Diccionario Cultural Boliviano: AUGUSTO CESPEDES PATZI
Metal del Diablo ha sido comentada por Juan Siles Guevara con los siguientes conceptos: “Inspirado en la vida de Simón I. Patiño, rey del estaño, el personaje central resulta un antihéroe trasladando el peso del protagonista a un héroe colectivo: a la masa minera boliviana, que hace la riqueza del magnate, con sus dolores, sudores, sacrificios y muertes. Los paisajes de la puna y de los valles son diestramente perfilados, así como las pequeñas ciudades bolivianas y a las lejanas urbes donde vivió el potentado mestizo. Un estilo rico en contrastes, caústico, a veces de un humor negro, despliega un feérico escenario para que esta novela cuyo naturalismo está en los bordes del realismo mágico”. Su segunda novela Trópico enamorado, impreso en 1968 en La Paz, tiene el siguiente argumento, según resumen de Carlos Castañón Barrientos: “relata varios amores y amoríos de un militar boliviano, ex combatiende de la campaña del Chaco, perseguido y desterrado por sus actividades subversivas de revolucionario nacionalista y dedicado al contrabando, al que se entrega como forzado medio de subsistencia. Los sucesos narrados ocurren o son rememorados por el protagonista, sucesivamente, en La Paz, Cochabamba, un lugar de la selva beniana, Santa Cruz de la Sierra, Brasil e Italia”. El crítico Félix Luna del diario ‘Clarín’ de Buenos Aires –citado por Céspedes-, escribió sobre Trópico enamorado: “Céspedes construye con una rara maestría, con una sobriedad estilística que le permite desdeñar la retórica tropical que hoy vuelve a estar de moda, para ceñirse a una prosa descarnada, a un sombrío humor /…/ Un libro que hay que leer si se quiere comprender a un país de América Latina que resume, en su permanente drama, todos los dramas del hemisferio”.
Su tercera novela, Las dos queridas del tirano (1984), tiene por tema la vida y obra del Presidente boliviano Mariano Melgarejo. Una primera valoración a esta obra nos la da Tomás Guillermo Elio, quien anotó: “Las dos queridas del tirano, es en mi concepto, un título que desmerece la elevada jerarquía del último libro del escritor nacional Augusto Céspedes. De la lectura que hice de él desprendo que lo que quiso destacar el autor son las dos obsesiones del tirano: su vesania destructora y, lo que aparece más tarde en su existencia, la idolatría que llegó a sentir por su amante. Considero sin embargo que ambas manifestaciones de su ego, no se oponen como Eros y Thanaco, se complementan, son parte de un mismo género de expresiones de su psiquis: la libido del tirano. Cuando asesinaba, cuando robaba, cuando engañaba, lo que remordía su conciencia, encontraba consuelo en el regazo de la mujer que amó. La innata debilidad mental del tirano, que le inducía al mal, se confortaba en la posesión de una mujer físicamente superior a él”. Por su lado el también estudioso de la literatura nacional René López Murillo, comentó: “El título ‘Las dos queridas del tirano’ puede llevar a engaño, pues no constituye la parte sustancial ni lo más importante del contenido de la obra. Es una escala de valores, la archiconocida Juanacha estaba después de la rubia que no engaña y de la tonta de la diosa de la guerra. / El desenlace es el justo castigo.
En él último episodio de su gobierno estuvo el pueblo citadino y el campestre. No hay novela de mayor suspenso. La realidad es superior a lo que puede imaginar el hombre. Después, la fama, el mito y la leyenda”. Augusto Céspedes, entrevistado por el ya citado Alfonso Gumucio, habló sobre el proceso creativo de su literatura, afirmando: “no tengo escritorio ni biblioteca y lo que leo lo archivo en mi cabeza. En cuanto a la ‘constante’ de mi literatura veo que esa constante soy yo mismo, identificable tanto en la novela como en la historia que he escrito sinceramente, ‘sin literatura’: la historia como blancoide antiimperialista y la novela como un boliviano de estilo personal, viviente, con la sensibilidad de su época. Eso me da cierta originalidad, sin creer, por eso, que haya llegado a ser un gran exponente de las letras bolivianas. Pero a falta de otros… Mi aporte a la cultura consistiría en haber tratado de fumigar la cueva anticultura de los mitos, prejuicios, embelecos y normas acumulados por la mentalidad republicana, sin haberlo logrado, por supuesto”.
LIBROS Novela: Metal del diablo (1946); Trópico enamorado (1968); Las dos queridas del tirano (1984).
Cuento: Sangre de mestizos (1936). Ensayo histórico: El dictador suicida (1956); El Presidente colgado (1966);Salamanca o el metafísico del fracaso (1973); Crónicas heroicas de una guerra estúpida (1975). Ref.- Finot, Historia Literatura, 1964, 370-371; Prudencio, Apariencias, 1967, 95-100; Castañón, Escritos, 1970, 235; Siles, Cien obras, 1975, 135-138; Arancibia, Figuras, 65-70; R. López Murillo, “Las dos queridas…”, PL, 11.03.1984, 3; T.G. Elio, “Las dos queridas…”, PL, 29.04.1984, 1; M. Baptista, Evocación de A.C., 2000, 225-28; Gumucio, Provocaciones, 1977, 67-81; R. Vargas, "Notas...", Hipótesis, 22, 1985, 203-10; L.H. Antezana, Diccionario Histórico: I, 495; B. Wiethüchter, Historia Crítica: I, 143; A. Soriano B., “Entre las letras y la política”, Rev. Cultural FCBCB, 25, 2003, 35-43
COPYRIGHT: Elías Blanco Mamani
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