“Barriga ve en Amy Winehouse a una compañera de viaje”
Anahí Cazas / La Paz
Fernando Barrientos, director de la editorial El Cuervo, conoció al poeta chuquisaqueño Julio Barriga en 1996, en un boliche de Tarija llamado "Caretas” que regentaba Julián Cartagena.
En ese lugar, contó Barrientos, se juntaban artistas, activistas políticos y otros seres inconformistas. Ahí fue su primer encuentro con Barriga. "Antes lo había leído en el suplemento que dirigió eventualmente y quería conocerlo. En primer lugar me sorprendió leer algo con tanta fuerza y honestidad, algo con lo que me podía identificar en mi confusión postadolescente y que además lo hubiese escrito alguien que vivía en mi ciudad”, dijo.
En ese primer encuentro, Barrientos quedó sorprendido. "Ya cuando lo conocí lo que me impresionó fue que su personalidad y carácter fueran un complemento de su obra, que ambas cosas eran su manera de estar en el mundo. Barriga ha optado por ser fiel a su camino, por más duro que sea, y eso me parece digno de respeto y admiración”, dijo.
Por esa razón, Barrientos se dio a la tarea de editar y publicar el libro El hombre que amaba a Amy Winehouse, que contiene una selección de prosas y memorias de Barriga. La obra será presentada mañana, a las 19:00, en la Cinemateca Boliviana. Además, se estrenará el documental La última Navidad de Julius, realizado por Edmundo Bejarano.
¿En qué consiste El hombre que amaba a Amy Winehouse?
Desde mediados de los años 80 hasta 2014, en paralelo a su obra poética, Barriga ha escrito prosas de todo tipo: desde ensayos sobre autores o prólogos hasta remembranzas de su infancia o confesiones íntimas. La mayoría de estos textos circularon en fotocopias que el mismo autor repartía a conocidos y amigos. Creo que El hombre que amaba a Amy Winehouse funciona como la autobiografía de un poeta. Y en este recuento no se ha dejado llevar ni por el sentimentalismo ni por salvarse a sí mismo. Si bien la poesía de Barriga es profundamente autobiográfica, me parece que eligió contar aquello que no podía cantar, como dijo un poeta.
¿Por qué la editorial El Cuervo decidió publicar la obra de Julio Barriga? ¿Qué es lo que más destaca del trabajo de este autor chuquisaqueño?
En 2008 iniciamos la editorial con un libro suyo, así que sin él no hubiera sido posible llevar adelante el proyecto. Barriga es alguien a quien aprecio mucho, su presencia ha determinado el camino que yo mismo he tomado. Siempre he admirado la búsqueda de Barriga, ese afán por construir una obra alejada de lo políticamente correcto, de lo solemne. Una obra que refleja su personalidad, elaborada con paciencia y olfato, siempre en diálogo con la literatura, pero también con lo más mundano y terrenal. Y si bien Barriga nació en Chuquisaca, es más tarijeño que el vino.
¿Cómo fue el proceso de edición de la obra de Barriga?
Barriga fue acumulando textos en prosa durante 30 años, me entregó el último en septiembre del año pasado y me dio absoluta libertad para armar el libro. En los años previos yo había seleccionado los textos de corte autobiográfico y descartado los que tenían otras características y fui ordenándolos en sentido cronológico para que funcionara como relato autobiográfico: todos tratamos de ordenar nuestro pasado para darle sentido a la experiencia. Después, mostré el libro a Maximiliano Barrientos y Marco Montellano que me hicieron valiosas observaciones. En el perfil de Barriga que escribí fue decisiva la intervención de Juan Terranova, pero también me leyeron otros escritores amigos, a quienes agradezco de nuevo.
¿Cuál es el aporte del documental La última Navidad de Julius, realizado por Edmundo Bejarano? ¿De alguna manera este filme es un complemento del libro?
Antes de que Edmundo Bejarano llegará de vacaciones a Tarija en 2010, habíamos conversado sobre filmar a Barriga, que en esa época estaba obsesionado con su propia muerte. Aunque Edmundo vive en Berlín hace 15 años, conoció a Barriga al mismo tiempo que yo y me parece un mérito que haya conseguido que Barriga se sintiese cómodo frente a la cámara.
Edmundo ha logrado plasmar en La última Navidad de Julius tanto las luces como las sombras del mundo más íntimo de Barriga: el cuarto donde vive con frugalidad y con excesos, sus paseos por el Cementerio para conversar con sus muertos, la relación con sus amigos, su oficio como lector y poeta y su devoción por Amy Winehouse.
Si bien Edmundo ya ha filmado otros documentales con o sobre escritores, considero que en este caso fue donde más profundamente pudo retratar al personaje. De esta manera el libro de Barriga y el filme de Edmundo muestran las facetas más personales de un poeta.
¿Por qué se seleccionó el título El hombre que amaba a Amy Winehouse?
El texto que cierra el libro, Carta de amor para Amy Winehouse, fue escrito año y medio antes de la muerte de la cantante inglesa, declara el amor fanático que Barriga fue desarrollando hasta convertirla en su musa.
Ya cuando Amy Winehouse murió este fanatismo se convirtió en devoción: Barriga ve en Amy a una compañera de viaje, a una cómplice y considera que en su figura está condensada la esencia misma de la poesía.
Entiendo que a través de ella se ha dado cuenta que el verdadero júbilo llega cuando la muerte se aproxima.
El otro señor Barriga, de Fernando Barrientos
"Prácticamente me han obligado a vivir en el Cementerio”, dice Julio Barriga, con ese tono entre sardónico y resignado que caracteriza su voz. El Mirador de la Loma de San Juan - sitio clave en su infancia y primera adolescencia- fue derribado junto a la mayoría de sus árboles para construir una mole de cemento. Como Barriga no usa electricidad hace tres años-desde que se peleó con un vecino del conventillo en el que vive- se ha refugiado bajo la luz sosegada del Cementerio General de Tarija en busca de calmar uno de sus vicios más acentuados: la lectura, tomando apuntes siempre. El Cementerio es de los pocos lugares en la ciudad que se ha mantenido sin mayores cambios ni perturbaciones. Caminamos hasta llegar al fondo del pasillo principal. Miro a Barriga y pienso que está más calvo, más flaco y más viejo. De pronto se desvía veloz y lo sigo mientras pisa tumbas olvidadas buscando velas sin consumir, que embolsilla pese a mis reclamos. (Fragmento del texto de Barrientos).
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