Activa labor literaria en Suecia
Por Elías Delgado Morales (*)
“Con el corazón puesto en Bolivia...”
En cualquier latitud del planeta, invariablemente, se cumple y con creces, eso de que la tierra ejerce una admirable atracción sobre sus hijos, que se ausentan por un tiempo o definitivamente, por muy indiferentes que estos sean.
Las distancias y las edades no cuentan en este caso, primando la energía y fuerza del cariño por la querencia ausente. El escritor y poeta orureño Javier Claure Covarrubias, es un caso típico de este fenómeno socio-emocional, por así decirlo. Claure vive, la mayor parte de su vida, en Suecia, como consecuencia de los imprevistos azares de la vida; igual que cientos de bolivianos, que encontraron su segunda Patria en tan lejano rincón del orbe.
Estudió matemáticas e informática en las universidades de Estocolmo y Uppsala, distribuyendo su tiempo con inquietudes literarias, que dicho sea de paso, nunca son ajenas a los temperamentos sensibles y cultivados. Somos convencidos que Javier nunca dejó de pensar en su entrañable Oruro, y en Bolivia toda, resultado de un sano legado de sus progenitores.
En Estocolmo forma parte de un selecto núcleo de latinoamericanos, dedicados –entre otras cosas- a los cotidianos “laberintos literarios”, como suele identificar él mismo, cuando habla de la producción intelectual de su casi coetáneo, el paceño Víctor Montoya, también afincado hace muchos años en aquel país, consecuencia de la represión y la incomprensión política de que fue víctima en Bolivia.
En 2004 Javier Claure y abriendo cauce a su vocación espiritual y sus propensiones naturales, editó un primer libro de poemas titulado “Preámbulos y ausencias”, lo que le franqueó las puertas a cenáculos de intelectuales del país. En esta oportunidad vino a entregar a la bolivianidad, otro recreado volumen, titulado justamente “Víctor Montoya, con el, fuego en la palabra”, referido a la producción literaria del narrador paceño, consagrado ya en las lindes de la novela, el cuento y el ensayo.
Claure en el prefacio de este libro sobre Montoya anota: “a pesar de la distancia que lo separa de su país, escribe con el corazón puesto en Bolivia en general y al sector minero en particular”. ¡Una pincelada objetiva, que pinta la obra de su caro amigo!
Ambos comparten también el periodismo cultural editando en boletines literarios. Bueno es hacer notar que el escritor paceño, escribe con asiduidad en la separata dominical de este diario, entonces no es desconocido por los lectores, una vez que los ejes temáticos que aborda, están inmersos en los meandros de lo nuestro.
Al referirse a este último, Javier Claure precisamente subraya: “Montoya con lenguaje colonial e interferencias del idioma quechua y aymará, describe las luchas y las tragedias de los trabajadores del subsuelo, y a la vez que penetra en un mundo mágico y fascinante a través de sus, costumbres, mitos y leyendas, donde el Tío (dios y diablo de la mina), es un personaje que forma parte de la tradición oral conservada en la memoria colectiva desde la época de la colonia”.
En 1991 Claure, Montoya y otros bolivianos sensibles, organizaron el “Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa”, financiando el viaje a Suecia de un grupo de intelectuales que ensanchó los horizontes del arte y el intelecto nacional en tan lejana región.
Claure pertenece al Pen – Club Internacional, a la Unión de Poetas y Escritores, filial Oruro y otras entidades del género. También presenció el pasado carnaval de Oruro, declarado por la UNESCO: Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
* Elías Delgado Morales (Premio Enrique Miralles 2006) es periodista titular del periódico orureño “La Patria”. Publicado en “La Patria” el 4 de abril, de 2008
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