sábado, junio 30, 2018

BEAT : NOVELA DE ALEX SALINAS


Tarareando el beat

Alex ha absorbido no sólo esas experiencias, sino también el entorno, su ciudad, para trasladarlos a Beat (Traetormentas, 2018). Él no esconde a esa Sucre a la que su personaje principal, Alberto -que narra su historia en primera persona-, se muda con “Madre”, dejando atrás la vida rural en la que “Padre” como un imán, jalará al protagonista reiteradamente. Y digo que no esconde esa ciudad, ni la disfraza, pues los detalles son, para quienes hemos estado o vivido en ella, inconfundibles y entrañables símbolos. Sucre es una pequeña ciudad con pocos cines y muchas iglesias, con pocas avenidas y muchas peatonales, con pocas personas y mucho ímpetu.



Narrada en una prosa ágil y expresiva, no sin cierto elitismo lingüístico, Salinas cuenta la historia de un joven acorralado por las angustias adolescentes, que por destino nos han perturbado a todos. Mudanzas -que el personaje resiente como destierros-, separaciones familiares, nuevos encuentros, deseos frustrados, amistades eternas que culminan en meses, amores pasajeros que consumen la vida para ser enterrados prontamente, aspiraciones de grandeza mezcladas con cierta molicie, y más.



Alberto, un muchacho algo derrotista y solitario, ahuyenta sus inseguridades con la música. Mejor si es de los Beatles. Suplica a Madre comprar sus discos y se aflige porque las disqueras de su ciudad optan por no tocarlos, debido a asuntos del llamado decoro. Salinas, dedicado por largo tiempo a la academia en la anglosajonia, elige el castellano para los títulos de las canciones que su personaje escucha: “Socorro”, “Vacación de un día”, “Sargento pimienta”, lo que provoca en el lector el necesario ejercicio de la traducción al inglés y el consecuente tarareo (que ya me está perjudicando al escribir).



En la novela, Alberto y algunos amigos de colegio crean una banda musical -en busca del éxito de un grupo ya famoso en la ciudad, Los Outlaws-, que durará poco. Sin embargo, la descomunal afición musical del protagonista le abre caminos para terminar asistiendo a los ensayos de sus primeros héroes, hacerse de una guitarra y, finalmente, para formar parte del grupo. En ese cosmos musical, el texto muestra una hilera de sensaciones: los triunfos y desgastes de Alberto con sus conciertos y grabaciones, los vacíos provocados por una familia disfuncional, los reconocimientos a sus creaciones, las desdichas por la pérdida de amigos, la zozobra de la política.



Entre los vaivenes del chango, que se debate entre el estudio del Derecho (que Madre siempre quiso para él) y la música, el autor incorpora otro personaje: Vicente Covarrubias, una suerte de espectro en la trama. Uno sospecha que es el alter ego de Alberto, quien lo evoca en sus rabias y en sus fascinaciones, aun en los momentos íntimos en los que su futuro requiere de definiciones precisas, como abandonar el hogar y dejar su patria. Covarrubias es fatuo e impostado, pero con dotes intelectuales que le dan atractivo. Y Alberto, que trata de encontrar asiento en este permanente juego de las sillas, quiere ser como él. Covarrubias, un activista de izquierda , sin saberlo, acapara el amor en un principio destinado al protagonista del libro, gozando además de a independencia que el novelista no le permite a Alberto.



Salinas acierta en situar la narración en un contexto político relevante en la historia boliviana. Sin convertirla en una novela histórica (la referencia a hechos políticos es a ratos colateral) la complementa y no rompe la cadencia del texto, la circunstancia del joven protagonista. Sin pretensiones de erudición y prescindiendo del lector extranjero o de quien no conoce la historia boliviana, Alex se sumerge, sin mucha explicación, en la convulsionada Bolivia de fines de los años 60 y principios de los 70. Nos cuenta de los “próceres de la montaña” que se batían en la Guerrilla comandada por el Che; de la “traición de Mario Monje”; del llamado del general Ovando a la población a “levantarse y rechazar la influencia del Castro-comunismo”. Relata la posterior “exterminación de la amenaza roja” en La Higuera y los discursos triunfalistas (más) de Barrientos y (un poco menos) de Ovando. Y nos dice cómo, pasados esos eventos, Alberto con Los Outlaws pueden volver con su beat a la escena, luego de recesos derivados de la soliviantada política boliviana. Es que en las épocas convulsas se pierde de todo, hasta la opción de hacer Rock. De ahí que para alguien el ideal es no vivir épocas interesantes de la Historia.



Luego del abandono de algunos de sus camaradas, Alberto reconforma su banda y la rebautiza como “Vía libre”, en una alegoría a los nuevos tiempos en los que juraba Siles Salinas como presidente y se inauguraba la Televisión Nacional en 1969.



La novela también se destaca por su carácter metafórico, como el de un viaje a Camiri que hacen Alberto y su banda. Salinas nos hace caminar desde suelos terrosos y fríos hasta tierras húmedas en las que el calor infernal, mezclado con los insectos, agobiará al más impasible lector.



Ya al final, volveremos a enfrentar la conmoción política y otro golpe militar que obliga al protagonista a alejarse de los escenarios y pararse en un quicio imaginario, que en la novela se grafica en la frontera con la Argentina, y que Alberto deberá cruzar buscando mejor suerte en la música. Es en esa frontera (otra metáfora) en la que se reencuentra con su alter ego que, tal vez nunca lo supo, sea él mismo, convergiendo en uno solo.



No sé bien cómo definir este relato: una novela juvenil o una de aventuras. No sé si escribir que es música en prosa, pero si pienso en una letra de los Beatles y la traduzco y la tarareo, quizás no quede tan cursi decirlo así.



Alex salinas en breve



Alex Salinas (Chuquisaca, 1975). Estudió en el colegio Sagrado Corazón de Sucre. Doctor en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Universidad de Nueva York en Stony Brook, ha sido Profesor en el Departamento de Lenguas Modernas del Erskine College en Carolina del Sur. Ha publicado los libros de poesía Oscilacion por el Azero (Quito, 2004) y Postales de Letrazelandia (Nueva York, 2011); el libro de cuentos Justo lugar (Quito, 2006); la novela Antes de las furias (Quito, 2010); y el libro de ensayos Otoño en la isla (Popayán, 2014). Beat, su segunda novela, se publicará en los próximos días.














































































































































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