“El amor según”: otra gran novela negra de Sebastián Antezana
Por Ricardo Bajo H.*
¿Conoce alguna vez alguien a otra persona? ¿Puede decir alguien que es lo que hará una persona al día siguiente? ¿Habrá llegado a conocer realmente a su esposa? ¿Quién tiene la culpa cuando falla el amor? (pregúnteselo tres veces) ¿Dónde puede haber ido una persona dedicada a hacer apología del artificio? De esas interrogantes sin respuesta y alguna más nace la segunda novela de Sebastián Antezana (editorial El Cuervo).
“El amor según” es la esperada obra del joven escritor paceño (nacido en México), ganador del premio nacional de novela con ese pedazo de obra llamada “La toma del manuscrito”. Antezana vuelve con más de lo mismo: habilidad suprema a la hora de construir personajes, pasión exquisita por la narración y culto a la novela negra, de misterio. Si en su “opera prima”, el clasicismo a la hora de contar -con la descripción como tótem mágico- junto a la triada suspenso-misterio-asesinato que atrapa hasta el final eran las características de la novela, en “El amor según”, hay más de lo mismo. Guiños a Perec, desaparición y misterio. Y una obsesión (en ambas novelas) por la fotografía y la certeza de la ausencia.
“El amor según” comienza con una descripción minuciosa, “lenta” y minimalista de la caida de una llave. Y termina igual. Calor, una puerta cerrada, un estudio con muñecas, un misterio por resolver, la desaparición de una mujer, el derrumbe de un hombre. Así Antezana consigue crear a través del lenguaje y un ritmo particular, una sensación de tristeza, de encierro, de angustia vital, de calor sofocante, la misma que siente el protagonista, Zimmer, un ex policía que llora la huida-muerte de su mujer, Mariana, una fotógrafa de éxito y provocación. Un hombre roto que empieza a amar cuando comienza a perder.Y dos personajes más: una periodista y el amante de la mujer perdida.
“El amor según” parece una obra teatral de Agatha Christie. Parece también (y así puede ser leida y gozada) un tratado sobre el amor (de ahí su título sugestivo). El amor puede ser lento, incoloro y utilizarse para hacer (se) daño. El amor es inevitable y duro, es un lugar común. El amor es un lugar terrible. El amor, como una forma de ser mejor, como la desaparición, como el renunciamiento del yo a favor de algo nuevo, algo distinto que se presume mejor. Así amor y dolor riman. Y sobre todo: ¿Qué se ama cuando la persona amada se ha ido, cuando no nos queda un cuerpo?
“El amor según” también (en sus cortas y apasionantes cien páginas) puede gozarse como ensayo sobre la fotografía. Y el cuerpo. Y el vacío (“amar el recuerdo de una persona, un nombre, una serie de imágenes es un poco como amar un espacio vacìo”). No por nada el libro es encabezado por una cita de Susan Sontag: “las fotos nos transmiten cierta imagen de la guerra vinculada al acontecimiento, al estallido. Pero lo crucial de la guerra es lo que sucede después. ¿Cómo se fotografía lo que sucede después?”.
Y ante lo fugaz del amor, la soledad, el sufrimiento. “El amor según” es una obra sobre la soledad y el vacío, sobre la angustia triste, sobre el padre perdido. “La soledad, como el único destino ineludible, como la fuerza singular y monumental que anima al mundo”.Y junto al dolor y las pérdidas, la reflexión sobre los autómatas, las muñecas, que encantan, descolocan y lo llenan todo de un horror incomprensible. Esas muñecas cercanas a la no existencia, a la desaparición, al estado distinto a la muerte. “El amor según” es también un cuento de muerte y terror sin escapatoria, sin luz al final del tùnel.
Pero cuando el amor, el misterio y el terror hayan desaparecido como Mariana, quedarán los personajes de Antezana: la periodista que resucita el deseo y el sexo; el amante y la bronca; y especialmente Zimmer, un ex policía (ex dipsómano), ex mantenido, un hombre que ha perdido demasiadas veces. Uno de esos perdedores que tanto alumbran y magnetizan las novelas negras, las buenas (y ésta sin duda lo es, trascendiendo incluso el género por su grandeza). Y lo es porque después de devorar las páginas de “El amor según” en busca del paraíso perdido de Mariana, su desaparición es únicamente un “macguffin” (elemento de suspenso típico de las películas del maestro Hitchcock que distraía nomás) usado por Antezana para al final decirnos (en la última frase de la novela): “descubrir que allí no hay nada”.
Post Scriptum: ¿Nada? Han pasado días desde de mi lectura de “El amor según” y todavía me pregunto (y ansío una continuación, al más puro estilo de entregas policiacas): ¿quién y porque mataron a Mariana? ¿fue algún crítico dolido? ¿algún desalmado solitario? ¿algún loco perturbado por las muñecas? ¿o simplemente Mariana está viajando por Africa –por el mapa del manuscrito- recolectando muñecas del vudú para su nueva serie? Mientras tanto ¿dejará de masturbarse Zimmer? ¿volverá a tomar? ¿llamará de nuevo a la periodista Alejandra Salgueiro para conseguir unas miserables migajas de amor?
* “El amor según” se presenta en La Paz el próximo viernes 20 de mayo en la Cinemateca Boliviana, a las 19.30 horas.
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