La Novela como “Espejo de la vida y de la sociedad”, requiere en la actualidad de un sin número de variables técnicas y estilísticas que hagan de su elaboración una buena obra narrativa En “Pasaje a la Nostalgia”, de Andrés Canedo conocemos la vital historia de un multifacético e inquieto personaje en busca de su verdad personal que construye de riesgo en riesgo, de amor en amor, su propio y singular cosmos vivencial. Allí el protagonista transita por un tiempo histórico en el cual los jóvenes intentan edificar un mundo nuevo generando de los efluvios de la sangre y los jirones de sus propias vidas, que se van quedando en cada rincón donde se cobija el erotismo, las ideas y la pasión de ser. Un excitante ámbito sobre la interpelación, la búsqueda de lo verdadero y de la sinceridad descarnada.
Conforme la caótica realidad, la historia esta constituida con piezas que funcionan en el conjunto mediante la manipulación de las secuencias de los bloques narrativos que superan los límites de la cronología en un juego constante de dislocación y restitución espacio-temporal.
Como Vargas Llosa, nuestro autor percibe que el Novelista es “un disidente que crea mundos verbales porque acepta la vida y el mundo tal como son” y considera a la Novela “Un acto de rebelión contra la realidad” que opera sobre la fantasía de lo cotidiano.
La estupenda arquitectura y el armonioso ensamblaje de cada uno de los componentes temáticos y discursivos hacen de “Pasaje a la Nostalgia” una Novela Lograd: una perfilada elaboración lingüística, la disposición de un orden narrativo propio, con una estructuración del tiempo y del espacio, de la información y de los silenciosos ordenados a través de la emoción poética y de una minuciosa operación intelectual en torno a una Historia de amor como símbolo trascendental, intensa, enfática y asombrosa que nos conmueve y apasiona