Isabel Mesa: “soy amante de la literatura infantil”
Por Mauricio Murillo
La escritora boliviana obtuvo la mención de honor en un premio internacional de literatura infantil y juvenil que se realizó en Perú. Hace pocos días los miembros del jurado del Primer Premio Latinoamericano de Literatura Infantil, organizado por la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil, decidieron otorgar la primera mención de honor en la categoría Juvenil a la novela Fábula Verde de Isabel Mesa de Inchauste. Apropósito de este reconocimiento internacional, Fondo Negro conversó con la autora.
—¿Cómo te enteraste de este concurso y por qué decidiste participar?
La convocatoria llegó a través de varias revistas virtuales de literatura infantil a las que tengo acceso, como Imaginaria y Mangrullo de la Argentina, y también a través del blog que tiene la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil. Decidí participar porque tenía una novela que estaba a medias y los requisitos de la convocatoria encajaban con este libro. Además, un concurso te obliga a terminar algo a lo que a veces le das largas. Te obliga a introducirte en la novela a tiempo completo para enviar tu trabajo dentro de una fecha límite. Por supuesto que también lo envías con la esperanza de ganar. El fallo del jurado fue una sorpresa, porque yo terminé la obra en un viaje que hice a Sucre, un día antes de la fecha límite y me parecía que, de pronto, la novela no estaba del todo pulida.
—¿Qué significa para ti obtener esta mención internacional?
Ha sido una gran alegría, pero sobre todo un gran desafío. Es muy difícil competir con escritores consagrados dentro de la literatura infantil o juvenil latinoamericana de la talla, por ejemplo, de Edna Iturralde (Ecuador) o de Aramis Quintero (Cuba), que también participaron en este concurso. Por otro lado, el mensaje que el jurado me da a mí como escritora es que la obra es buena y por eso recibe una mención y una recomendación para su publicación. Creo que ese mensaje a cualquier escritor le da un gran impulso para seguir adelante. —
¿De qué trata tu novela Fábula verde? ¿Cómo está constituida? ¿Cuáles son sus búsquedas?
Fábula verde es una novela de ciencia ficción ambientada en una ciudad del futuro en la que tanto animales como plantas han desaparecido del planeta y donde la tecnología es lo central. El gerente de una editorial que produce libros electrónicos decide lanzar al mercado un libro de fábulas que sería el boom comercial de ese momento, pues la gente está deseosa de conocer a estos seres inexistentes. De esa manera, exige a sus editores encontrar esas historias en un mundo en el que no hay un solo indicio sobre cuentos de animales. Los protagonistas, una pareja de editores jóvenes, lanzan anuncios por todos los medios hasta que reciben la sorpresiva visita de cinco animales andinos dispuestos a contar sus historias desde la época en que fueron creados por los dioses, ya que su misión es difundir esos cuentos para que la gente los recuerde como deidades andinas y amazónicas. Pero la historia de pronto se convierte en una aventura de persecución de estos animales que no saben que tienen un valor incalculable en este mundo gris de hormigón armado y tecnología. Paralelamente, y acorde al tipo de literatura que hago, hay una seria investigación que rescata las fábulas indígenas recopiladas por todos los cronistas de los siglos XVI, XVII y XVIII; además, también el rescate de fábulas más conocidas en la actualidad cuyas raíces no van más allá de la primera mitad del siglo XX.
—Hablando de tu obra, ¿por qué optaste por la literatura infantil? ¿Qué encuentras en este género que no te brindan otros?
Soy una enamorada de la literatura infantil y juvenil. Me parece que es un género poco explotado en Bolivia y en el que hay mucho que hacer. La literatura infantil conforma los primeros peldaños de la escalera que un ser humano debe remontar para llegar a comprender la literatura de adultos. Como en todo, no podemos pretender ser buenos lectores si no tenemos un bagaje previo que nos prepara en el campo de la abstracción, de la comprensión, del humor, del doble sentido, del placer de leer. Creo que escribo literatura infantil porque al ser maestra estoy involucrada en el mundo de mis lectores; conozco sus intereses, sus juegos, sus curiosidades, la forma de hablar y de comunicarse. Hacer literatura de adultos nunca me ha llamado la atención, aunque me encanta leerla. ¿Cuáles son tus influencias literarias más importantes, ya sea en literatura infantil o en general? Creo que antes que lo literario, está en mí el alma de historiadora e investigadora que es una influencia que la aprendí en casa, junto a mis padres y hermanos. Como influencias literarias están muchas obras, sobre todo de aventura. Entre los clásicos está Verne, Sir Arthur Conan Doyle con Las aventuras de Sherlock Holmes, Walter Scott con Ivanhoe, Daniel Defoe con Robinson Crusoe y Charles Dickens con Oliver Twist y Cuento de Navidad. Entre los escritores actuales, Arturo Pérez Reverte fue clave con la saga de Las aventuras del Capitán Ala Triste. Demás está decir que amo la magia y la fantasía que encontré en todos los cuentos de hadas de los hermanos Grimm, Andersen y Perrault, y por supuesto en un libro maravilloso como El Principito.
—¿Qué escritores importantes bolivianos crees que es necesario nombrar al momento de hablar de literatura infantil?
En cuanto a literatura infantil, para los más pequeños, habría que nombrar a Verónica Linares. En la edad de 10 a 12 años, Rosalba Guzmán y Gigia Talarico. En juvenil, Carlos Vera Vargas y Gaby Vallejo. En el tema mitológico y de comunidades indígenas, Liliana De la Quintana. 1998 En este año debutó Mesa de Inchauste en el mundo literario con su libro La pluma de Miguel.
Dice Isabel Mesa sobre la lectura: “La literatura infantil conforma los primeros peldaños de la escalera que un ser humano debe remontar para llegar a comprender la literatura que llamamos de adultos. Como en todo, no podemos pretender ser buenos lectores si no tenemos un bagaje previo que nos prepara en el campo de la abstracción, de la comprensión, del humor, del doble sentido, del placer de leer”.