domingo, junio 07, 2015

Carlos Vera, dos premios nacionales

     El psicólogo social Carlos Vera Vargas, este viernes, en una foto tomada en su casa. - Fernando Balderrama Periodista Invitado


Por Claudia Gonzales Yaksic - Los Tiempos - 30/05/2015
Para él varias veces premiado y ampliamente publicado currículum literario que posee, Carlos Vera Vargas es un escritor de bajo perfil. Sin embargo, salió otra vez a la luz al haber ganado simultáneamente, en noviembre pasado, el III Premio Nacional de Literatura Infantil 2014 y el II Premio Nacional de Literatura Juvenil 2014.

“Dos gatos mojados y el caso del paraguas” y “Un exquisito huevo astronómicamente frito”, las obras ganadoras de estos premios propiciados por el Ministerio de Culturas, ATB, Entel y Santillana, serán presentadas este miércoles 3 de junio, a las 18:30, en el Centro Simón I. Patiño de Cochabamba.

“Yo soy un lector avezado, además que soy un internauta fiel, constante”, dice Carlos Vera –psicólogo social y profesor de lengua y literatura– para explicar de dónde es que salen los temas de sus novelas ganadoras.

“Dos gatos mojados (...)”, según cuenta, está inspirado en una investigación realizada por una universidad sobre la distancia que estos felinos domésticos suelen recorrer.

“No todos los gatos se desplazan durante sus salidas en el mismo número de hectáreas. Hay unos muy caseros que apenas se mueven en unas siete a ocho hectáreas, pero hay algunos que son muy atrevidos y alcanzan a trasladarse hasta 450 hectáreas”, dice Vera.

“Dos gatos mojados y el caso del paraguas” es una obra que quiere hacer del lenguaje un instrumento lúdico y de apropiación colectiva, sin que ello le prive de tener un fondo social, ya que la otra historia que da pie a esta novela es una noticia que circuló en la prensa nacional sobre el “Hombre de las cinco esquinas”, que se dedicaba a extorsionar a niños que trabajan en la calle.

“Esta es la historia de estos gatos preciosos que ojalá tenga yo el tiempo suficiente como para hacer de esta novela una saga”, confiesa Carlos.



Astronomía y gastronomía

La novela juvenil “Un exquisito huevo astronómicamente frito”, también tiene un interesante origen que se remonta a 1983, cuando se descubrió una nebulosa con la forma de un huevo frito y que fue bautizada con ese mismo nombre.

En su condición de internauta y de consumado lector, Carlos Vera ha leído un montón sobre gastronomía y se considera un cocinero aceptable. Admirador de expertos como Sumito Estevez y Gastón Acurio, y tomando en cuenta que a la palabra astronomía, para comerla sólo hace falta aumentarle una “g” por delante, el escritor sumó al caso de la nebulosa su afición por la culinaria y su admiración por Neil Ibata, un joven inglés con antepasados bolivianos que a sus 15 años descubrió una galaxia de estrellas enanas.

En el argumento de “Un exquisito huevo (...)” “aparece alguien que aprende a ver por el tubito y de ahí pasa al telescopio. Y sí, hay que aprender a verse el ombligo, pero hay que ver mucho más allá del ombligo”, dice Vera y agrega que otro mensaje de esta su obra ganadora es que “hombres y mujeres tenemos que entrar a la cocina. Éste es un tiempo en el que los perjuicios van siendo superados y tenemos que participar porque esa participación, además de tener un carácter familiar, doméstico, tiene mucho de filosófico en el sentido de que cuando uno derrama una pequeña pizca de sal, la proporción tiene que ver con lo que esta persona puede estar pensando o sintiendo. Cuando usted pone una pizca de sal, está poniendo el sabor a la vida, a la existencia, al mundo”.

“Veo que la literatura tiene mucho que ver con el periodismo”, dice sobre esta novela juvenil y asegura que “es un intento, en la parte estilística, de recuperar lo mejor que puede tener la crónica periodística, esa crónica que tiene exponentes tan fabulosos como Julio Villanueva Chang, Gay Talese o Roberto Navia Gabriel”.

Este cochabambino nacido en 1953 y bachiller del Daniel Sánchez Bustamante, comenzó a escribir estas obras hace tres años, hasta que a inicios del año pasado las pulió y las envió a ambos concursos. “Yo fui el primer sorprendido al haber ganado los dos premios”, cuenta Vera Vargas.



“... cuando uno derrama una pequeña pizca de sal, la proporción tiene que ver con lo que esta persona puede estar pensando o sintiendo. Cuando usted pone una pizca de sal, está poniendo el sabor a la vida, a la existencia, al mundo”.
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