qué?

Creo que la poesía es un género de privilegiados. Mi literatura es de pelea, de combate, de lucha, de buscarse enemistades.

- ¿Cuál ha sido su secreto para ser un autor tan prolífico?

Tener una ideología filosófica, que compartía con Sergio Almaraz. Eso me ha permitido entrar a los temas que ayudan a las causas de la gente desafortunada. Porque yo también me considero un desafortunado.

- ¿Por qué?

Porque siempre voy recibiendo golpes y pocas veces satisfacciones.
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